* 4 *

12.2K 1.2K 153
                                    

Estaba en mi habitación, ensayando un beso por mi propio brazo. Mechita, Lauri y yo veíamos la telenovela de la tarde y nos había comenzado a preocupar, el no saber cómo dar nuestro primer beso.

Aunque ninguna de las tres tenía novio aún, anhelábamos que llegara ese momento y nos preguntábamos quién sería la primera. Teníamos solo doce años, pero muchas de nuestras compañeras ya se jactaban de salir con chicos y hablaban de la importancia de saber besar.

Yo lo que hacía era ensayar por mi propio brazo los movimientos que solía ver en las telenovelas, me aseguraba de que nadie me viera, por supuesto, pero ese día me había olvidado de cerrar la ventana, que era por donde Tomy hacía su aparición constantemente en mi cuarto.

—¿Qué demonios haces? —fue su pregunta cuando me vio.

Yo tardé en voltearme a verlo, creo que la sangre de mi cuerpo se me subió a la cara y me puse más colorada que un tomate. Mi corazón comenzó a latir acelerado y no supe qué responder.

Tomy entró por la ventana como siempre, y se sentó en mi cama.

—¡Creo que deberías dejar de hacer eso! —grité enfadada.

—¿Hacer qué? —inquirió él confundido.

—Entrar sin avisar. Podrías entrar por la puerta —añado.

Tomy frunce el ceño y niega, no lo comprende. Hacía muchos años atrás, un día que mi madre me castigó y me prohibió jugar con él por dos días, nos dimos cuenta que él podría entrar a escondidas. Saltaba la muralla bajita de hacia atrás de la casa, y se escabullía hasta mi ventana, que no era alta, así que yo solía dejarla abierta para que él ingresara.

Obviamente mamá y papá nos descubrieron un tiempo atrás, pero no le dieron importancia. Hasta hacía unos días, que escuché una conversación de mi padre con mi madre.

—Mi papá cree que ya no debes entrar a mi cuarto —dije repitiendo lo que había escuchado—. Dice que ya me estoy volviendo adolescente y que tú eres un chico y yo una chica —admití.

—Siempre fui un chico y tú una chica. ¿Qué ha cambiado ahora? —inquirió sin comprenderlo.

—Supongo que ya tengo pechos y uso sostén —admití y él se echó a reír.

—¿Y? ¿No es eso normal?

—Bueno... supongo que le preocupa que hagamos cosas aquí —susurré.

—¡Qué asco! —exclamó él y puso cara de que iba a vomitar—. ¡¿Qué cosas podríamos hacer?! —preguntó.

Yo solo me encogí de hombros. Tampoco entendía mucho el miedo de papá, mamá le había dicho que hablaría conmigo, pero hasta ese entonces, no lo había hecho.

Tanto Tomy como yo ya sabíamos algunas cosas en esa época. Cosas de adultos, como solíamos decirlo. Habíamos aprendido sobre sexo en la escuela y también cada uno había hablado algo con sus respectivos padres. La mamá de Tomy le había dicho que debía respetar a las chicas y que el sexo era algo que debía ser consentido por ambos, que nunca debía hacer nada con una chica que no quisiera estar con él y que debía cuidarse, para no embarazar a nadie. A mí, mamá me había hablado de la regla, que en aquel entonces aún no me llegaba, y me había dicho que el sexo era algo que debía ser practicado con amor y cuando conociera a la persona indicada, también me había dicho que debía cuidarme, entre otras cosas.

Tomy y yo nos contábamos todo, así que habíamos compartido también aquellas conversaciones con nuestros padres, y como ninguno de los dos sabíamos cómo se hacía aquello en realidad, decidimos buscar algún video en internet que nos explicara un poco la cuestión. Pero apenas lo vimos, nos dio asco, y mucha risa, así que dejamos de verlo y no volvimos a hablar del tema.

Hagamos un tratoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن