Capítulo 26: Abstinencia y reencuentro

348 51 151
                                    

Al día siguiente, me levanté con resaca y me dolían aún más todos los músculos. Lo primero que hice en cuanto abrí los ojos fue liberar una ametralladora de estornudos, uno detrás del otro, y también sentía una gran acidez en el estómago. Esa mañana mi madre me obligó a faltar al colegio y al trabajo, para hacer reposo.

Sí, la idea de salir de fiesta no estuvo mal para distenderme, pero después fue un horror. No pude distraerme, no pude pensar en otra cosa. Me quedé solo toda la mañana conmigo mismo y con mis pensamientos. Sentía un agujero frío en el pecho que no se calmaba con abrigo, ni con comida, ni con nada.

¿Qué hacer cuando no podés hablarle a la persona con la que estás acostumbrado a charlar todos los días? ¿Cómo lidiar con esta especie de abstinencia? ¿Qué hacés cuando te sentís tan culpable por haberlo arruinado todo y ni siquiera podés pedir disculpas?

Yo no sabía qué hacer con todo eso.

Miré, sin querer o queriendo, en el cajón de mi escritorio y busqué el dibujo que Guadalupe había hecho de nosotros, bueno, de nuestros personajes del Magnus. Era perfecto, había puesto atención en cada detalle. Lutina y Sunspeaker luchaban juntos contra un dragón.

También tenía el mensaje que me había escrito en una hoja de papel verde: "¡Feliz cumpleaños, curanderito! Con mucho cariño, tu maga preferida". Mi querida maga, te extrañaba mucho, necesitaba nuestras charlas, nuestras risas, nuestros juegos. Ni siquiera habías visto el diccionario de Leanguadismos que yo había creado para nosotros. ¿Lo estarías haciendo porque estabas enojada y querías que yo sufriera, como dijo Cintia?

Releí las notas de amor que había escrito en mi celular, qué feliz me había sentido en esos momentos al descubrir un nuevo sentimiento, al descubrir que estaba enamorado de esta chica tan bella. ¿Pero y ahora? ¡Ahora todo lo bello se hacía terrible! ¡Me carcomía por dentro! ¡Sentía síntomas físicos como los poetas helenistas! Se me cerraba el estómago, tenía acidez, me sentía débil, me sentía enfermo.

Saqué mi carpeta de literatura para leer algunos poemas helenistas al azar y sentirme identificado.

"De continuo se hunde en mis oídos el eco de Eros y mis ojos
en silencio ofrecen una dulce lágrima a los Deseos,
ni la noche ni la luz del día me duermen y los filtros de amor
han grabado ya en mi corazón una marca reconocible.
Alados Amores, ¿sólo sabéis volar sobre mí
y no podéis de ningún modo volar a otra parte?"

"¡Ah, qué penosa y malhadada es esta enfermedad! Dos
meses ha que me aqueja la cuartana del amor que por un doncel
siento [...] Por ahora el mal me ataca a veces, y a veces me
abandona, mas pronto no tendré escape ni para coger el sueño:
[...] Amor apretó más mi corazón, y volví a casa con una nueva
herida en el pecho: Convoqué entonces a mi propio yo y me
dije a mi mismo muchas cosas: "¿Qué estás haciendo otra vez?
¿Cuál será el fin de tu locura? [...]"

Ah, Meleagro, Teócrito, los comprendo, amigos helenistas. Sí, es así, se siente como si algo apretara mi pecho, como si tuviera una herida invisible incapaz de repararse a no ser que ella me hablara. ¿Por qué yo? ¿Por qué estaba sufriendo así? ¿Por qué Guada ya no quería hablarme después de tanto tiempo de acostumbrarme a ella, a su risa, a sus ocurrencias, a su forma tan bella de ser?

Decidí intentar despejarme escribiendo, saqué mi cuaderno y comencé a escribir un nuevo cuento, uno que no tuviera nada que ver con Guada ni con el amor, uno que me hiciera llevar la mente hacia otros rumbos.

"No supo cómo lo hizo, pero lo hizo. Vio lo invisible, vio la bacteria, vio la vida. ¿Qué es esto? Se preguntó. Estaba viva, era bella, era atrapante, interesante. Jamás antes había conocido nada similar. La tocó. La dejó entrar a su sistema voluntariamente. Sintió que ya no era uno, eran dos en uno, sintió que podía volar. Jugaban a disfrutar juntos, a conectar, a explorar una sintonía propia e improvisada. Desarrollaron un lenguaje propio, único.

El amor en los tiempos del internetOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz