(4) Insomnio

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Insomnio. Fiel compañero de todas aquellas mentes que no lograban calmar las actividades que el cerebro procesaba. Por más que uno intentara silenciarse y dormir, simplemente era imposible hacerlo.

Fiel compañero de Choi Yena, una vez más, como en los últimos dos meses. Y lo odiaba.

Eran cerca de las cuatro de la madrugada y, por más que la pelirrosa luchaba con todas sus fuerzas para dejar de pensar, cierta pelirrubia continuaba apareciendo en su cerebro como una imagen sin fin. Su sonrisa, sus ojos, sus mejillas sonrosadas, sus labios. Absolutamente todo, cada pequeño rasgo que recordaba, recaía en la chica a la que había besado otra vez.

No entendía a su corazón.

Yena estaba consciente de que lo hacía porque su corazón se lo encomendaba, sabía que su razón le gritaba que se alejara de la menor, entonces solo podía ser su corazón el que le pedía desesperadamente que se mantuviera cerca, que la cuidara de los peligros sin preguntar, que hablara de forma amable aunque le costaba bastante aquello. Los dos besos entregados, la pregunta de Yuri ¿Por qué la besaste? Esas eran las cosas que estaban en su mente, rondando, molestando, esa incertidumbre que se afloraba en su pecho. Y luego, para terminar de englobar las cosas que le quitaban el sueño, la imagen de su amigo.

Todo estaría bien, ella no tenía miedo de volver a enamorarse, de conocer a alguien y que ese alguien sea una mujer, estaba segura y convencida de que no era algo malo. Pero de hecho, sí. Lee Felix, su mejor amigo desde los doce años, el chico de las adorables pecas que golpeó a un chico para defenderla cuando recién llegaba a la ciudad, la primer persona que le sonrió de manera amable en su nueva escuela, el chico que escuchaba todos sus pesares sin una queja, el que le daba de su almuerzo cuando ella olvidaba llevar el suyo, el que le permitía dormir en su cama y él en el piso cuando hacían alguna pijamada, el que le daba consejos amorosos de conquista, el que más de una vez había secado sus lágrimas en las madrugadas cuando rompió con la única chica de la que se había enamorado, el que se encargaba de levantarle el ánimo, quien nunca la dejó sola y siempre la entendía o, en su defecto, trataba de hacerla sentir cómoda. Aquel pelirrubio que desde hace trece años se había convertido en su familia, quien siempre encontraba una razón para hacerla sentir segura, quien nunca la hizo de lado. Ese chico, su mejor amigo, su hermano del alma, era lo más importante en ese momento. Yena podría pasarse la noche entera recordando y enumerando la cantidad de veces que Lee Felix estuvo allí para ella, para ser su escudo. Y, cuanto más lo pensaba, peor se sentía.

Insomio, insomnio y más insomnio. Le estaba carcomiendo el interior de sus masa encefálica. No pudo saber con exactitud el momento en el que comenzó a llorar, pero sus lágrimas no eran saladas, eran amargas, arrastraban tras de sí un gran pesar.

Esto apesta. Pensó la pelirrosa, quería dejar de sentirse tan miserable.

No podía engañar a Felix, no quería hacer tal cosa. No podía traicionar y arruinar todo lo que habían creado durante años de amistad y hermandad simplemente porque se sentía atraída hacia una chica. Maldita sea su suerte, de tantas mujeres en el universo, ella venía a gustar de la novia de su amigo.

Estaba mal, Yena no quería sentir eso, no quería continuar con esa sensación en su pecho. En ese momento, el reloj sonó indicando que eran las seis de la mañana, Yena se durmió con la idea aún fresca en su cabeza, definitivamente ella se alejaría de la pelirrubia.

Dos horas más tarde, la pelirrosa se encontraba caminando las calles restantes para llegar a su trabajo, con unas ojeras temerosamente descubiertas, unas bolsas gigantes que delataban lo mucho que había llorado la noche anterior, ni todo el maquillaje del mundo eran capaces de cubrir aquello, tenía acumulado un cansancio horrible, como si no hubiese dormido en días -que en efecto, podría considerarse una gran posibilidad dado que no podía dormir más que cuatro horas diarias-, y unas enormes ganas de morirse. 

Solo Fue Un Beso - YENYULWhere stories live. Discover now