Capítulo sesenta y tres

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Lo que no te mata, te hace más fuerte.

Habían pasado dos días desde que Zabdiel había recibido la carta y había decidido no decirle nada a Christopher por su bien. Tenía la extraña sensación que pronto su amigo también se enteraría, podía sentir como todo se derrumbaría de nuevo, pero él estaría junto a Chris a pesar de todo.

Se acercó a la ventana de su oficina, donde podía alcanzar a ver las calles de la ciudad de Filadelfia y una lágrima se derramó por su mejilla. ¿Dónde estaría Evie? Si pudiera, la buscaría y la haría recapacitar, y no por él, sino por su amigo, porque había confesado amarla más que a nada, y ella solo había abandonado a Christopher sin más que un pedazo de papel.

Zabdiel se maldijo mentalmente. Maldijo a Evie. Maldijo a todo a su alrededor.

Empezó a hiperventilar. Se desabrochó los botones de su camisa y desnudó su torso mientras se jalaba los cabellos con agresividad y repulsión.

– ¡¿Por qué demonios lo hiciste?! – gritó a los aires pretendiendo tener a Evie frente a él.

Se giró después de escuchar que abrían la puerta. Reconoció la figura de la chica. Era una alumna suya, pero, ¿cómo se llamaba?

– Profesor Zabdiel. – musitó la chica.

Zabdiel la miró con confusión, intentando averiguar de quién se trataba. La chica se dio cuenta de su confusión.

– Ally. – pronunció alto y claro. – Ally Jonhson, su alumna de sexto.

– Oh, Ally.

Se limpió la lágrima que se había derramado momentos atrás y se puso la camisa de nuevo. Ally lo miró con gracia mientras cerraba la puerta detrás de él.

– Dime, Ally, ¿en qué puedo ayudarte? – le preguntó él sin ganas.

– Supongo que a estas alturas se ha enterado de la partida de Evie – le recordó la chica. – Y supongo que las noticias no le han caído tan bien.

– Supongo que eres su amiga y que entiendes y sabes que mantuvimos una relación meses atrás. Por supuesto que no lo tomaré de buena manera. – dijo Zabdiel enojado.

– Lo entiendo, pero no puede juzgarla tan rápido.

– ¿Y tú qué sabes de juzgar? – replicó él con agresividad.

– Lo mismo que usted, profesor.

Zabdiel la miró con suspicacia.

– Como quisiera decirle tantas cosas...

– Dígaselas. Pretenda que yo soy Evie y dígame lo que le diría si estuviera frente a usted. No puede odiarla para siempre.

Ally dio un paso al frente quedando algo cerca de Zabdiel. Él sopesó las palabras de la chica hasta que al final se imaginó a Evie frente a él.

– ¿Crees que es así de fácil zafarte de lo que te da miedo? Christopher te ama, te ama tanto que cuando se entere que te largaste enloquecerá, se irá del país como lo hizo cuando se enteró que Camila tenía cáncer y supo que no podía hacer nada. Va a encerrarse en su propio abismo y todo será porque no pudiste decirle que esto te daba miedo. ¡¿Acaso eres idiota?! Siempre creí que serías más inteligente. Pero me equivoqué, eres la persona más cobarde y egoísta que jamás conocí, no te mereces el puesto de Camila, no eres digna. – soltó Zabdiel. – ¿Sabes que es lo peor? Que aún a pesar de todo lo idiota que has hecho eres jodidamente perfecta, te mereces todo el amor del mundo por ser como eres, por refugiar tus sentimientos e intentar dar lo mejor. Te odio por como sonreías estúpidamente cuando mis chistes eran malos, por tu precioso cuerpo y tus hermosos ojos. Hay incontables cosas buenas en ti, pero lo que más extraño y siempre extrañaré hacer... - empezó a acercarse a Ally, Zabdiel podía sentir a Evie manifestada en el cuerpo de su amiga.

Sex Instructor. || Christopher Velez  TERMINADAWhere stories live. Discover now