capítulo II

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Gruñia y golpeaba los barrotes del enojo, era lo único que podía hacer con lo impotente que se sentía al estar en la jaula y ver a esos seres miserables que se atrevían a lastimar a su familia. Disparandele con esa pistola taser para matar su aburrimiento bulrlandose de nuestras reacciones. Ahora eran los sedantes los que los golpeaban para llevárselos alas siguientes pruebas que los técnicos tenían preparados para ellos.

Le picaba la palma de las manos de las ganas que tenía de tener a esos humanos al alcance y estfujafle los huesos lentamente y hacerlos sufrir de la peor forma que deseasen morir y también le cosquilleaban las encías de mantener tan apretado la mandíbula y por las ganas de que algún tonto humano que se sintiese lo muy valiente para acercarse sin respetar la línea que los mantenía fuera de peligro, un caso que ya había pasado y el no había desperdiciado la oportunidad, a la primera señal se abalanzó hacia adelante y de una sola mordida rasgó la mayor parte de esa asquerosa garganta. Había sido un momento muy gratificante el ver al técnico ahogarse con su propia sangre y mirarlo con ojos inundados de terror y no pudo hacer nada más que sonreírle con suficiencia, una sonrisa que a más de uno hizo que se measen en los pantalones.

A pesar del castigo que conllevó su acto no se arrepintió en ningún momento, si tuviese la oportunidad otra vez, lo haría sin pensarlo dos veces, ese técnico había abusado de muchas de sus hembras y lo había hecho de la peor forma. Lo que más odiaba era ver el sufrimiento en los ojos de hembras fuertes y haría todo lo que estuviese en si para calmar un poco su dolor y la única forma de hacerlo era matando a los miserables que eran culpables.

Otra ves ya estaba otra ves en la jaula en la que había crecido. Esta solo tenía una colcha muy dura y delgada a la que ya se habia acostumbrado y un cater en una de las esquinas. Levanto la mirada y miro a su alrededor mara ver que la mayoría ya estaban recostados e incluso dormidos y también sabía que cada uno de ellos se mantenía en alerta . Los que estaban despiertos estaban sentados mirando en dirección por donde siempre entraban los humanos y alguno que otro técnico.
Los miro otra vez a los que les tocaba vigilar por la noche y se recostó en aquella colcha y serro los ojos pero sin dormir del todo, no podría darse ese lujo.

Cuando escucharon una específica respiración pausada la mayoría con excepción de los que estaban ya dormidos giraron su mirada hacia el gran macho que hace poco se habían recostado y lo miraron con agradecimiento y un pequeño atisbo de sonrisa apareció en cada una de las caras al recordar las tantas rachas de las que ese macho los había salvado y de cuantos humanos y técnicos había matado ( aunque todos habían matado a algunos) para evitar que dañasen más a sus hermanos, su familia como muchas veces ya había sido pronunciado de la boca del macho. Todos tenían cicatrices pero aquel macho tenía incluso más, incluso ahora podían ver los golpes y cortes que sangraban de su espalda por rehusarse a la anterior prueba de cría a la que se había rehusado a realizar al ver que la hembra estaba golpeada y aprovechando la oportunidad para asesinar al causante, inportandele poco el castigo que conlleva ese acto.

Muchos pares de ojos inundados de respeto mantuvieron su mirada en un punto fijo.

Pasos aproximándose despertaron de manera exaltada a las especies que se encontraban descansando y los que ya estaban despierto se levantaron abruptamente agarrándose  a los barrotes y gruñendo en dirección a la entrada esperando ver a un técnico o a los humanos a los que habían visto demasiadas veces pero para su sorpresa no aparecieron las ya conocidas caras, estas estaban cubiertas del todo y unos cascos en la cabeza.

Tod los machos y hembras se levantaron a los barrotes y gruñeron a los nuevos invasores.

Los soldados se detuvieron abruptamente ante la amenaza de ataque y abrieron paso a l entradas de otos soldados que a diferencia de los otros si se quitaron los cascos y daban cada paso con cautela.

-Somos la infantería estadounidense- decreto una de las figuras situadas L frente y luego sonrió tiernamente- estamos aquí para liberaros.

Algunos gruñidos y rugido se detuvieron pero otros continuaron pero con miradas confundidas y cautelosas.

Eran humanos, de eso estaban seguros pero no desprendían el mismo olor que los técnicos, eran olores desconocidos y gratificantes que picaban sus narices.

Con cautela se aproximaron y abrieron jaula tras jaula mientras los demás rodearon la sala y los apuntaban con un arma de dardos tranquilizantes. Aunque las jaulas ya estaban abiertas nadie salió corriendo ni nada, aquello entristeció a más de uno, el hecho de que los humanos hayan hecho tal acto y los abusos que estos habían sufrido llegando al punto de que temiesen la idea de ser libres. Los soldados dieron pasos hacia atrás y las especies poco a poco se aproximaron a la salida de las jaulas. Cada hombre estaba tenso con el arma en mano esperando algún ataque.

Las especies salieron y se colocaron al frente los machos escondiendo a las hembras tras sus espaldas y soltaban pequeños gruñidos.

Aquel comportamiento era extraño, agradecian que ninguno de ellos los atacases pero al mismo tiempo los extrañaba que ni se movieran, se hablan colocado de manera protectora alrededor de una jaula. Habia alguien ahí dentro a quien protegían. Los machos estaban en máxima alerta pero abrieron paso a otro más grande que salía con la ayuda de otros dos grandes especies.

Estaba muy heridos, fue los que detectaron rápidamente, se podía detectar lo débil que se encontraría por el hecho de que no podía mantenerse en pie por si solo y la cantidad de sangre en su cuerpo tampoco era una buena señal pero eso no le quitaba lo amenazante que representada aquella gran figura, era incluso un poco más alto que muchos y más corpulentos que otros aunque la mayoría eran muy fuerte. Incluso así de herido gruñón a los humanos en la sala, un gruñido que heló la sangre de muchos y estremeció la de las especies.

La postura protectora y el respeto en los ojos de tanto hembras como machos especies demostraron que este macho herido era su líder. Habia muy poca diferencia en altura de especie con otro pero este desprendía un aura que gritaba cautela y respeto.

-basta- pronunció este macho con voz aterciopelada que eriso a las especies y causó que los humanos pagasen un pequeño salto- 746- dijo al percatarse que ese macho estaba por saltar encima del primer humano a su paso y matarlo y este al instante se detuvo. No desfiaria al macho que tantas veces lo había protegido. Dio un paso hacia atrás colocándose muy cerca de este y sin quitar su mirada de los humanos.

-no estamos aquí para last........-  empezó el mismo humano que hablo primero antes.

- si solo uno de ustedes se atreve a lastimas a uno de ellos, los atraparé y romper cada hueso de su cuerpo y los haré sufrir tanto que rogaran por morir.

Aquello no había sido una simple amenaza, era una promesa. Los humanos al entender el mensaje empezaron a caminar hacia la salida seguidas por las especies.

Tantos olores invadieron el sentido de cada especie, los aromas, el rayo de sol, el viento, todo. Era un mundo nuevo para ellos.

Un gran sonido se escuchó al fondo y todos voltearon a esta dirección y no pudieron evitar sonreír al verla mirada del macho. No estaba enfadado, estaba feliz por ver a su pueblo libre. Feliz al ver que sus hermanos ya no serían sometidos por nadie más. Levanto la mirada observando el cielo y al bajarla una paz desconocida lo invadió al ver la cara de felicidad en cada uno de sus hermanos.

Beast(Nuevas especies #1)Where stories live. Discover now