Ha pasado un tiempo

276 34 14
                                    

Felix estaba exhausto.

Dejó que la suavidad de sus sábanas lo abrazaran en cuanto se acostó sobre ellas, llenándose de un pequeño momento de paz. Frotaba sus sienes, con los ojos cerrados y el entrecejo fruncido, plasmando en su expresión aquella gran frustración que lo estaba persiguiendo. Negó.

Oyó dos suaves golpecitos tras la puerta de su habitación y tres segundo después la misma fue abierta con suavidad. La delgada figura de su melliza lo obligó a abrir los ojos, apreciando como su hermana se cruzaba de brazos, con su cejo fruncido, imitando la misma acción y expresión que él tenía plasmada en su propio rostro.

Se quedaron mirando fijamente el uno al otro, por minutos que fueron incontables. Era su gran conexión, la mayoría de las veces no necesitaban hablarse para saber que era lo que querían o sentían, bastaba cruzar sus miradas y podían entenderse perfectamente. Por eso mismo, el pelirrubio supo de inmediato, a través de los oscuros ojos de la pelicorta, lo increíblemente enojada que se sentía.

— ¿Cuando pensabas decirme? — Finalmente habló después de que sus miradas dejaran de tener una batalla de comprensión.

El menor de los dos solo suspiró, negando lentamente.

— No soy quien para hablar acerca de los sentimientos de los demás. — Respondió, su voz salió neutral. Su hermana chasqueo la lengua.

— No hablo de Yena o Yuri, hablo de ti. — Lo miró fijamente, adentrándose a la habitación.

— No hay algo particular para compartir con la audiencia, disculpa. — Ironizó, moviendo su cuerpo levemente para dejar que la mayor se acostara a su lado.

— Imbécil. — Masculló la chica, con una media sonrisa. — Nunca nos ocultamos nada, Yongbok. Desde que nos separamos de nuestros padres, prometimos siempre decirnos la verdad. — Habló con seriedad, utilizando el nombre coreano de su hermano.

— ¿Qué esperabas que hiciera Chaewon? ¿Venir a decirte que nuestra mejor amiga se enamoró de mi novia, sin antes haberlo hablado con ninguna de ellas? — Arqueó una ceja, recostándose de costado para mirar a su hermana. Ella negó, con su semblante decaído.

— Para empezar, me hubiera encantado que me contaras que hace días renunciaste a tu trabajo, que las cosas con tu pareja no iban bien, que estabas pensando en mudarte a otro lado... — Enumeró, clavando sus ojos en el techo.

— ¿Cómo...? — Enmudeció.

— ¿Creíste que no me iba a enterar? Maldita sea Lee, a esta altura de nuestras vidas ¿Realmente tengo que recordarte que te conozco más que lo que te conoces a ti mismo? ¿Qué se perfectamente cuando las cosas no están bien contigo? — Ahora lo miró, con reproche pero con el mismo cariño de siempre.

— Lo siento... sé que debía contártelo pero...— Comenzó, pero el dedo índice de su hermana sobre sus labios le impidió que continuara hablando.

— No quiero escuchar excusas estúpidas de porqué no me lo dijiste antes, Lixie. — Quitó su dedo, sonriendo con toda la dulzura que podía. — Ahora mismo, solo quiero oír a mi hermanito. — Finalizó.

Solo en ese momento, el pelirrubio dejó que todas sus preocupaciones lo abandonaran y rompió el pequeño espacio que lo separaba de su melliza. Se abrazó a ella, escondiendo su rostro en su cuello, dejando que algunas lágrimas de estrés y tristeza salieron por sus ojos, siendo reconfortado por la calidez de la única familia que poseía. La pelicorta solo abrazó a su pequeño, acariciando sus cabellos, arrullandolo como si de un bebé se tratase, repitiendo lo que hacían cuando eran solo unos niños y las cosas se ponían tensas en sus hogares.

Solo Fue Un Beso - YENYULWhere stories live. Discover now