(1): Así que... una novia

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Habían pasado alrededor de dos meses desde aquel inusual encuentro entre las dos muchachas. No volvieron a verse, ni siquiera por casualidad.

La pelirrosa no podía engañarse así misma, frecuentaba al menos una vez por día el centro comercial con las esperanzas de cruzarse a la pelirrubia. Esperanzas que con los días fueron apagándose debido a que la misma no daba señales de vida, Yena creía cada día más que la chica había sido producto de su imaginación.

Suspiró dirigiéndose una vez más a su trabajo, no se quejaba de ello, le gustaba lo que hacía, estar en una cafetería rodeada de libros era el plan perfecto que tenía hasta el momento en que pudiera recibirse. Pero era cansador tener que ir tan temprano al lugar y sin dormir, porque los últimos dos meses cierta pelirrubia irrumpía en sus sueños. Se extrañó al llegar al lugar, chequeó la hora y notó que había llegado justo a tiempo, no se explicaba porque aún se encontraba con las persianas cerradas. Tomó su teléfono velozmente y marcó el número de su compañero de trabajo, luego de tres pitidos el mismo respondió con un claro tono de somnolencia, la pelirrosa quería golpearlo por haberse quedado dormido.

— Yang Jeongin ¿Dónde demonios estás? — Preguntó con notoria molestia.

— En mi casa, ¿Dónde estás tú? — Lo oyó bostezar, la mayor suspiró profundo.

— En la cafetería, es martes y a ambos nos toca estar aquí. — Recordó lo evidente, rodando los ojos.

— ¿De que estas hablando Yena noona? El jefe nos repitió hasta el cansancio que hoy no abriría porque tenía cosas personales que resolver, nos dio el día libre. — Recordó. Yena volvió a suspirar queriendo golpearse así misma. — Lo olvidaste. —Razonó el menor tras la línea.

— Lo olvidé. — Afirmó masajeando sus sienes. Oyó al menor riendo.

— Esa cabeza enamorada no te deja prestar atención. —Se burló, la mayor podía imaginar perfectamente la sonrisa del menor en ese momento. — Te aconsejo que regreses a tu casa. Ahora, si me disculpas, regresaré a hacer lo que un joven chico con el día libre hace, dormir. — Y sin más, le colgó.

La pelirrosa bufó guardando su celular dentro de su mochila. Estaba enojada con ella misma por ser tan torpe y por estar tan distraída las últimas semanas, incluso cuando se había anotado a un montón de materias en su Universidad y cubría horas extras en su trabajo para distraerse, continuaba pensando en el mismo acontecimiento. Suspiró una última vez y se puso en marcha nuevamente hacia la parada del bus, era absurdo seguir quedándose allí cuando no trabajaría.

Tendría todo el día libre, eso la ponía inquieta, no quería quedarse sola en su casa o colapsaría de tanto pensar, así que decidió inmediatamente hablar con alguno de sus amigos. Yena no tenía un círculo tan amplio de amistades, no era una persona mala o maleducada, pero si era demasiado arisca con las personas. No era nada personal con alguien, a ella simplemente las personas no le agradaban lo suficiente, pero tenía que convivir con ellas de todas formas. Estaba acostumbrada a no formar parte de grupos sociales, mucho menos de hablar más de lo debidamente necesario, así que su lista de amigos se reducía solamente a tres personas, y Yang Jeongin era una de esas personas, rápidamente lo descartó a sabiendas de que el menor estaría todo el día durmiendo y Yena sabía que lo merecía después de todo lo que él se esforzaba.

Su Universidad había adoptado una nueva modalidad ese año, querían integrar a los recién ingresantes con los alumnos que estaban a punto de recibirse, poniendo una materia en común y organizando trabajos cooperativos. La pelirrosa recordó aquello a su vez que recordaba que tenía que entregar un trabajo en parejas con una de esas alumnas. A Yena le irritaba cuando las cosas cambiaban de rumbo tan drásticamente, ni siquiera le preguntaron a los estudiantes como se sentían al respecto, simplemente adoptaron aquella normativa. Suspiró pensando en el trabajo y en su compañera, al principio la niña no le agradaba mucho y le molestaba un poco la euforia de la menor, no la culpaba en lo absoluto porque sabía que se debía a su edad, no eran amigas, pero después de un tiempo la mayor se había acostumbrado un poco a la compañía de la misma. No dudó en llamarla, quizá si hacía su trabajo pendiente sería suficiente para distraerse.

Solo Fue Un Beso - YENYULWhere stories live. Discover now