7.23 Confesión (1)

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Liam abrió un gran agujero y entre Meses y los demás retiraron las pesadas piedras hasta que una persona podía pasar sin problemas, Liam buscó a Dogo y lo cargó para sacarlo, afuera era de día.

El resto de los que quedaron atrapados comprendieron que la cueva se desplomaría sobre sus cabezas y no dudaron en usar el mismo método de escape, ya estaban sobre la hierba alta cuando la cámara colapsó lanzando una gran cantidad de polvo y el agujero por el que escaparon se cubrió de rocas.

El gran tigre comenzó su transformación para volver a ser un hombre.

Meses soltó un largo resoplido – vi la muerte muy de cerca – luego corrió hacia Liam que sostenía a Avis – hiciste un buen trabajo, yo lo llevaré.

– No hace falta.

Avis apretó los parpados y entreabrió los ojos, al ver los rayos del sol quiso cubrirse y seguir durmiendo, salvo el pequeño detalle de que estaba en los brazos de un hombre, sus ojos se abrieron ampliamente y lo miró – tú, ¿quién eres?

Liam volteó a verlo confundido.

– Avis – lo primero que hizo Helian al encontrarlo fue correr a verlo – estás a salvo.

El agarre de Liam palideció – ¿cómo lo llamaste?

Helian lo ignoró – Avis, mírame.

Avis Orlan abrió los ojos y miró a su prometido – ¿por qué volviste tan pronto? – miró a su alrededor sintiéndose algo cansado y saltó hacia el suelo. Helian estaba ahí, Meses y algunos de los hombres que lo seguían como si fueran hormigas, también había otras personas desconocidas como el hombre que lo estaba cargando o el hombre en la parte de atrás que estaba

Totalmente desnudo.

¡Algo muy extraño estaba pasando!, quiso preguntar, pero noto que el hombre atractivo que lo cargó, con el cabello blanco y la piel bronceada tenía una expresión extremadamente afligida cuándo le preguntó – ¿cuál es tu nombre?

– Avis Orlan – respondió sin darle importancia – ¿te conozco?

La misión principal de Liam, era lograr que Avis Orlan, primer consorte de Helian Lauren, volviera a ser parte de su harem.

Durante varios segundos, Avis lo miró con los labios entreabiertos y un rostro sin emociones preguntándose quién era esa persona o por qué lo miraba con una expresión tan lastimosa, pero antes de hacer la pregunta, Helian tiró de su brazo y le sujetó los hombros para transmitir su mensaje – yo, te prometo que no volveré a dejarte.

La expresión de Avis cambió ligeramente – ¿a qué te refieres con ¡volver!?

Mala selección de palabras. Avis le atrapó las mejillas y tiró de ellas pellizcándolas con fuerza – bastardo miserable, ¿qué fue lo que hiciste?

– Avis, te lo explicaré más tarde – alcanzó a decir con las mejillas apretadas.

– Si descubro que te atreviste a engañarme voy a untarle miel a tu trasero y dejaré que se lo coman los insectos, ¿te quedó claro?

Helian le apartó las manos – no te engañé, tienes mi palabra, jamás lo haría.

– Y entonces por qué, por qué – se detuvo, no estaban en la tribu de mariposas y no recordaba haber viajado, algunas de las personas a su alrededor le eran desconocidos, estaba usando ropa masculina en lugar de sus preciados vestidos, sus aretes que le permitían ver el futuro no estaban y había vendas cubriendo sus brazos. No estaba lo bastante atontado como para no darse cuenta – ¿qué está mal conmigo?

Olvidó los últimos seis meses.

En medio del bosque y todavía en el territorio de la tribu de tigres montaron un campamento, muchos de los hombres de Helian estaban heridos, así como también los guardias del príncipe Dor, necesitaban hacer una pausa y pensar en lo sucedido.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Where stories live. Discover now