09 Blue

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Fuego en mí, quiere más
Yo le doy, queda, de ella
Tanta droga no puedo pensar
Tanta droga, chica, me hace mal
Yo veo tu amor en el altar
Dime dónde estás, dime dónde estás

Narra Tomás.

no pude cerrar un ojo en toda la noche ante la presencia de Eider.

ella estaba comodamente abrazada a mi, como si fuera más que su amigo y me generaba una paz rara y eso me dejaba intranquilo.

miré el techo, como hace dos horas y Eider se removió, fijé mi mirada en ella y se abrazó más a mi.

con el brazo que tenía debajo de su cabeza le hice mimos en el pelo.

¿Que tenía para dejarme pensando tanto?.

miré su boca levemente abierta y por un segundo me sentí atraido a besarla, si no fuera porque abrió los ojos y me encontró mirándola detenidamente.

- ¿Que hago acá?. - se levantó rapido y se quedó sentada. - Auch. - se tocó la cabeza.

- Ahora te traigo algo para tomar. - la miré desde mi lugar. - Y contestando tu pregunta ayer me dijiste de dormir juntos y bueno. - reí un poco.

- Ay no. - se tapó la cara. - Que vergüenza.

- Quedate tranqui, no me molestó. - intenté que se sienta comoda. - Sos graciosa cuando estás en otra. -  sonreí refiriéndome a su estado y me levanté de la cama.

- ¿No dormiste incómodo así?. - miró que estaba con toda la ropa puesta.

- Si, pero estabas en pedo y si llegaba a dormir como yo quiero capaz hoy te morias o algo. - reí.

- No me hubiera molestado. - me miró. - Creo que sigo en pedo ignorame. - rió nerviosa. - Me voy a casa Tomás. - avisó y se paró de la cama.

- ¿Asi?. - la miré, seguía con mi remera.

- Eh si, después te devuelvo la remera. - agarró toda su ropa rapido y en minutos estaba en la puerta. - Chau Tomás. - me dio un beso rapido en la cara y se fue dejandome algo confundido.

cerré la puerta y suspiré mirando a Blanco.

- Que complicadas son las mujeres eh. - desordene mi pelo y me tiré al sillón.

días después.

- H yo te dije que no quería salir. - me quejé.

- Vinimos a un bar por vos. - me miró. - Ponele onda, te quedas un rato y te vas. - propuso.

asentí entre suspiros y entramos al bar.

divise a Duki, Neo, Alejo y alguien que me dio ganas de irme lo mas rapido posible, Julieta.

- ¿Que hace ella acá boludo?. - lo agarré del brazo.

- Te juro que no sabía nada.

nos acercamos a la mesa y todos me miraron nerviosos.

- Hola. - hablé cortante pero tranquilo. - H me obligó a venir. - suspire y me senté, ellos soportaban mi sinceridad.

- ¿Todo bien?. - me miró Mauro.

- Como siempre. - suspiré, no quería ni mirar a Julieta.

agarré mi celular al escuchar que sonó y me encontré con el numero de la vecina que creo que apenas se mudó me había pasado y nunca nos escribimos.

la agende y leí su mensaje.

Eider
Estoy en nuestro lugar, tengo una sorpresa, venis hoy?

iba a responder pero una voz me interrumpió.

- ¿Es tu novia?. - la morocha habló a mi lado y rodé los ojos, su presencia ademas de doler muy al fondo, también me molestaba.

- No. - guarde mi celular y me levanté. - Me voy. - avisé y luego de saludar en general caminé hasta la puerta.

- ¿Podemos hablar?. - su voz me volvía a hacer debil y yo no quería eso.

- No. - ni la miré, sabía que si lo hacía me tendría a sus pies.

- Tomás. - su voz reclamaba que hablemos y me frustre.

- Dejame en paz Julieta, ya no te necesito, andate como hiciste siempre y dejame seguir sin vos. - cerre la puerta y caminé hacia las vias en busca de Eider.

al llegar ella estaba sentada viendo la Luna y yo me acerqué.

- Hola. - hablé tranquilo asustandola un poco.

- Creí que no ibas a venir. - sonrió y me senté a su lado.

- Aca estoy, me tenían secuestrado mis amigos. - reí.

- No te gusta salir mucho, ¿no?. - me miró.

- No. - negué.

- ¿Preparado para la sorpresa?. - sonrió y asenti centrando mi atención en sus movimientos.

sacó varias bolsitas ziploc y me miró.

- La casa invita. - sonrió abriendo una bolsita y sacó dos botellas de agua.

- Ah viniste re preparada.

- Como siempre Tomás. - sonrió y se mandó un par de pastillas.

agarré yo también y nos perdimos una noche juntos.

no se cuanto tiempo pasó, creo que no podía pensar con claridad, solo sabía que ella seguía ahí, estabamos acostados en el vagón mientras mirabamos el cielo y sin darme cuenta se volvió de colores y no me dolió el recuerdo del amanecer con ella a mi lado.

- Eider. - la miré, sentía mis ojos caer y reí sin razón.

- ¿Que?. - rió también y comenzamos a reir un rato.

miró hacia el cielo y me acerqué a su cuerpo haciendo que me mire.

en cuestion de segundos mi boca estaba sobre la suya, pasé mis manos por su cadera disfrutando de las sensaciones y nos besabamos debajo de un amanecer que por primera vez no dolía.

𝟱𝟰𝟮 𝘾.𝙍.𝙊Where stories live. Discover now