(2): Culpa

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Cinco minutos, después de esa inesperada y bochornosa descompostura, la pelirrosa volvía a sus sentidos con una gran velocidad. Miró a su costado, su mejor amigo la sostenía y la ayudaba a recostarse en el sofá, la pelicorta estaba detrás de ellos dándole aire con sus manos y la pelirrubia se había perdido. Yena creía que solo había alucinado una vez más por sus desesperadas ansias de volver a verla. Suspiró cuando ambos mellizos la observaban con ojos cargados de preocupación, negó lentamente informándoles que ya se sentía mejor.

Cuando estaba a punto de hablar, la volvió a ver. Salía de la cocina con un vaso de agua en sus manos, agradeció estar recostada o de lo contrario sus piernas volverían a fallarle, se maldijo por eso. La chica le tendió el vaso a la pelicorta, ésta asintió con una sonrisa y le entregó el vaso a la mayor.

— Es agua con azúcar, para que tu presión se reestablezca. — Le informó con tristeza, la mayor asintió tomando del contenido de aquel vaso.

— Yena... — El rubio susurró a su lado mientras acomodaba los cabellos rosados de su amiga. — ¿Esta todo bien en casa? — Se animó a preguntar, de manera sutil.

La mayor suspiró sonoramente. Lo sabía mejor que nadie. Años atrás ella sufría de las mismas descomposturas a causa de su mal emocional, sus amigos lo sabían y la apoyaron en ese momento como ninguna persona antes. No quería preocuparlos de nuevo, más porque sabía que no había razón.

— Está todo bien, chicos. Les prometo que no es nada más que un pequeño insomnio. — Casi quiso arrancarse la lengua por decir aquello, suspiró en arrepentimiento cuando notó como los mellizos la observaban con preocupación.

— ¿Hace cuánto que no puedes dormir? Debí suponerlo. — Decía la pelicorta.

— ¿Les parece hablar de esto en otro momento? — Pidió señalando a la chica detrás de ellos.

— Yo no quería ser inoportuna. — Habló finalmente la causante de su falta de sueño. — Solo vine a traerte tu teléfono Bokie, lo olvidaste en casa. Vine más temprano pero no estaban aquí. — Se explicó, devolviendo el aparato a su dueño.

La rubia observó por un segundo a la pelirrosa, quien tenía la vista puesta en cualquier lugar menos en ella, se sintió un poco decepcionada por eso. Dijo que tenía que marcharse, la tensión entre las dos desconocidas era enorme y la menor del grupo no podía soportarlo mucho tiempo más. Pero los planes de su pareja eran distintos y por primera vez, Yuri quería correr lejos de él.

— Recordarás que te conté que tenía una mejor amiga que no veía hace bastante. Finalmente puedo presentártela, Choi Yena. — Le sonrió para luego mirar a la mayor. — Ella es Yuri, mi novia. — Finalizó la presentación.

Ninguna estaba segura el porqué, pero las palabras pronunciadas por Felix fueron lo suficientemente poderosas para desestabilizarlas. Como si ambas quisieran cambiar aquello, sonrieron a la vez por lo absurdo que eso era. Yena se puso de pie, sabía que lo mejor era tratar de ser amable, no lo era, pero por sus mejores amigos era capaz de cruzar el río Han a pie.

— Un gusto. — Pronunció de la forma menos tosca posible, extendiendo su mano.

— Lo mismo digo. — Le sonrió la rubia luego de pronunciar aquello.

Estrechó su mano junto a la de la mayor. La corriente eléctrica que recorrió la punta de sus extremidades fue suficiente para que se apartasen con velocidad, queriendo nunca haber hecho. Sin perder tiempo, antes de que al pelirrubio se le ocurriera alguna idea que destruyera su poca voluntad, la menor decidió partir hacia su hogar.

Cuando se fue de allí, Yena pudo soltar todo el aire que inconscientemente había retenido en sus pulmones, una clara señal de alivio que hubiera pasado desapercibida si no fuera porque su mejor amiga la observaba atentamente, intuyendo que había algo más profundo detrás de los síntomas que rondaban a su mayor. Esquivar sus problemas era lo mejor que la pelirrosa sabía hacer, así que negó y salteó cualquier detalle que la delatara a ella y a la menor, supo leer en los ojos de la rubia que ella tampoco había hablado de ese tema. ¿Cómo podría hacerlo? Hablar con su novio casualmente, contarle que una loca la besó en un baño apartado y luego se dio a la fuga como una completa cobarde. Desde luego nadie haría eso, lo mejor era dejarlo en el olvido.

Solo Fue Un Beso - YENYULWhere stories live. Discover now