5.41 Solo te necesito a ti (2)

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Liam dormía cuando sintió que algo aplastaba su estómago.

– Despierta, despierta, despierta.

– Son las cuatro de la mañana – miró a Saki usando solo una camisa sentado sobres su abdomen y deslizó las manos sobre sus muslos hacia su cintura, lo hicieron la noche anterior así que esa parte debía estar suave.

Saki le golpeó el pecho – la señora Vela dijo que la clase de lenguaje de señas comenzaba temprano, no podemos llegar tarde – le dijo y saltó de la cama – te espero abajo.

Liam parpadeó un par de veces, entonces, ¿no lo iban a hacer?

– Gruñón levántate – le gritó desde abajo.

– ¡Ahora soy un gruñón!, Saki, esa clase es en cuatro horas, vuelve a dormir.

– Gruñón.

Llevarlo a un hogar temporal hizo que pasara de ¡Amor!, a ¡Gruñón! – grandioso – se levantó apesadumbrado.

Dos años después Liam despertó y bajó al baño, al acercarse a la puerta escuchó un grito o gemido extraño con voz muy aguda, se talló los ojos y miró hacia su costado para encontrarse con una niña que se cubría los ojos.

– Elliot, vístete – le gritó Saki y le cubrió el pecho.

– ¿Por qué está ella aquí?

– Lila necesita un lugar para quedarse.

La mirada de Liam fulminó a la chica, ya la había visto antes muy cerca de Saki, especialmente desde que su visión se recuperó, sin dudarlo tomó el brazo de Saki y lo llevó afuera, no sin antes ponerse una camisa que le quedaba pequeña – esa chica no está aquí por comida, ella y su hermano quieren convertirse en magos, ¿sabes lo que eso significa?

Saki ladeó el rostro sin entender.

– Significa que quieren un núcleo.

– ¡Ah!, ¿es así?, pero, nosotros no tenemos a quién pasarle un núcleo y nada malo va a pasarnos – sujetó su propia camisa en el cuerpo de Elliot – entonces – bajó la mirada – sí podemos hacerlo por ellos.

Liam suspiró.

– Prometo que pasaré menos tiempo en el hogar para niños.

Ya se estaba arrepintiendo, pensó que estar cerca de niños sería bueno para Saki, jamás pensó que él tomaría como misión personal curarlos a todos

En un abrir y cerrar de ojos pasaron diez años, la secta Roca Negra fue destruida y las calles se llenaron de magos desterrados que formaron grupos de mercenarios.

La casa estaba protegida, pero eran tiempos difíciles en los que no era seguro salir de casa, Saki se recostó en las piernas de Elliot mientras él revisaba las cuentas, menos visitantes significaba menos clientes.

Después de varios minutos Saki finalmente preguntó – ¿ya somos pobres?

Liam le alborotó el cabello – tenemos suficiente dinero para vivir en esta casa otros cien años, ¿por qué?, ¿quieres que seamos pobres?

Se encogió de hombros – no es eso, pensé que si no tenías dinero yo tendría que mantenerte – se levantó y se sentó en sus piernas – entonces, tú cocinarías y ordenarías la casa.

– Te ayudo a cocinar y soy el que ordena la casa – le pellizcó el trasero.

– No he terminado, y eso dolió. Es que, si soy el que te mantiene, pensé que podría estar arriba.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Where stories live. Discover now