7.8 Sé mi esclavo

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Liam tropezó en el suelo de espaldas.

La mirada de Avis estaba llena de rabia, si no fuera porque era un desperdicio, castraría al hombre en el suelo – no quiero volver a verte – habló fríamente y salió de esa habitación, luego regresó recordando que esa era su habitación – fuera de aquí, ahora – lo empujó para asegurarse de que no volviera a desobedecerlo.

Golpear la almohada no aliviaba su enfado, ahora sabía porque no encontraba novio, era porque todos los hombres eran infieles o abusivos. Cualquiera diría que un hombre como él hermoso y delicado con una figura estética y piel humectada sería el sueño húmedo de cualquier hombre.

Pues no

Los hombres no se conformaban, si tenían una casa con tres habitaciones a fuerza querían llenarlas todas, esa basura que contrató como guardaespaldas de seguro era feo y por eso usaba esa máscara, como no tenía suerte con las mujeres se aprovechaba de ellas.

Sus ojos se volvieron vidriosos.

Helian y él tuvieron una relación platónica y no se había acercado a otro hombre, esa fue la primera vez que lo besaron y fue un beso robado por un hombre feo.

¡Quería llorar!

– Mi señora, el señor Liam sigue preguntando por usted.

La rabia trepó por su rostro – dile que no quiero verlo.

– Lo intentamos – respondió Joan con una expresión lastimosa.

Avis sabía que Liam era muy fuerte, no solo fuerte, era muy admirable, no quería hacer pasar a sus sirvientes un momento difícil, se mordió los labios – dile que le daré una oportunidad, si entra de rodillas, se arrastra hasta aquí y besa mis pies – habló con una gran sonrisa – lo dejaré ser mi esclavo.

Sabía que iba a ser rechazado, ningún hombre en su sano juicio se rebajaría a sufrir tal humillación.

– Mi señora, el señor Liam dice que acepta.

Avis se sobresaltó – ¿qué?

– ¿Qué le digo?

¿Qué iba a decir?, todavía no se pintaba las uñas, sus pies se veían muy feos – dile que espere unos minutos – debía estar loco por estar frotando sus pies desesperadamente, de verdad, un hombre feo, pervertido y abusivo, ¿en qué estaba pensando?

Tragó saliva y esperó – dile que pase.

Liam entró a la habitación, caminó dando pasos cortos con la cabeza baja y al llegar frente a él se puso de rodillas, Avis lo encontró más molesto.

– No dije que podías levantar la cabeza – le gritó, miró a su alrededor y se mordió los labios, no quería admitir que todavía recordaba la sensación de los labios cálidos y suaves que rozaban su piel – tienes que darme tu palabra de que no volverás a tomar ventajas que no te corresponden.

– No volveré a hacerlo, esperaré a que me lo pidas.

– ¿Qué dijiste? – había una arruga en su frente – pedazo de basura, ¿crees que voy a rogarte?, mírame con atención, tendrías que darles gracias a todos los dioses sí yo te dejara tocarme, puedo ponerte de rodillas cuando yo quiera y puedo jurártelo, intenta aprovecharte de mí y te arrancaré a mordidas lo poco que tengas de hombría.

– Lo acepto.

Solo con escucharlo hablar, Avis se sentía más molesto.

– Mi señora, la señorita Joan me hizo una promesa.

Avis sintió que el peso de una gran roca caía sobre sus hombros – ¿de qué mierda estás hablando?

– Me dijo que podría lamer sus pies.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Where stories live. Discover now