𝐃𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐞𝐝𝐚𝐝.

4.7K 505 172
                                    

[Solo ocurrió y ya ;-; es como la segunda cosa más larga que he escrito aquí].

Fue como ver algo fuera de este mundo.

El Señor del Fuego Ozai había decidido contratar nueva servidumbre, para que se encargará de sus hijos. Bastantes problemas le causaban y necesitaba alguien que pudiera permanecer las veinticuatro horas del día cerca. Y la señal divina vino a él con gente de la Tribu del Agua, que buscaba nuevos ingresos. No tuvo que hacer muchas preguntas, solo dar órdenes para tener a un par de jovencitos dispuestos a ayudar en el palacio con todo lo que respectaba a los jóvenes príncipes. Yue, una muchacha de la Tribu Norte a haría cargo de la pequeña y rebelde princesa Azula. La niña parecía rancia a querer que alguien lejana a su Nación la cuidara, pero tras las palabras exactas, supo ganarse a la pequeña.

Por otro lado Sokka, venido de la Tribu Sur, se haría cargo del poco habilidoso —según palabras del mismo señor Ozai—, príncipe Zuko. Ganarse su confianza bastó con una simple sonrisa, después de todo el niño parecía mucho más accesible a los cambios y entusiasmado con otras culturas. Pero para Yue y Sokka, jamás estuvo la preparación de servir a aquella realeza tan rota.

____

A Zuko nunca pudo interesarle demasiado la idea de socializar con otros niños de su edad. Había pasado su mayor tiempo encerrado entre las murallas del palacio, intento practicar su fuego control. Además, no podía entender los juegos de su hermano junto a sus amigas, porque hacía un tiempo había llegado a la conclusión de que las niñas estaban locas.
Pero Sokka era necio.

—Ya ves, príncipe Zuko. Debes compartir con niños de tu edad. Salir afuera, recorrer tu propio pueblo.

—Eso no me va ayudar a mejorar. —recrimó, acostándose en su cama. La mirada azul lo analizo durante unos momentos. Sokka tenía quince años, y Zuko doce, casi rozando los trece.

Sin embargo no dijo nada de lo que quería decir. Zuko mantenía con él la confianza de sirviente a príncipe, nada más. No haría caso a su palabra, ni buscaría en él un consuelo. O eso creyó.

______

Corría por los pasillos con el miedo quemando en si garganta, con el temor y la pena misma ahí, picando. Dobló un instante, dejando ver solo un destello azul pasar por las múltiples paredes llenas de rojo. Deteniendo su carrera justo en la gigantesca puerta donde paso los últimos meses haciendo dormir al príncipe del fuego. Un sollozo quiso salir de su boca, pero lo calló al instante con una de sus manos. Y pese a la advertencia antes dada, de que esas puertas serían cerradas, Sokka las abrió y entro en la oscura habitación, viendo gracias a la poca luz que logró filtrarse por unos segundos. Al pequeño bultito en un rincón.

—Principe Zuko...

—No. No, dejame. ¡Vete!

El gritó le hizo saltar un poco en su lugar, pero decidió avanzar hacía adelante, encendió una pequeña vela en la mesa de noche, mirando con ojos tristes, como las rodillas del joven príncipe se encontraban como apoyo, para esconder su rostro.
Sokka se arrodilló, frente a Zuko. Acercando sus manos de a poco a los extremos del rostro del niño. Pudo sentir el temblor en el cuerpo del menor, el miedo, la rabia, quién sabe cuántas emociones más. Entonces levantó el rostro de Zuko, viendo con terror lo cruel que podía ser ese monstruo que el niño tenía por padre. Zuko se removió un instante, aferrando sus manos a las manos morenas de Sokka para quitarlas de su cara. De su horrible nueva cara. Pero se detuvo, cuando su sirviente, se acercó a él, de forma lenta, para depositar un beso demasiado cálido y delicado en su frente. Zuko se quedó quieto.

ᴀᴠᴇɴᴛᴜʀᴀs ᴅᴇ sᴏᴋᴋᴀ ʏ ᴢᴜᴋᴏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora