4.21 Discusión

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– ¡Qué mierda!, ¿dónde estabas hace seis meses?

Detrás del rey Galian se encontraban Minus y un hombre alto de edad madura que apretó los dientes al escuchar la forma en la que Damon le hablaba a su rey, pero para Damon, ese fue un comentario inocente, por años le fue muy difícil conseguir hombres que fueran de su tipo y sus gustos tan exigentes no hacían que la búsqueda fuera más sencilla y ahora se encontraba en una habitación con doce hombres que encajaban perfectamente en sus gustos.

Seis meses atrás, habría puesto un cerrojo a la puerta y se quedaría en ese sitio por días.

Suspiró y notó la expresión confundida del rey.

– Lo digo por tu habilidad para encontrarlos, por lo general no tengo tanta suerte.

Escuchando esas palabras Sacer se relajó – nuestro sistema de esclavitud es muy avanzado, cada producto recibe suficiente comida y atención médica, los registros también son muy exactos, solo tiene que decir cuáles son sus especificaciones y el resto, será cuestión de tiempo.

– Es una pena – pensó Damon mientras esbozaba una sonrisa – comenzabas a agradarme – no importaba de qué color se pintará la esclavitud o con cuántas flores la adornaran, seguiría oliendo a mierda.

– ¿No son de su agrado?

Era algo diferente, en el pasado sentía un hormigueo en su cuerpo cada vez que veía a un hombre semi desnudo y lo tacharon de acosador tantas veces que dejó de importarle, pero en ese momento, mirando esa habitación, sintió que estaba más preocupado por lo que el príncipe Edgar hacía con su prometida.

– Príncipe Amenfor, su majestad le ha hecho una pregunta.

– Me agradan, pero será en otra ocasión – dijo Damon y levantó una mano y colocándola sobre el hombro del rey provocándole un infarto al mayordomo.

Sacer mantuvo la sonrisa de un joven amable – entiendo, no puede evitarse si no son de su gusto, espero no haberlo ofendido.

La sonrisa comenzó a borrarse del rostro de Damon y su mano apretó ligeramente el hombro del rey – así es, no puede evitarse.

– En ese caso, regresaré al salón, tengo invitados que atender, siéntase libre de descansar.

En un completo silencio el rey abandonó la habitación y dejó a un Damon que miraba hacia el suelo con una expresión que se debatía entre la ansiedad y la rabia.

Minus no se dio cuenta del cambio de temperamento de su joven amo y sonrió de forma burlona – ¡y nosotros somos los salvajes!

La mano de Damon golpeó la pared de piedra con su puño limpio y sus dientes se apretaron.

– Joven amo.

– ¿Dónde?, ¿dónde está ese idiota? – dijo antes de salir y azotar la puerta con fuerza.

Los doce hombres cuyo destino era incierto levantaron la cabeza muy lentamente, un momento atrás más de uno pensó en dar un paso al frente con la esperanza de hacer que el príncipe pervertido cambiara de opinión, pero su grito los tomó por sorpresa, un momento después, agradecieron no haber intervenido.

Justo a un lado de la puerta, en la gruesa pared de piedra fue dejada la impresión de un puño.

– Pedí que trajeran tarta de durazno, pato asado y la ensalada de que tanto te gusta, el rey dijo que era posible que no asistieras, pero, tenía la esperanza

La mirada de Dalaila era ensoñadora, pese a que su edad superaba los veinte, cualquiera le calcularía quince o dieciséis, su rostro era muy redondo y sus rasgos muy delicados, muy similar a su primo Saga Galian.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Where stories live. Discover now