capitulo III

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No parecía que hubiese nada en ese lugar, era solo un antiguo almacén abandonado si lo veías solo desde el exterior pero según el informante al que había comprado habían plantas escondidas bajo tierra que estaban muy protegidas, habían muchos guardias y cámaras, esto le daba la información de que lo que guarbadan era muy importante y la esperanza de que su hija estuviese ahí era cada vez más grande y no desaprobecharia la oportunidad de encontrarla. Miro hacia atrás y una pequeña sonrisa apareció en su rostro al ver a sus dos pequeños en el árbol continuo al suyo con la vista fija en el almacén. Estos dos pequeños le habían dado las fuerzas para no rendirse en ningún momento y habían logrado curar un poco de su Alma destrozada, pero el vacío de la perdida de su hija no se llenaba y lo único que podía hacer es seguir buscándola hasta encontrarla.

Ya habían pasado dos meses desde el primenencuentro con sus ahora hijos, la primera semana había sido la más difícil porque no lograba decir una palabra sin que temblasen o escapacen a esconderse en algún rincón, recordando su relación anterior y la de ahora se podía ver claramente el gran avance. Los días pasaban y su relación era cada vez mejor, esos pequeños la salvaron sin saberlo, le habían devuelto la sonrisa, como ahora mismo lo estaba haciendo al verlos jugar y reír cerca de los árboles centrada en las escaleras de la entrada de la cada que había alquilado cuando se enteró de la ubicación del almacén y era un lugar lo suficientemente apartado para no correr ningún peligro pero lo necesariamente cerca para poderse mantenerse al tanto de lo que ocurría en ese lugar.

Si todo esto no hubiese pasado, esta sería su vida soñada, viviendo en una casa rodeada de naturaleza y escuchando la risa de sus hijos y teniendo a su lado a su esposo, este recuerdo la entristeció y le hizo rememorar las memorias de la tragedia que le había parado hace casi treinta años y lo que la perseguiría por el resto de su vida, aquel tiempo que le quitó a su compañero, alunico hombre que amaría por  siempre y el mismo momento que le obligó a huir de los estados unidos y refugiarse en méxico. Era la mujer más rica y al mismo tiempo no tenía nada, la vida había sido tan perra que poco le había quitado fragmento por fragmento de su corazón. Pero ahora tenía un atisbo de esperanza de recuperar algunos de estos fragmentos aunque sabía que dos de ellos quedarían vacíos por las dos personas que nunca recuperaría pero su hija no iba ha dejar otro vacío, a ella la encontraría. Con ese pensamiento y llena de aroñanza y tristeza por el recuerdo de lo que perdió levantó la vista hacia el cielo.

Dos pares de perlas, una tan feroz como una tormenta y otra tan profunda como el mar se conectaron y asintieron mutuamente. Un momento después dor pequeñas figuras cayeron encima del cuerpo de la menuda mujer y esparcieron toneladas de besos y amor que lograron sacar risas de la mujer, olvidando por un momento sus tristezas y preocupaciones y así habían avanzado los días, uno tras otro y su plan para entran en el almacén ya estaba concretado, la ayuda no tardaría en llegar y con ese equipo entraría ahí y salvaría a su hija. Dos mese, había esperado dos tortuosos meses y por fin había llegado el día.

Delia totalmente confiada de que sus dos hijos segian dormidos, salió silenciosamente al coche, cayéndose más inteligente y cautelosa que sus pequeños travieso que la sorprenden al entrar al coche un segundo más tarde que ella. Delia al ver esas miradas de enfado y determinación en sus hijos se rinde invadida por dos sentimientos contradictorios, uno de felicidad de que ellos sientan lo mismo que siente ella por ambas especies y al mismo tiempo invadida por la preocupación de que algo les pasase y eso sí que no se lo perdonaría ni cien vidas después. Y con estos pensamiento arrancó hacia la dirección dada por su informante.

Y aquí se encontraba actualmente, en la rama de un árbol viendo a lo lejos llegar a su equipo de hombres y mujeres armadas hasta los dientes y no pudo evitar sonreír al ver tantas caras conocidas y sus ojos se inundaron de lágrimas que no dejó caer y bajo rápidamente del árbol.
Nada más llegar al suelo y una silueta de mujer se tiró a sus brazos abrazandola.

-Te extrañé mucho Delia- pronuncio entre lágrimas y ella no pudo evitar abrazarla con más fuerza durante unos minutos hasta que decidieron el abrazo y así siguió saludando a cada uno de ellos, parecían una para da de llorones y así llegó hasta los dos grandes hombres que se encontraban al final, aquellos que tanto le recordaban a su compañero.

-Roman,Marco están aqui- dijo mientras caminaba a su dirección y se lanzaba a sus brazos.

-siempre estaremos para ti, si tenemos que ir al inframundo para ayudarte lo haremos si pensarlo- dijo Roman mientras la abrazaba.
-aunque seas una viejita amargada seguiremos ahí aguantandite, se lo juramos- dijo ahora Marco con una sonrisa burlándose de ella y dándole un beso en la cabeza.

-Mas respeto niño, que soy dies años mayor que ti- pronuncio mientras se alejaba de sus brazos sonriendo para luego abrazarlos nuevamente.

Todos soltaron una exhalación de la sorpresa al ver a los seres más hermosos del universo, no eran totalmente pero no había nada que se le comparecen, parecían pequeñas ninfas por tal belleza.

-Eleftheria y Agapi, mis hijos- pronuncio con orgullo estirando una mano hacia ellos que a paso constante se acercaron a su madre.
Las mujeres fueron las primeras en reaccionar y lanzarse a abrazarlos besándonos por todas parte y seguidos posteriormente por los barones que avanzaron hacia en frente sin esperar esta reacción de parte de ambos pequeñas especies quienes saltaron del susto y escondió a Agapi rápidamente a su espalda. Los hombres se quedaron estáticos esperando una respuesta de parte de Delia quien solo miró a sus hijos con tristeza al pensar lo que habían sufrido y esa mirada era suficiente para todos los presentes, el ser humano podía ser la bestia más despiadada y repugnante y ellos habianprecensiadk eso muchas veces.

Los gemelos y hermanos menores de su marido fueron los primero quienes reaccionaron y avanzaron con cautela y luego se arrodillaron estirando la mano como una forma de pedir permiso para tocarlos.

Agapi miró a los hobre arrodillados asomándose por el hombro de su hermana y no sintió el mismo peligro que cuando uno de los guardias se le acercaba así que reuniendo toda su valentía y acompañado de la curiosidad avanzó hacia adelante y tocó la gran Palma de uno de los gemelos y luego la otra, eran un poco áspera y no peligrosas, un sentimiento de protección fue lo te sintió y para mayor sorpresa de los demás, este pequeño ser sonrio y avanzó hasta abrazar a ambos gemelos quienes se vieron petrificados al no esperar este acto pero que también lo abrazaron prometiéndole cuidar de ellos. La otra pequeña especie también avanzó hacia el frente siendo invadida por los mismo sentimientos y a quien recibieron con los brazos abiertos.

Delia veía esta escena con tango amor y ternura, aquella sería una imagen que nadie le quitaría de su mente.

Un poco después todos empezaron a alistarse, el momento de acción había llegado. Ambas especies se quedarían en la cima del árbol para tranquilidad de todos y ellos avanzarian al ataque.

Ambas esferas se miraron enfurruñados y asintieron, no se quedarían quietos porque había algo en ese sitio que los llamaba, un olor muy familiar y tampoco permitirían que su madre estuviese en peligro y ellos no estuviesen a su lado para protegerla y con ese pensamiento y muy desicivos empezaron a  bajar del árbol y caminaron con cuidado de no ser descubiertos hacia el almacén con todos sus sentidos en alerta.

Delia avanzaba en mucho silencio al igual que el grupo, dirigidos por los gemelos y guiados por señales que conocían perfectamente de cuando estaban en el ejército. En la primera planta encontraron a siete guardias a quienes mataron rápidamente y en silencio. Carmen y Julio se quedaron en la planta para revisar y vigilar mientras los restantes once avanzaban por unas escaleras en dirección hacia el sótano.

Esto no era lo que se esperaban, a la entrada se encontraba un gran panel y segunda de esta un pasillo que parecía de un hospital, eran laboratorios. Un escalofrío recorio la espalda de todos, aquello no parecía bueno.

Muchos pasos se aproximaban, sabían que estaban ahí y así empezó el tiroteo. Los gemelos se encontraban en primer línea. Una bala alcanzó el brazo de Roman pero este siguió disparando sin importarle su herida.

-Efran, Laura,Maik y nosotros nos quedamos, los demás avancen!!!-grito Marco por encima del ruido de los tiroteos.

Los seis restantes seis avanzaron a gran velocidad hacia el ascensor al fondo, era mucho peor de lo que creía, habían más hombres armados de lo que creia y otros vertidos como médicos que corrían de un sitio a otro o también disparaban a nuestra dirección. Cuando paso por encima de los cadáveres de esos técnicos ningun sentimiento de remordimiento la invadió, prometió que todos quienes lastimaran a su familia pagaría y ahora no se arrepentiría.

Beast(Nuevas especies #1)Where stories live. Discover now