Capítulo cuarenta y ocho

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Abandoné lo que más quería en esa noche. Le dije a Christopher que me dejara pensar, él solo asintió y salió de la fiesta en su hermoso Audi. Regresé a la fiesta y disfruté de mis amigas y mis amigos. Francisco bailó conmigo un rato y todos empezaron a pensar que salíamos de nuevo, pero no era así. Cuando la fiesta terminó recibí una llamada de Zabdiel. Me recogió de la fiesta y me llevó a su casa, estuvimos tomando café y platicando. Me sentía bien, pero pensaba en Christopher y el hueco en mi pecho regresaba.

– ¿Te pasa algo? – susurró Zabdiel mientras dejaba su taza en la mesa y hacía que el espacio entre nosotros fuera mínimo.

Desvié la mirada al suelo y sonreí dolorosamente.

– ¿Recuerdas por qué nos separamos? – esta vez lo miré despacio y directamente a los ojos.

Asintió con la cabeza y tomó un sorbo de su café.

– Me engañaste – dije mientras recordaba toda la escena. – Con una rubia – hice una mueca. Él se levantó de la mesa y apoyó todo su peso en la estufa.

- ¿Crees que lo hice porque quise? – empezó a hablar. – Era la secretaria del director, me amenazó con enseñarle unas fotos tuyas y mías si no tenía sexo con ella... Te iban a expulsar y no tendrías el colegio terminado –se dio vuelta, sus ojos estaban llorosos. – Lo hice porque no quería verte ser una don nadie. No iba a resistir la culpa si te sacaban de la escuela – me miró detenidamente y soltó una risa sarcástica. – Pero eso nunca te importó, solo decidiste enrollarte con mi mejor amigo de la universidad. Joder... ni siquiera te importó escucharme cuando salí para buscarte. Nunca has querido escuchar, tú solo oyes, no escuchas. A veces solo necesitas escuchar para entender todo...

– Zabdiel – susurré dolorosamente mientras me levantaba del sillón y me acercaba a él.

– No te imaginas lo mucho que necesité tu cuerpo, tus caricias, tu mirada – me miró directamente a los ojos y su mano derecha se extendió hasta mi cintura mientras me acercaba gentilmente a su cuerpo. – Cuando un hombre llora por una mujer, es muy difícil que vuelva amar a otra persona como la amó a ella.

Solté un suspiro muy leve de sorpresa y separé un poco mis labios. Divagué en mirarlo a los ojos pero aun así, lo hice. Mis manos sobaron su pecho y acerqué mi rostro al suyo hasta estar encima de sus labios. Los besé delicadamente mientras sobaba su pecho y me apegaba más al calor de su cuerpo.

Zabdiel empezó a acariciar mi espalda baja y bajó un poco más sus manos hasta llegar a mis caderas y comenzó a acariciarlas mientras me besaba suave y lento. En un movimiento ágil puso mis pies encima de los suyos y bajó sus labios a mi cuello mientras lo lamía y lo mordisqueaba. Mis brazos lo abrazaron por el cuello mientras mis manos acariciaban su cabello. Lo aferré a mí y solté un gemido.

– No... No puedo... – sus labios callaron los míos y volvió a separarse de mí.

– Por favor, te necesito.

Volví a besarlo pero ahora mis manos buscaban ansiosamente los botones de su camisa. Cuando los encontré los desabroché rápidamente y lo liberé de ésta de un tirón. Me separé de sus labios un momento y bajé la mirada para ver su torso desnudo. Su mano se desplazó hasta mi mentón para subir mi mirada hacia la suya y darme un beso totalmente fogoso. Una de sus manos bajó hasta mi trasero sobándolo gentilmente mientras con la otra tomaba mi muslo y me levantaba en el aire haciendo que mis piernas rodearan su cintura.

Siguió besándome pero ahora nos encaminó hacia la sala. Me depositó delicadamente en el sofá y se puso encima de mí. Lo miré detenidamente, sus ojos tenían un tono tan perfecto que me hacían delirar, me hacían pedir más, y la forma en que me miraba era perfecta. Lo acerqué a mí y empezó a desabrochar el cierre de mi vestido. Empezó a bajar la parte de la espalda y después lo retiró por completo deslizándolo por todo mi cuerpo. Me quedé solo en ropa interior y él solo con sus pantalones. Se puso encima de mi cuerpo nuevamente y empezó a besarme cada vez más intensamente... Su mano bajó hasta mis pantis y empezó a deslizarlas hacía abajo mientras yo me deshacía de sus pantalones.

Sex Instructor. || Christopher Velez  TERMINADAWhere stories live. Discover now