1.10 Embajador Estanced

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La mansión Estanced era de gran tamaño, las raciones también eran buenas y los jardines tenían un decorado muy lujoso, digno de una familia noble, Dogo no tenía idea de que su familia tuviera ese estatus al que él no estaba acostumbrado, durmió en el suelo sin problemas y cuando despertó al alba, miró al hombre tendido a su lado.

Todo lo que debía hacer para que su mente volviera a la normalidad era acostarse con ese hombre, al menos tenía la ventaja de que su toque no le provocaba nauseas, eso ayudaba bastante, ahora solo tenía un problema.

¿Cómo lo convencería?

Era obvio que el príncipe no lo quería, lo llamo virus, no sabía lo que eso significaba, pero no sonaba como algo bueno, solo lo beso porque quería alejarlo de Halcón y después lo acusó de seducir hombres, para comenzar estaba en desventaja.

Alguien tocó a la puerta y Dogo corrió a abrir, se trataba de una sirvienta y traía la comida, Dogo sonrió – dámela, puedes irte.

– Pero, joven maestro.

Ignoró a la mujer y colocó la bandeja sobre la mesa, revisó el menú y dejó la habitación para ir a su jardín personal, tomó algunas hierbas, las lavó, las cortó y las esparció por la comida, en esas cantidades el alimento aumentaría la fuerza y resistencia de una persona común, sí el príncipe Igno era capaz de darse cuenta él lo usaría como moneda de cambio, le daría toda la comida que necesitara a cambio de que lo dejara dormir con él.

Se mordió el labio mientras repasaba su plan y corrió a despertarlo – príncipe – lo llamó una vez, él no despertó – príncipe Igno – de nuevo, no hubo respuesta – ¡alteza! – se sonrojó después de llamarlo así pero no dio resultado, él no despertó, algo nervioso acercó su mano e intentó tocarlo, todavía no llegaba al punto del contacto, las yemas de sus dedos ya se sentían calientes.

Justo entonces Liam despertó, tomó la mano de Dogo por la muñeca, lo jaló y lo empujó sobre la cama colocándose encima con la mano sobre su cuello, al abrir totalmente los ojos reconoció al joven de cabello rubio bajo su cuerpo desnudo y resopló – ¿eres suicida?, no vuelvas a acercarte de esa forma.

Sus palabras implicaban que, de no haberlo reconocido, lo habría matado, Dogo tragó saliva, permaneció sobre la cama y al levantar la vista vio a Liam de espaldas, el príncipe seguía desnudo, él giró el rostro para darle algo de privacidad, pero se encontró deseando mirar un poco.

Su corazón latía tan fuerte que estaba seguro de que él lo escucharía.

– Debiste decir que ya habían traído el desayuno.

¡Mierda!, la comida. Se levantó de prisa y saltó hasta llegar a la mesa – sobre eso, quería hablarte de algo, puedo ayudarte a volverte más fuerte o también puedo – antes de que pudiera completar Liam ya había tomado un plato y vertido una pieza de masa adornada, al instante en que lo mordió, lo escupió sobre el suelo.

– ¿Qué es esto?

– No lo tires, es valioso, de eso quería hablarte.

Los ojos de Liam se abrieron, el sabor era mil veces más amargo que la comida que probó en el campamento del ejército del dragón negro, pero básicamente era lo mismo – esto, es la porquería con la que alimentabas a tus hombres.

Dogo sintió una punzada en el pecho – no es porquería, es nutritivo.

Liam sintió que estaba escuchando a su sistema – la comida no solo debe ser nutritiva, el sabor también es importante, la presentación, no solo lo comes, lo saboreas, lo disfrutas.

Para alguien que perdió el sentido del gusto y sufrió desnutrición por muchos años, esas palabras carecían de sentido.

Por su expresión, su confusión era obvia, Liam lo sujetó de la muñeca y lo sacó de la habitación, accedió al mapa de la mansión y encontró la cocina sin problemas, no tuvo que hacer preguntas, ignoró a todas las personas con las que se encontraron y entró directamente a un cuarto de piedra con un gran horno – todo el mundo, fuera.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt