17 Antes

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al menos se que tu alma si es pura
al menos calmas la vida dura de
este hombre que adora perder

antes de que te despidas y decidas
dejar todo esto en la nada
antes que fijas amarme y luego
me digas que lo nuestro no es nada
te voy a decir que lo hago solo
para ver como brilla esa mirada

Narra Tomás.

toqué la puerta de mi vecina con Blanco a mi lado y me abrió con una remera larga y su cara de dormida.

- Eider son las seis de la tarde. - la miré.

rió y me dejó pasar.

- ¿Que te trae por mi casa?. - habló mientras subía las escaleras y no perdí tiempo en mirar sus caderas.

- Vine a decirte que vayamos a la plaza con Blanco.

- ¡Estas muy productivo últimamente!. - habló desde su pieza, supongo que cambiándose y caminé hasta ahí en silencio.

- Si puede ser. - susurré abriendo la puerta y viendo que se encontraba en corpiño y abrochando su pantalón.

- Tomás la puta madre no hagas más eso. - habló tocándose su pecho y reí. - No te rías imbecil. - me pegó en el hombro y reí.

- ¿Entonces?. - miré como se ponía un top. - ¿Me vas a acompañar?.

- Si. - asintió peinando su pelo, esta vez lo llevaba suelto.

sonreí de lado y Blanco olfateo toda la habitación.

- ¿Pongo el agua y llevo para unos mates?. - sonrió.

- De una.

en minutos se encontraba pasando el agua caliente a un termo y guardando todo lo necesario en su mochila.

salimos de su casa con Blanco caminando mas adelante y al llegar a la plaza nos sentamos debajo de un arbol y encima de una manta que traía ella en la mochila.

- ¿Entonces?. - me miró.

- ¿Entonces qué?. - reí.

- No se, es raro que no hayas desaparecido todavía. - habló mientras cebaba el primer mate.

- Perdón, todavía me cuesta querer. - explicó.

me miró al tomar el primer mate y sonrió.

- No pasa nada. - negó y al terminar el mate cebo otro.

- ¿Y tu hermano?. - pregunté cuando me alcanzó el mate.

me miró un rato, como debatiendo si responder o no y suspiró.

- Ni vive conmigo. - explicó.

- ¿Con tus viejos?. - tomé el mate y suspiró.

- Tampoco. - miró nuestro al rededor y centró su mirada en mis ojos. - Mi vieja es adicta, está en rehabilitación y le sacaron a mi hermano. - explicó. - El padre abandonó a mi vieja cuando se enteró del embarazo, un adicto igual que ella.

- Perdón. - me disculpé.

- No pasa nada. - sonrió de lado. - Mi hermano está en un hogar para chicos, hasta que mi mamá esté en condiciones de volver a cuidar de el, pero siendo sincera. - hizo una pausa y suspiró. - Creo que nunca va a estar en condiciones.

- ¿Por que no la traes con vos?. - le pasé el mate.

- ¿Viste lo que soy?. - rió amargamente mientras servía el mate. - Voy en camino a ser el mismo desastre que mi vieja, no puedo traerlo.

- No sos como ella Eider.

- No quiero influir en el como mi vieja influyó en mi, tiene que tener un buen ejemplo. - tomó de el mate. - No quiero descuidar a mi hermano como me descuidaron a mi.

no sabía que decir, terminó el mate y al pasarme uno a mi continúo hablando y lo agradecí.

- Si hubiera estado conmigo cuando volvía del colegio, en vez de irse a un bar y volver drogada a media noche. - hizo una pausa. - Si me hubiera dado la atención que le tiene que dar una madre a un hijo o incluso si me hubiera querido un poco, quizas las cosas ahora serían muy diferentes. - suspiró. - Pero no es tiempo de lamentarse por una madre perdida, yo voy a terminar igual.

- Vos no vas a terminar igual. - apoyé mi mano encima de la de ella y me miró. - Eider tenes futuro, sos hermosa, no pienses así.

- ¿En que tengo futuro?. - rió negando y bajó la cabeza.

- Mírame. - subí mi mano hasta su cara cuando me miró y me acerqué a ella. - Vas a salir de esto, vamos a salir. - susurré y dejé un beso en sus labios.

𝟱𝟰𝟮 𝘾.𝙍.𝙊Where stories live. Discover now