Capítulo 42: En el puff con forma de pelota de fútbol

250 53 49
                                    

Por esa época llegué a sentir que me iba a morir de amor, que no sobreviviría a eso; y, sin embargo, acá estoy.

Ha pasado el tiempo, ahora vivo solo en un departamento que puedo costearme con mi trabajo de editor. Mi cicatriz sigue ahí, pero al menos ya no es una herida abierta, ya no se me desgarra todas las noches. Ahora solo es una marca con la que se puede lidiar.

Pasaron varios años de todo aquello, de aquella época en la que amé y sufrí con mucha fuerza. De aquellas noches de desvelarme llorando, hasta que el cansancio me vencía.

Ahora me encuentro aquí, tranquilo y escribiendo en mi sillón con forma de pelota de fútbol. Recordando a aquella muchacha a la que amé tanto.

Jamás había buscado el amor en la vida real, tampoco lo busqué en la vida virtual. Fue simplemente algo mágico que sucedió, como una estrella fugaz en el cielo. La quise muchísimo, y este libro es prueba de cualquier cosa, menos de olvido.

Comencé esta historia como una especie de tributo a mi primer amor, y quiero terminarla con una reflexión. Algo que descubrí ahora mismo, mientras escribía las últimas líneas.

Parece ser que algunas personas están destinadas a enamorarse, pero no están destinadas a estar juntas. A veces podemos carcomernos la cabeza pensando: ¿qué pasó? ¿Qué hice mal? ¿Qué pude haber hecho para que las cosas fueran distintas? Quizá fue mi culpa, por no poder ver más allá, por dejarme consumir por la falta que me hacía su presencia física, por extrañarla hasta las entrañas, por los celos.

Pero al final siempre llego a la misma conclusión. Quizás no todo es para siempre, las frutas se pudren, el café se enfría, la ropa se desgasta. La relación simplemente no funcionó.

Al principio duele horrores. Pero al final, lo que terminó de curar la depresión, para mí fue aceptarlo. Hay quien vive toda la vida sin experimentar lo que nosotros vivimos. Quizá éramos chicos, quizá nos faltaban recursos, pero nuestro amor será eterno, porque lo vivimos y eso nadie jamás nos lo puede quitar. Probablemente, por eso mismo, en esta historia, quise darle más énfasis a los buenos momentos que al triste final. Inconscientemente intenté inmortalizarnos en una obra escrita y terminé escribiendo en tres cuadernos diferentes: un cuaderno escolar, un cuaderno A4 y ahora en este viejo diario de viaje.

Gracias a esa experiencia, aprendí que el amor es eterno, como el mismísimo universo. Una relación podría durar meses, un año, décadas o toda la vida: pero el amor no desaparece. Siempre tendré junto a mí todas las experiencias vividas con mi maga preferida.

Sí, es cierto, Guada y yo, un día, tuvimos que separarnos. No fue por falta de amor, creo que tuvo mucho que ver con aquella frase que se suele decir: "somos el amor perfecto en el momento equivocado". Pero eso no nos quita todo lo que hemos ganado, la experiencia de haberlo vivido, los recuerdos y el amor que sentimos. Estoy agradecido de haber conocido el amor. Creo que es enriquecedor dejarlo entrar a nuestras vidas. Porque un día llega, si tenemos suerte.

Ay, Guada, si supieras... He escuchado millones de consejos: que debo sacarte de mi mente, olvidarte. ¿Acaso alguien podría hacer eso?, ¿olvidar a voluntad? Otros me han llegado a decir que te tengo que reemplazar, como si fueras un libro viejo en una biblioteca. Nada de eso me ha funcionado.

No lo niego, cuando estoy solo y nadie me molesta, a veces me pongo a recorrer en mi mente nuestras conversaciones, recuerdos y detalles tuyos. Como tu cabello cambiante de color; tu risa; tu pasión por la pintura; tu personaje, la maga Lutina. El sweater y las botas que usaste la primera vez que te vi en persona. Estabas feliz. Hablabas mucho, querías mostrarme todo.

Otras veces te hablo en mi mente, te cuento cómo va todo por acá. Me gradué de la universidad, ahora soy editor de textos, tuve suerte de encontrar trabajo tan pronto después de recibirme. La editorial donde hice mis prácticas terminó por contratarme, dijeron que estaban muy satisfechos con mi desempeño. ¡Oh! Y supongo que te gustaría saber que estoy colaborando como juez en un concurso de Bellas Artes internacional. Me dedico a la parte de literatura, no es un trabajo remunerado, pero lo disfruto demasiado, además estoy conociendo a otros escritores y quizá pueda abrirme camino en ese rubro.

El amor en los tiempos del internetOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz