𝐊𝐚𝐭𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐬 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐨𝐬𝐚.

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Su plan inicial era atrapar al Avatar, pero por el momento debía estar en paz. Tratando de escapar de su propia Nación, vendiendo té. La adoración de su tío, la catástrofe para él. 

Un suspiró de pura irritación salió de Zuko, mirando con el ceño fruncido la bandeja que había estado limpiando.

—Tienen el resto libre. Son demasiado eficientes. —dijo el dueño de la tienda, demasiado feliz por el aumento de la clientela gracias al señor que preparaba un té espectacular.

Iroh sonrió, pero prefiero darse un descanso, Zuko en cambio, creyó que lo mejor era caminar por la ciudad, entre esas casitas viejas y evitar matar a alguien.

Alejándose, y viendo algunas tiendas, pequeñas, el ceño de Zuko se fue suavizando de a poco. Hasta que sus ojos dorados encontraron en su visión una ropa azul. Estaba seguro que pertenecía a la tribu del agua, y que era esa chica, de nombre Katara, la maestra agua, la iba. Tal vez le pareció raro verla con lo que parecía ser el abrigo en forma de vestido. Pero lo ignoró y de manera disimulada y sin un plan, la comenzó a seguir.

Sokka estaba realmente furioso, solo quería un poco de tranquilidad y todo lo que obtuvo fue su ropa echa añicos y el único respuesto, la ropa de su hermana. La ropa de invierno de su hermana. Bien, nadie lo conocía en esa ciudad, y de poco en poco, creía estar bastante cerca de donde podría estar Appa, porque había logrado colarse entre lo que parecían ser las partes bajas de la ciudad. Observaba de un lado a otro, con un ojo crítico todo, incluso a aquellos que le miraban entre curiosos y aturdidos. De seguro sabían que se trataba de un chico en ropas de chica.

Aunque no era la primera vez, después de todo uso el atuendo de una guerrera Kyoshi.

Y en su intento de ver algo que poder sacar, para vestir, una mano agarró su hombro. Sokka saltó en su lugar, mirando casi con terror al chico con una quemadura.

—Zuko.

Zuko no recordaba cómo sonaba la voz de Katara. Pero eso no importaba. Ya tendría tiempo para conocerla.

—Yo... Quiero que sepas que no quiero hacerte daño.

Sokka ignoró sus palabras, para comenzar a retroceder y mirarlo con total desconfianza. Zuko no sabía cómo arreglar las cosas, para empezar, por primera vez después de tantos años, capturar al Avatar fue algo que decidió olvidar.

—¡No te diré nada de Aang! —exclamó, dando un paso atrás.

—Yo no le haré nada. Ya no importa, habló en serio, yo. ¿Nunca te dije lo hermosa que eres?

Oh. Estoy en problemas. Pensó Sokka. Tal vez con la capucha puesta realmente se parecía a su hermana, pero en qué parte las reacciones de su rostro, se asemejaban a las de Katara.

—Me tengo que ir. —trató de dar media vuelta, para escapar de la situación más incómoda de su vida.

—No, por favor. Es en serio. Prometo no hacerte daño a ti, ni a tus amigos. Sé que camino tomar.




Sokka intento creer que ese interés, que Zuko parecía tener con su hermana, lo haría cambiar realmente. Hasta que más tarde Aang casi muere y Zuko se marchó con la Nación del Fuego. Idiota y mentiroso, supuso Sokka. No se merecía a su hermana.

Zuko después de traicionar a su tío y de no entender la reacción tan áspera de Katara, cuando ya se habían visto y habían tenido una cercanía. Pudo entender cuan esquivado estaba, Azula se lo hizo ver.

—Bueno, con un vestido, el chico realmente parece su hermana.

Sokka era hermoso, y ahora, a fuerza de casi perderlo todo, Zuko sabía que camino seguir.

ᴀᴠᴇɴᴛᴜʀᴀs ᴅᴇ sᴏᴋᴋᴀ ʏ ᴢᴜᴋᴏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora