(6) Cantando bajo la lluvia

388 44 52
                                    

Los sábados eran los días especiales de Yuri, desde que era una niña se había acostumbrado a ir al Rio Han para poder liberar sus pesares de la semana. Era un pequeño ritual que hacía con sus tíos. 

Desde que su tía había fallecido, a su tío y primo se les hizo difícil volver allí. A la pelirrubia también le pesaba, la llenaba de nostalgia. Pero continuaba haciéndolo porque era una forma linda de rememorar a la única persona a la que pudo llamar madre. Minju era quien la acompañaba desde que tuvo su pérdida, Yuri nunca había ido sola.

Pero ese sábado fue distinto.

La pelinegra llamó muy temprano a su amiga, contándole que había conocido a una chica muy linda la noche anterior, que habían hablado un montón y quedaron en salir ese día, ya que era el día libre de ella. Yuri se alegró por su amiga, sabía lo mucho que a la mayor le costaba relacionarse con las personas en general, así que no emitió palabra alguna y la felicitó, pidiendo que le cuente detalles en cuanto estuviera libre. 

Debía ir sola. Desde que aquellos tipos la perseguían, a Yuri le daba mucha ansiedad estar completamente sola. Pero no iba a desperdiciar uno de sus rituales por culpa de aquel temor, no podía vivir oculta, así que se vistió y cargó las cosas suficientes para tener un pequeño -y solitario- día de campo. Con algo de suerte, quizá lograba pasar la última semana de su vida, había sido la más intensa de todas. Solo una semana y su mundo se puso de cabeza a causa de cierta pelirrosa de ojos brillantes. Suspiró, golpeando su frente con fuerza, debía dejar de pensar en la chica mayor, era incorrecto.

Se terminó de vestir, tomó sus cosas y salió rumbo a su destino. Estaba soleado, así que no desperdiciaría aquel día.

Por su parte, Yena estaba irritada. No le gustaban los cambios repentinos en su rutina diaria, la sacaban de foco y luego no podía calmar su ansiedad. Pero, claramente, su jefe no era conocedor de ese asunto. Más aún, él era el primer candidato en lograr frustrar los días de la pelirrosa.

Llegó a su trabajo, pensando que estaría allí todo el día como solía hacerlo los fines de semana, pero su jefe no tenía esos planes para ella. Antes de que pudiera enfurecerse o rezongar, el hombre ya se había marchado, dejándoles indicaciones a sus dos empleados que abran solo hasta medio día y que se tomaran la tarde libre. A cualquiera le gustaría eso, menos a Yena. Quizá si se lo decía la noche anterior, se lo hubiera tomado de otra forma y reorganizado su día, pero su bendecido jefe (por no llamarlo realmente maldito)  debía informarle todo el mismo día. 

— Deja de refunfuñar, van a salirte arrugas. — Bromeó su amigo, ella negó soltando otro refunfuño aún más dramático.

— Odio los cambios de planes. — Se quejaba, por quinta vez a lo largo de esa hora. Jeongin asintió.

— Solo busca algo para hacer, no es tan difícil, agradece que al menos nos deja descansar un fin de semana. — Razonó el menor, Yena le dio el mérito de eso.

— ¿Tienes planes? — Mencionó de pronto.

Jeongin la observó con una sonrisa. Negó lentamente. No tenía nada para hacer ya que, al igual que la mayor, tenía pensado trabajar todo el día. La pelirrosa le sonrió, por algún motivo desconocido -Jo Yuri- necesitaba tomar un trago y olvidarse de su intensa semana. El menor ya tenía edad suficiente para beber, así que le ofreció salir por una cerveza. Jeongin soltó una corta risa, excusándose de ante mano que él no sabía beber, pero aceptando la propuesta de su amiga. 

— ¿Te parece si invitamos a Yujin? Si te pones ebrio, ella podrá llevarte a casa. — Sugirió, el chico la miró sintiéndose ofendido y luego sonrió, negando.

Solo Fue Un Beso - YENYULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora