5.2 Naturaleza expuesta (1)

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Todos sabían que no debían insultar a Mina y tampoco mirarla demasiado, los dos niños bajaron la cabeza hasta el suelo – lo sentimos mucho.

Bastián Alistar sonrió al ver la actitud sumisa que los chicos tomaban en su presencia y caminó junto a Mina, de forma extraña se detuvo al llegar donde se encontraba Saki y lo miró con desprecio – mi tía está ciega, no puedo creer que recomendara a esa basura para convertirse en un discípulo.

Miradas cargadas de envida y celos apuñalaron la nuca de Saki, él miró en dirección a Bastián maldiciéndolo mentalmente.

Esa misma noche Saki encontró su cama empapada, encima del agua vertieron tierra, tragó saliva, dormir ahí era imposible, buscó su almohada y fue a la lavandería a pedir una sábana extra, preparado para dormir en el suelo, cuando regresó a las habitaciones, encontró el edificio cerrado, suspiró y caminó hacia una cabaña en las afueras con un jardín rebosante de rosas violetas.

Mina abrió la puerta y lo vio sosteniendo su ropa de cama – no vayas a hacer ruido.

Los ojos de Saki se iluminaron y entró con una gran sonrisa.

Conoció a Mina un año atrás, él tomaba clases con Galata y ella visitaba a Bastián Alister, que se encontraran fue una casualidad, también lo fue que Saki recogiera una prenda intima dejada por la chica en la habitación de Bastián y sin pena alguna fue a devolvérsela.

Mina lo miró por largos segundos pensando que iba a ser extorsionada, en lugar de eso resultó que Saki ni siquiera sabía el tipo de prenda que había recogido o las implicaciones, él sonrió, dio la vuelta y se marchó.

A partir de ese día se volvieron amigos, Saki terminó de acomodar su cama en el interior de un armario y antes de cerrar la puerta se despidió – Buenas noches señorita Arkan.

– Ya duérmete.

Alguien tocó a la puerta.

El rostro de Mina se volvió pálido, cerró bien la puerta del armario, acomodó su bata abriéndola al frente y abrió la puerta, una figura apareció empujando para entrar y acto seguido abrazó el delgado cuerpo de Mina.

Saki se cubrió la boca y evitó hacer el menor ruido, por las rendijas de la puerta pudo ver la escena y el hombre de cabello negro y largo no era otro más que Kato Prenci, el joven debía tener veinte años, su hermano era uno de los maestros de trueno más fuertes del clan mientras que él solo era un maestro de fuego, lo vio abrazar a Mina y tocar su cabello, recordó que esa mañana vio a Mina con Bastián Alister, supuso que eran pareja pero debió equivocarse.

– Te extrañé tanto, solo por ti volví antes – dijo Kato y la besó.

Sí, definitivamente Saki se equivocó, la pareja de Mina era ese joven, dos años mayor que Bastián y con una mejor actitud.

– Kato, ahora es muy peligroso, sí alguien nos viera – la Mina que vio Saki desde el momento en el que entró en la habitación no estaba ahí, su lugar fue tomado por una niña inocente cuyos movimientos denotaban timidez.

– Eso no pasará, te conseguí esta habitación especialmente para ti, nadie pasa por estos pasillos y no hay habitaciones ocupadas alrededor, podemos ser tan ruidosos como quieras.

– No – más que un grito de ayuda o una queja, fue un chillido que salió de los labios de Mina – detente – su voz se volvió más resulta – sí esto es todo lo que quieres entonces márchate, te devolveré la habitación.

La expresión de Kato cambió – no, no es solo esto, yo, lo lamento, te extrañe mucho estos tres meses.

– Sí ya esperaste tres meses, puedes esperar un día más.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Where stories live. Discover now