I. El comienzo de la ENTROPÍA.

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El caos es algo hermoso, la locura y el cataclismo son maravillas del universo queocurren todos los días bajo nuestros ojos. No se puede estar seguro de que losestragos traigan buenas o malas repercusiones a la larga, pero hay algo de lo quese puede estar seguros: en todo caos hay un orden, una estructura de sucesosdestinados a pasar, puestos uno junto al otro como si pendieran de un hilo. En todocaos hay cálculo y sobre todo precisión, en cada caos se dibujan los trazos sobre unlienzo blanco, en el caos se plasma el coraje de las personas. Los mundos sevierten en caos, trayendo a la vida criaturas fascinantes, las miradas chocan y de sucaos nace el amor, el caos es arte. 

—Ya es hora de despertar. 

Kuno abrió sus ojos y bostezó, vestía un camisón color blanco y sus rizos castañoscolgaban largos hacia sus hombros, como cascadas de sueños rotos. Stohr, suhermano, era quien acababa de levantarla. Kuno observó con un ligero movimientode ojos la figura musculosa y grande que era su hermano, retorció sus ojoshaciendo alusión a la vestimenta que portaba: una camiseta de botones color blancoy perfectamente planchada y unos pantalones de vestir negros, con tirantes quecombinaban con sus zapatillas color café. 

Los corazones se ven ligeramente agitados cuando el picor de los celos les hacearder, Kuno siempre había sentido un poco de recelo hacia su hermano mayor,después de todo él había dominado todos los hechizos en menos tiempo, siempre cumplía con sus misiones y era una piedra angular en el hogar de descanso. Kunohabía intentado con ahínco estar a su nivel por muchos años, una y otra vez sededicó a intentarlo, hasta que su alma se rindió, hasta que su motivación cedió antela presión y desde entonces se había dedicado a resentirle. 

La hechicera le respondió de mala gana a su hermano mayor, para seguidamentearramblarlo fuera de la habitación y prepararse. Stohr de cierta forma era conscientede los sentimientos de su hermana, pero nunca estuvo enterado de todo el dañoque esto le provocaba, después de todo los sentimientos negativos son comoenredaderas malignas, consumen a los árboles de forma lenta hasta acabar conellos.Kuno salió de su habitación en cuanto estuvo lista, sus cabellos se encontrabanperfectamente recogidos en un moño y sujetados con una peineta dorada, llena deperlas transoceánicas. Se deslizó por el pasillo hasta las escaleras que daban a laplanta baja, tocó las ramas de árboles que sobresalían de las paredes, sintió sucalor ligero, cual verano joven, y su tacto provocó que las ramas se estiraran yrecorrieran toda la pared de la escalera, de las ramas brotaron hojas verdes y de lashojas verdes se desprendieron cenafenas color naranja, estas brillaron como sifuesen un millón de focos iluminando la escalera. 

Bajó escalón por escalón, veníacargando su bastón, esta era su herramienta de trabajo, la conexión que utilizabapara realizar hechizos complicados, pero más que objetos las herramientas seconvertían en fieles aliados, en extensiones de sus almas, era un vínculo casisagrado y para Kuno su bastón era su único amigo. Se encaminó hasta la cocina ypuso su bastón en el suelo para sentarse a la mesa, su mamá se encontraba de pie  con largos vestidos y su cabello perfectamente peinado, saludó a Kuno quiencontestó a medias con una sonrisa fingida. 

—Hoy es un día importante —dijo Katrhyn—, tenemos un cliente y ha pasadobastante tiempo desde el último. 

Sera, la hermana menor de Kuno se aproximó a la mesa, portaba un vestido negrocomo de costumbre, labial oscuro y su cabello despeinado. 

—Creí que nunca iba a llegar alguien —expresó Sera.Kuno se empezó a sentir incómoda, su hermana tenía un aura demasiadotenebrosa, en el pasado había hecho estragos, y sus arrebatos de poder habíanfragmentado a la familia con un corte casi tan profundo como para romper sus lazospara siempre, sin embargo la familia es familia y Kuno lo sabía, no importaba quétanto recelo le tuviese a Stohr, o que tanto miedo le tuviese a Sera, eran su familia yla familia era para siempre, no porque compartieran sangre sino porque compartíanvínculos.

 —La señorita Entropía es una persona difícil —siguió hablando Katrhyn—, esextremadamente poderosa y también está bastante rota. 

—¿Depresión? ¿Problemas conductuales? ¿ataques de ira? —interrogó Stohr. 

—Todos los anteriores —pronunció Katrhyn—, Entropía es destrucción en todo elsentido de la palabra, su fama la precede, tal vez hayan escuchado sobre el huracán Katrina en algún momento, bueno fue una crisis que tuvo Entropía hacealgunos años. 

—Tal vez nos haga un favor y termine de destruir este lugar —soltó Sera. 

—Sí, supongo que ambas tienen esos deseos en común —intervino Kuno.

 —Por eso me pusieron estos. 

De la voz de Sera se desprendió una molestia, empapada de tristeza y melancolía yrasgada con un poco de ira, colgaba de sus venas resaltadas, justo como uncolumpio cuelga de un viejo árbol. A su vez Sera señaló los guantes negros que lehabía colocado su familia, guantes especiales que sellaban su abrumador ymonstruoso poder, eran la jaula para un animal salvaje e indomable, era lo que loshabía mantenido con vida luego del accidente. Sera se retiró de inmediato de lacocina y de un salto subió a la segunda planta de su casa y por supuesto revoleó lapuerta detrás de ella.La madre suspiró exasperada y entre dientes estuvo a punto de lanzar un par dehechizos contra Sera, pero se controló y siguió dando instrucciones. 

—Kuno, Stohr ustedes serán los encargados de recibir a Entropía, por lo que puedosentir está a punto de llegar, tengan cuidado y no me decepcionen, hemos llevadoeste negocio sobre los hombros por 300 años y no pienso parar ahora. 

Kuno se sintió asustada, era una misión difícil, y fallar sólo la iba a llevar a romperen decepción, por eso se armó de valor, juntó todo el coraje que necesitaba y seborró los miedos a medida que tomaba su bastón, Stohr tomó su gran hacha. Las  herramientas de los jóvenes hechiceros habían llegado a la familia de lugaresoscuros y poco explorados, ni la misma Kathryn estaba segura de su origen exacto,pero en cuanto Kuno y Stohr nacieron, sus almas se fundieron con aquellos objetos,creando de esa forma una magia poderosa.Al salir los hermanos avanzaron unos cuantos pasos sobre la arena, esperaron unossegundos en los que el ambiente se tornó tenso, ambos estaban nerviosos y podíadistinguirse la preocupación en las rayas que se dibujaban en sus rostros, en surespiración acelerada, y en el frío de sus decisiones. Sus sentidos estabansincronizados y ambos se encontraban con los ojos cerrados, para sentir mejor lapresencia de Entropía en cuanto se acercara, y un segundo después Kuno se pusoen posición de combate.Vientos de 200 kilómetros por hora invadieron la isla, Kuno tuvo que reforzar suspies para no salir volando, su visión se encontraba obstruida por la lluvia torrencial,los árboles se mecían y querían arrancarse del suelo, como si hubiesen sidopuestos ahí con pegamento para niños, Entropía ya estaba causando desastres y nisiquiera había tocado tierra. De repente en medio de esa catarsis embotellada Kunopensó que la entropía que bañaba el lugar era casi poética y eso de una maneramuy extraña le tranquilizó el corazón.

La Casa al Final del MundoWhere stories live. Discover now