Beast(Nuevas especies #1)

capituloXI

Llevaba ya dos semanas en Homerald y podía asegurar que se sentía como un miserable. Pensó que, si se alejaba de Agapi, los sentimientos abrumantes que no lograba entender que surgieron terminarían por desaparecer o por lo menos disminuirían, pero que equivocado estaba, tenía ganas de tocar su tersa piel, besarlo, mirar otra vez su sonrisa, sus sonrojos. Frustrado consigo mismo soltó un bajo gruñido, su mal humor solo iba en aumento y por su propia estupidez.

Cuando Jaded lo llamó para pedirle en favor asistir a unos de los eventos de caridad para los animales abandonados y abusados lo tomo como una forma de escape y sin pensarlo más y saber que el pequeño regalo estaba totalmente curado se fue. Y ahora sabia lo equivocado que había estados, todo el día tenía su rostro en su mente, extrañaba su olor y solo la idea de otra especie o humana cerca lo irritaba, no aguantaría otro que no fuese el de su pequeño. Incluso ya no se sorprendía de llamarlo suyo, las especies se guiaban por sus sentidos y el pasar tanto tiempo con el equipo humano lo había afectado, pero no podía evitar analizar lo que estaba sintiendo, necesitaba volver a la zona salvaje. Su idea tranquilidad no era esta, había estado de un evento a otro, Justince incluso lo envió a hablar con la dueña de una cadena hotelera que la mujer llamada Delia regalo a las nuevas especies y como él ya tenía otro compromiso, al final tuvo que ir él.

Justince estaba en una reunión con Fury, Jaded, Obsidia y Shadow cuando Beast entro en la oficina. Todos estaban inquietos al ver el cambio de actitud de uno de sus concejales, sabían la razón. El tiempo que ha pasado con los humanos lo ha hecho actuar más como un humano que una especie. Ahora recordaban las veces que Beast los había molestado por lo irracionales que habían actuado y ahora él estaba igual y ni siquiera se da cuenta, como todos.

-Volveré a Reserva por un tiempo- miro las serias miradas de las especies en el lugar -¿Qué pasa?- todos habían quedado en silencio lo que lo inquieto más, debía ser un asunto serio.

-Tiene que ver con un regalo- soltó Justince muy serio, aguantando la sonrisa que quería formarse en sus labios. Ahora iba a devolverle el favor a Beast, le agradecía lo que había hecho hace tiempo cuando casi pierde a su compañera. Ahora era muy feliz y deseaba lo mismo para sus hermanos y ahora mismo uno de ellos estaba siendo tan testarudo que estaba por dejar escapar la oportunidad de ser plenamente feliz, tal como lo son todos los que tienen compañeros. - Una especie que llego hace poco quiere ser compañero del regalo.

-Eso es bueno. Tienen derecho a una pareja, sería el tercer regalo con un compañero. - contesto Beast, entendía la preocupación ya que al fin y al cabo se trata de un regalo, pero estaba feliz de que superase sus temores y decidiese que quería un compañero. Estaría feliz por la nueva pareja.

-Es un caso especial- dijo Fury, con el mismo animo que las demás especies que a duras penas lograban esconder la sonrisa, al parecer todos se divertían con la situación.

-Estoy con Beast, todos tienen derecho a ser feliz- dijo Jaded al ver a su amigo sonriente, aunque su humor cambiaria más temprano que tarde cuando sepa de quien estaban hablando.

-Hablare con la especie, aunque creo que ya sabe todo sobre un regalo, parecen llevarse muy bien esos dos- dijo Obsidian siguiendo la conversación.

-Aunque no me extraña, un regalo despierta nuestro instinto protector y es mejor si tiene un compañero. Sería más seguro. Cuando lo veo temo que se caiga y se rompa algún hueso, parece incluso más débil que un humano- dijo con preocupación Fury, el pequeño regalo parecía tan o incluso más delicado que una humana, pequeño, suave y con una apariencia tierna, aunque con una actitud muy animada.

-¿lo?- pregunto desconcertado Beast, sintiendo furia y temor de sus propios pensamientos. Esperaba estar equivocado.

-Se trata del pequeño macho regalo que llego al igual que la otra especie- respondió tranquilamente Justince sin perderse la reacción de su amigo, su rostro se inundó de rabia y un gruñido resonó en la habitación, divirtiendo incluso más a los presentes.