Capítulo sesenta

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Salí del baño con la playera de Christopher que me cubría gran parte del cuerpo y caminé descalza hasta la habitación, donde él se encontraba semidesnudo viendo la televisión. Me recargué en el marco de la puerta y crucé mis brazos por sobre mi pecho mientras alargaba un suspiro y admiraba la belleza de Chris.

– ¿Te ha ido bien? Tardaste un poco. – dijo Christopher dirigiendo su mirada a mí y bajándole el volumen a la película que veía.

Reí un poco y caminé hacía la cama para sentarme en la orilla y notar como los músculos de Christopher se relajaban mientras se ponía en posición para extenderse cerca de mí. Volví mi cabeza para verlo y me encontré con su cuerpo aún más cerca del mío. Llegó el momento en el que sus piernas rodearon mi cuerpo por detrás y empezó a bajar la manga de la playera para dejar mi hombro al descubierto. Lo acarició con su mano para después lamerlo y besarlo lenta y sensualmente. Cerré mis ojos y sentí un cosquilleo ardiente en la parte baja de mi estómago.

– Eres lo único que veo, pienso y sueño todo el tiempo, Evie. Te quiero eternamente. – pronunció Christopher pegado a mi hombro.

Sonreí y giré mi cuerpo para enfrentarme al suyo. Subí mis piernas a sus muslos y él llevó sus manos a mi espalda baja para sostenerme.

– Te amo, Bryant.

– Sabes que odio ese nombre.

– ¿Puedes callarte y besarme de una vez? –solté impaciente por sentir sus labios llenos y rojizos sobre los míos. – Soy toda tuya, no lo desperdicies.

Christopher aferró sus manos a mi espalda y empezó a acercarse cada vez más a mí, eliminando los pocos centímetros que nos mantenían separados. Me atrapó en un beso fugaz y estremecedor. Movió todos mis sentidos haciéndome vulnerable de nuevo, a pensar que no tenía nada de malo decirle lo que estaba pasando, que tendría un hijo y ese hijo sería el fruto de nuestro amor. Quería escupirle la verdad mientras me seguía amando, pero tuve que subir mis barreras de nuevo y pensar en la voz de Sasha y de Jade. Ally decía que era injusto lo que iba a hacer, pero siempre me apoyaría.

Me concentré en mi futuro con mi bebé, me vi llevándolo a la escuela y a mi trabajo para que todos lo conocieran... Él era mi única razón para dejar al amor de mi vida y darle lo mejor...

– Entonces... ¿eres mía? – preguntó Chris con tono seductor.

– Lo fui desde el día uno.

Christopher hizo de lado un mechón travieso que se interponía en mi rostro y lo puso detrás de mi oreja. Acarició mi mejilla y me miró con ternura.

– ¿Quieres que te haga mía ahora? – me preguntó travieso.

– Lo hiciste hace mucho tiempo, Christopher.

– No quiero hacer algo contra tu voluntad, Evie.

– Hazlo. Bésame como si fuera la última vez que lo harás, acaríciame como si mañana no existiera. Hazme tuya como jamás lo has hecho. – le pedí casi con tono suplicante y desesperado.

– Evie...

– Por favor.

Christopher tragó saliva y volvió a besarme tiernamente, pero no sentía la pasión que sentía cada que íbamos a tener sexo.

– No puedo. – se rindió separándose de mi rostro. – No quiero que solo sea un acostón más, no quiero que seas con la que me acuesto todas las noches, Evie. Quiero que seas con la que me despierte todas las mañanas, con la que pueda dormir y aferrarme a su cuerpo en las noches. No quiero que lo nuestro sea solo por eso.

Sex Instructor. || Christopher Velez  TERMINADAWhere stories live. Discover now