(11) ¿Por qué viniste?

340 38 51
                                    

Chaewon y Felix llegaron al parque solo unos cuantos minutos después que Yena, la buscaron con su mirada hasta que, luego de algunos minutos, comenzaron a oír fuertes sollozos. Aterrados, dejaron que el ruido de aquel llanto los guiara hasta la escena más triste que los hermanos pudieron apreciar.

Yena estaba abrazando a una inconsciente Yuri, llorando sin poder detenerse, como la última vez que tuvieron la oportunidad de ver a su amiga.

Se acercaron rápidamente, quedando sorprendidos al ver el cuerpo golpeado de la pelirrubia, tratando de apartar un poco a la pelirrosa, pero no consiguiéndolo, pues la mayor se negaba a soltar y alejarse de Yuri.

Nunca había sentido su corazón tan roto como en ese momento. Parecía como si, por ese mínimo instante, su órgano latiente se hubiera fundido al de la menor, palpitando al mismo ritmo, deteniéndose cuando el corazón de la menor se detuvo. La pelirrosa estaba allí, despierta, abrazando aquel frío cuerpo, pero todo en su interior había muerto. Y no podía, o mejor expresado, no tenía la intención de dejar de llorar. Si su cuerpo, aún consciente, servía para así mantener un mínimo de calor corporal con el rendido cuerpo al que abrazaba, entonces no lo soltaría. No dejaría sola a la menor cuando más la necesitaba.

Besó la frente de la pelirrubia, tratando de que sus propias lágrimas dejaran de mojar las mejillas de la misma, suspirando de tanto en tanto para tomar aire, de lo contrario, terminaría quedándose sin oxígeno y en ese instante, Yena necesitaba estar bien. No podía desmayarse o caerse débilmente cuando aquella niña estuvo esperando por ella hasta tarde, no debía hacerle eso. Tenía que abrir esos brillantes ojos avellanas que tanto le gustaban, tenía que decirle un montón de cosas que la dejaran reflexionando, tenían que conocerse mucho más a fondo, merecían tener un final feliz, después de tantos meses a la deriva, ellas se merecían mutuamente, merecían amarse. Entonces Yena no se dejaría caer por todo el dolor que sentía al ver aquellos irises cerrados, no podía terminar de esa forma y sabía que Yuri pensaba lo mismo. Suspiró, dejando otro beso en su frente.

A lo lejos, se oyeron las típicas sirenas anunciando la llegada de la ambulancia, la mayor sonrió con un poco de nostalgia. No tenía la menor idea de cuanto tiempo llevaban allí, no chequeó la hora cuando llamó a emergencias, no sabe cuanto tardaron en llegar. Pero se sentía aliviada de que estuvieran cerca, porque pensaba que aún su rubia seguía allí con ella, sentía que su corazón aún latía en su pecho, débil y destrozado, pero aún viviendo, y eso era suficiente para armarse de valor y quedarse a su lado. 

Solo en ese momento se percató de la presencia de sus amigos, quienes estaban abrazándolas a ambas, tratando de trasmitirles el calor que les faltaba en aquella particular noche fría de Seúl. Los paramédicos finalmente hicieron su buen acto de presencia, y con ellos allí, Yena dejó libre el cuerpo de la muchacha para que se la llevaran al hospital. Chaewon fue quien se subió en el vehículo junto a la rubia, después de que discutieran por casi tres minutos sobre la condición de la pelirrosa, decidieron que lo mejor era que ella se fuera aparte para intentar calmarse o generaría una dependencia emocional muy rápida que terminaría haciéndole daño, o eso le dijo Felix. Y si su mejor amigo se lo decía, ella no era quien para reclamar. 

Prácticamente, desde que la ambulancia partió, Yena hizo correr al pelirrubio calles arriba para dirigirse a su lugar de trabajo ya que ahí estaba estacionado el auto del mismo. Se sentó de copiloto y esperó con gran impaciencia a que su amigo arrancara, siguiendo el camino hasta donde se encontraban las chicas. 

Silencio. Eso era todo lo que rondaba en ese auto.

El rubio no quería prender el estéreo porque entendía que no era el momento adecuado. Quería hablar pero sabía que su amiga se encontraba lo suficientemente inestable como para continuar alguna charla decente. Vamos, llevaban una semana sin hablarse después de una gran pelea, cuando finalmente iban a hacerle frente al asunto, pasó un acontecimiento tan fuerte que pateó lejos la estabilidad emocional que Yena había conseguido restituir en casa de su familia. Ambos suspiraron a la vez. 

Solo Fue Un Beso - YENYULWhere stories live. Discover now