𝐋𝐚 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐒𝐨𝐤𝐤𝐚.

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Estaban en una guerra. Pero eso no quitaba el hecho de ser adolescentes, posiblemente cuando la relación salió a la luz, Katara fue la menos contenta.

“Rompelé el corazón a mí hermano y yo te romperé las piernas”.

Y además, la sorpresa de Suki como tal, porqué cuántas posibilidades habían de que realmente a Sokka le fueran los adolescentes calientes y con una cicatriz en la cara. Según Toph se veía venir, aunque ciega estaba no significaba que fuera ajena a las circulaciones simples del cuerpo humano.

Dejando de lado, el asombro del grupo, aunque el más feliz fue Aang, ambos tenían una relación y les gustaba explorar. Porque era diferente a como todo lo que tuvieron. Por ambos lados. Entonces, cuando debieron arreglar las tiendas y prepararse para dormir, Sokka decidió que su tienda estaría alejada del resto, de una forma estratégica y le dijo, en un susurro a Zuko, que le esperaría.

Zuko demasiado distraído, como usualmente era, choco con Suki. Quien le miró con una ceja alzada y una sonrisa bastante escalofriante, era una pícara. Cómo si supiera de alguna travesura a la cual él mismo era ajeno.

—Buena noche. Zuko. —deseo Suki, chocando su mano con el hombro del chico de forma leve.

Esa acción lo había dejado aún más confundido, y caminando con preguntas en su mente, abrió la cortina de la tienda de Sokka. Se quedó quieto apenas entró, un montón de velas adornaban el interior y en medio de las tapas, en el suelo, estaba Sokka. Acostado boca abajo con las piernas levemente fraccionadas hacia arriba.

No llevaba los pantalones y su cabello estaba suelto. Zuko tragó saliva de manera dificultosa.

—Hola, Zuko. —habló el chico moreno, sostenía una rosa entre sus manos.

Bueno, si mañana era el fin del mundo podría morir feliz. Era un inexperto pero valdría la pena.

—Hola, Sokka. —contestó de manera tonta, quemando sin querer un pedazo de tela de la cortina. Sonrió de manera lenta. Acercándose a su novio. Las piernas de Sokka eran bonitas y quedaban bien con al combinación de sus manos pálidas.

Zuko se sentía realmente nervioso y la risita de Sokka le hizo saber que todo su cuerpo estaba temblando. Un beso podía ser la solución y luego otro, y otro.

Y realmente nadie iba a escuchar, pero se olvidaron de Toph, y lo pegados que estarían ellos al suelo.








ᴀᴠᴇɴᴛᴜʀᴀs ᴅᴇ sᴏᴋᴋᴀ ʏ ᴢᴜᴋᴏ.Where stories live. Discover now