Capitulo 23: Ejercicio y nauseas.

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NARRA KRIST.

A la mañana siguiente me desperté muy temprano, el sol aun no había salido, Singto dormía muy pegado a mi, pero dormía muy profundamente ya que cuando me levante no hizo ningún movimiento se notaba que estaba cansado, notaba mi cuerpo un poco revuelto pero nada que no pudiese solucionar una caminata. Así que haciendo el menor ruido me vestí y salí de la habitación, todo a mi alrededor estaba en completo silencio aun quedaba un par de horas para que tantos los profesores como los trabajadores empezaran, tan solo podía ver a varios estudiantes ejercitándose, llevaba mis auriculares aunque estos no estaban encendidos ya que no era capaz de escuchar ningún pensamiento, lo que me había dejado extrañado pero no iba a rechistar por una vez me sentía en paz con mi soledad y tranquilidad. 

No sabia el tiempo que llevaba caminando, ya que no dejaba de pensar en lo que debía de hacer para alejarme de todo el mundo, si mis verdaderos padres y la madre de Singto tenían razón tenia que desaparecer para no causar ningún daño, en el momento que pensé eso, mi estomago me dio un pinchazo que hizo que me tuviese que parar y acurrucarme. Mientras continuaba caminando el sol empezaba a caminar y mientras me encontraba observando al cielo mi teléfono empezó a sonar dejando ver el nombre de Singto en la pantalla. 

-KRIST DONDE ESTAS SON LAS CINCO DE LA MADRUGADA. 

-Estoy afuera caminado.

-Tu solo.

-Si, yo solo, no va a suceder nada, tu mismo lo dijiste he sido capaz de escapar de unos secuestradores. 

-Kitt...

-Tan solo necesito caminar, nada malo va a sucederse, estoy volviendo ya, así que puedes volver a dormir.

-No, te espero. Así que vuelve. 

Tras eso le colgué, mi estomago volvió a doler, así que volví lentamente a la habitación, lo primero que tenia que hacer para que todos me odiasen era volver a mis principios, Singto no merecía que le rompieran el futuro por culpa de un desastre  como yo con una vida tan complicada, así que tenia que empezar a actuar para alejar a todo el mundo de mi, para poder desaparecer y no dejar rastro. Esto solo hacia que mi estomago sintiese pinchazos sin ningún sentido, lo que me indicaba que no estaba muy bien del estomago, lo que había cenado no me había sentado para nada bien. Al llegar a  la residencia aun continuaba alucinando con el hecho de no ser capaz de escuchar a nadie ya que toda la gente que salia a ejercitarse pasaba por mi lado y no era capaz de escuchar nada, apunto de llegar a la puerta de la habitación, esta fue abierta y una mano desde dentro me empujo cerrando la puerta de golpe una vez dentro fui acorralado contra la puerta del armario.

-Singto que sucede. Este sin dejarme decir nada puso sus labios encima de los míos, mientras que sus manos viajaban a mi cadera, esto hizo que un jadeo saliese desde lo mas profundo de mi interior, esto no estaba nada bien, si quería alejarlo de mi esto era lo que tenia que evitar por que mi cuerpo no hacia caso, por que mi cuerpo se aferraba mucho mas al de el. Tras volver a Jadear Singto metió su mano por debajo de mi camisa y empezó a acariciar mi espalda de arriba hacia abajo. 

Mi mente tan solo pensaba en separarse, pero mi cuerpo actuaba por si solo ya que cuando mas demandaba Singto mas me dejaba hacer, no sabia en que momento había desaparecido mi pantalón, tan poco en que momento nos encontrábamos acostados en la cama.

-SING....TOO. Dije en el momento que note su mano en el elástico de mi ropa interior. 

-Bebe no sabes, lo que he sentido al despertar y no encontrarte a mi lado. Dijo mientras mordía mi hombre.

Esto estaba mal, Singto debía de estar con Kristal, yo no merecía esto, yo iba  a ser el causante de muchas cosas malas. En ese momento volví a sentir un pinchazo pero parecía que no había sido el único ya que Singto emitió un jadeo tan bien, pero esto no hizo que se detuviese, su mano había empezado a frotar mi miembro por encía de la ropa interior, lo que hizo que me mordiese el labio para suprimir un gemido que seguramente se hubiese escuchado en toda la residencia.  

EL JUEGOWhere stories live. Discover now