20 Mi Caramelo

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ya es tarde, cerca de las 6
y yo conformándome con acariciar su pelo
Ave maría contra ella no puedo
pasan los días y yo sigo acá en cero
aunque diga que no estoy sintiendo celos
pienso disparar si tocan mi caramelo.

Narra Tomás.

el amanecer desaparecio, la hora en el reloj de la pared marcaba casi las seis de la mañana y yo no podía dejar de acariciar su pelo mientras su cuerpo desnudo descansaba a mi lado.

tampoco podía dormir, el miedo a que nos encuentren se estaba apoderando de mi y necesitaba calmarme un poco.

Eider se removió en la cama, su expresión de tranquilidad me dió ternura y quise dejar muchos besos en ella pero si lo hacía iba a despertarla.

miré la ventana, el cielo comenzaba a despejarse y yo pensaba en como estaría H, miré a mi lado y agarré el celular.

comencé a buscar su contacto y me dispuse a enviarle un mensaje.

Tomás:
H como estás?

a los minutos recibí una respuesta.

H:
Preocupado por ustedes pero bien, vos tranquiliza tu cabeza y trata de dormir un poco.

sonreí porque mi mejor amigo me conocía demasiado y dejé el celular en la mesita, volviendo a concentrar mi vista en Eider.

temía un poco por ella, nosotros estábamos acostumbrados a que la policía nos persiga, pero no sabía si ella también podría adaptarse a ello.

- Dormi. - se quejó moviéndose en la cama y me miró con sus ojos cansados.

miró mi cuerpo y luego de meditar unos segundos se subió encima mío abrazando mis hombros y acostando su cabeza en mi pecho.

suspiré por su piel caliente encima de mi y me aferré tratando de poder descansar al menos unas horas.

horas más tarde.

abrí los ojos y miré mi al rededor, me asusté al no encontrar a Eider y me levanté rápido.

Salí de la habitación y entre a la cocina, al verla con mi remera preparando el desayuno el alma me volvió al cuerpo.

- Buenas. - sonrió de lado cuando me vió.

- Buen día. - dejé un beso en su cara y me fui al baño.

me lavé la cara, los dientes y salí nuevamente.

- ¿Te gustaba el café no?.

- Si. - sonreí y me acerqué a ayudarla.

preparamos unas tostadas, dos café y nos sentamos.

- Antes de las doce hay que desalojar.

- ¿Que hora es?. - pregunté extrañado.

- Las diez. - me miró y suspiré frustrado. - No dormiste nada, ¿no?.

- No podía. - negué. - Hablé con H y dormí un poco pero sigo cansado.

- Bueno, después de desayunar podemos volver así dormis. - propuso.

me límite a asentir y desayunamos en silencio, por suerte no era un silencio incomodo.

antes de la hora de desalojo nos preparamos y en minutos estuvimos frente a nuestras casas.

- Bueno ¿vas a descansar?. - sonrió de lado mirándome.

- Vamos a descansar juntos. - propuse y me miró divertida.

- Vas a hacer que me acostumbre. - rió mientras entrabamos y Blanco saltaba encima de ella.

- Yo no tendría problema. - susurré y reí al ver como jugaban.

- ¡Blanco!. - grito entre risas cuando terminó en el piso con Blanco encima.

- Bueno creo que alguien tiene más ganas de dormir con vos.

- Te sacan el puesto Tomas. - dijo entre risas abrazando a Blanco.

𝟱𝟰𝟮 𝘾.𝙍.𝙊Where stories live. Discover now