capitulo XII

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Se sentía tan cálido y confortable, se sentía protegido dentro de esos grandes y fuertes brazos. Solo con él podía ser el causante de esa calidez que sentía por todo su cuerpo, tenía los brazos alrededor de Beast y no tenía la intención de soltarlo, no volvería a dejarle si quiera pensar en alejarse. Aun no entendía completamente que era lo que sentía, por qué sentía tanto dolor cuando supo que se había ido o cuando sintió toda esa calidez cuando lo vio hace un momento, solo quería abrazarlo, tener su aroma tan cerca como lo tenía en este momento, ya sola idea de que se marchase le dolía.

Seguía tan metido en sus propios pensamientos que no se dio cuenta de las miradas y gestos de las demás especies que estaban detrás suyo, todos sorprendidos y con una sonrisa por verlos así de juntos y por una parte temerosos de la actitud salvaje de Beast, aunque dudaban de que atacase con el pequeño macho en sus brazos, pero lo de gruñir no se lo guardaba.

No dijo nada cuando sintió que se movía, se había perdido en sus pensamientos y en lo que sentía en ese momento, la grande mano en su espalda dándole pequeñas caricias y la otra sosteniéndolo por debajo de sus piernas. Con más fuerza lo abrazo y también con sus piernas lo acerco incluso más, hundió la cabeza y sonrió al estar de este aroma embriagador. Tenía los pelos de punta y su cuerpo temblaba por el anterior llanto, todo su cuerpo se erizaba.

Levanto la mirada cuando sintió como sus pies tocaban algo suave, había estado tan distraído que no sintió cuando entraron a la casa, menos cuando entraron a la habitación y se sentó en la cama. Nunca se cansaría de esas suaves caricias, las manos que subían lenta y tortuosamente por su cintura trazando círculos imaginarios y un gemido suave salió de sus labios sorprendiéndolos a ambos. Se separó un poco y miro a la cara a Beast, vio esos fantásticos ojos llenos de emoción y todo el cuerpo tenso, pero aun lo tocaba gentilmente. Agapi empezó a respirar cada vez más pesado y su cuerpo sentía arder y otro gemido broto de sus labios, al mismo tiempo vio como los ojos de Beast lo miraba con un sentimiento desconocido y un gruñido broto haciendo que Agapi temblase de deseo aunque ni el mismo sabía lo que sentía, pero tenía unas enormes ganas de tocar todo su cuerpo, besarlo y sin pensar estiro sus brazos y con suavidad empezó a tocar con gentileza el rostro de Beast que permanecía quieto con el temor de perder la suave caricia.

-Pequeño, no creo poder aguantar más- contesto totalmente tenso y con una expresión como si estuviera sufriendo mucho.

-Beast- lo escucho soltar un suave gemido que lo lleno de placer. Era su compañero, su pequeño estaba entre sus brazos. El placer que lo inundaba era incomparable.

Cogió el pequeño y menudo cuerpo entre sus brazos y con suavidad dio la vuelta para con la misma delicadeza recostarlo en la cama, la vista era esplendorosa, deliciosa, pensó mientras pasaba su lengua por su labio superior. El verlo recostado, sonrojado y jadeando, no había nada igual, más hermosos, y un hambre salvaje broto de lo más profundo, las ganas de marcarlo, de demostrarles a todos los machos que Agapi es suyo y noto que pensarlo más, se acercó lento por el temor de asustarlo y cuando vio esos dos orbes como plata fundida llena de lujuria, deseo y desesperación todo su control se desvaneció. Debía probarlo, era lo único que estaba en su cabeza, mío, mío, repetía una y otra vez mentalmente al mismo tiempo que dejaba rastros de besos por su cuello y llegar a su boca, no había mejor sabor que el que estaba sintiendo en este momento mientras lo probaba y su pequeño no daba señales de temor y simplemente intentaba seguirle el ritmo y con un gemido dejo que entrases su lengua y la acompasase con la de su pequeño compañero. Siguió sin parar, apoyo uno de sus brazos a un lado de la cabeza de Agapi y con la otra siguió acariciando a su compañero, nunca se cansaría de sus tímidos toques, las pequeñas y suaves palmas que se movían indecisamente por su pecho, el placer en el punto más alto era lo que estaba sintiendo. Amaba a su pequeño. Sus gemidos eran la melodía más placentera que había escuchado y todo aumentaba mientras su excitación subía de nivel, su delgado cuerpo se arqueaba y tocaba al suyo en todas partes haciendo que su polla ya dura rosase con la de su compañero y otro gruñido broto de sus labios al mismo tiempo que Agapi gemía, le agrado escucharlo gemir sin restricciones en voz alta, eso solo aumento sus ganas de enterrarse en lo más profundo de su cuerpo, sentir su calidez.

Beast(Nuevas especies #1)Where stories live. Discover now