Capítulo cincuenta y tres

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Chris se fue con todos a pasar el día en una zona donde podías meterte a nadar con los peces. Yo me quedé en la cabaña comiendo un poco de coco y viendo la televisión mientras estaba acostada en la cama.

Cuando estaba a punto de tomar una siesta, recibí una llamada de Sasha.

– ¿Sí? – atendí el teléfono.

– ¿Evie? – dijo su voz chillona.

– Ajá.

– ¿Cómo estás, bonita? – me preguntó más animada.

– Bien, al parecer el bebé está contento porque no he dejado de vomitar en todo el día.

– Pero una mujer no vomita por eso cuando está embarazada, Evie. - rió a través del teléfono.

– ¿Entonces? – pregunté rodeando los ojos.

– Es porque dentro de tu cuerpo están habiendo cambios y tu cuerpo está acostumbrándose a esos cambios, pero tienes que tener cuidado porque aún no sabemos si tu cuerpo lo va a rechazar o se va a acostumbrar, por eso tienes que cuidarte mucho, Evie– me advirtió.

– Supongo que por el momento estoy bien. Estoy intentando comer lo mejor posible y no tragarme la bolsa de frituras que acabo de ver arriba del refrigerador

– Si quieres cómetelas, solo revisa que aún sirvan y no estén en mal estado.

– Pareces mi madre, Sasha. – le dije.

– Lo seré hasta que ese bebé nazca y tú estés fuera de riesgos – bufó.

– Te amo amiga.

– También te amo. Joel quiere hablar contigo.

Se escuchó como le pasó el teléfono y en menos de cinco segundos la voz de Joel invadió la bocina.

– Hola, guapa – me saludó con su acento norteño.

– ¿Qué tal, Joel? – lo imité.

– ¿Cómo va todo? ¿Terminaste diciéndole todo a Chris o se enteró?

– Ja, ninguna de las dos – dije con tono sarcástico.

– Bueno – suspiró. – Mi hermano ya me dijo el costo de la renta del departamento; no tienes por qué preocuparte, es realmente barato. Sasha te mandó unas fotos, si no te gusta podemos buscar otras opciones.

– ¿Enserio? Joel, muchas gracias – exclamé tan contenta que casi me caigo de la cama.

– No hay de qué – contestó amable. – Bueno, te paso a Sasha, al parecer está igual de contenta que tú pequeña. Cuídate y no tengas tanta acción, al bebé le hace daño, ¿está bien?

– Sí, tranquilo.

Joel le pasó el teléfono a Sasha y lo primero que hizo fue gritar de emoción.

– Evie, el departamento te va a encantar, tiene un cuarto enorme con la mejor vista de todas. Te mandé las fotos a tu celular, pero sé que te va a encantar – dijo emocionada.

– Sé que me encantará – sonreí estúpidamente.

– Bueno, te dejo, la familia de Joel no quiere conocer a una chica adicta al teléfono, ¿verdad?

– ¿Conocerás a la familia de Joel? – le pregunté sorprendida.

– Sí, ¿no es emocionante? – dijo sarcástica.

– ¡Súper emocionante! – la imité.

– Tengo que irme, te amo.

– También te amo. Beso – me despedí.

Sex Instructor. || Christopher Velez  TERMINADAOnde histórias criam vida. Descubra agora