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Todavía recuerdo la emoción que sentí aquel día, a la salida del colegio, Guillermo, un niño dos años mayor que yo y primo de Sofy, me pidió que fuera con él a la fiesta. Era guapísimo, cabello rubio, ojos claros, alto, último año y del equipo de futbol de la escuela. Era también el primo hermano de Sofy, quien había cumplido con su parte y le había pedido que me invitara, así como yo le había pedido a Tomy que le invitara a ella.

Llegué a casa corriendo, agitada y feliz. Entré a la cocina para contarle a mamá la buena noticia.

—¡Guille me ha invitado al baile! ¡¿Lo puedes creer?! —grité.

Mi mamá me miró atónita y luego miró a Tomy, que estaba sentado a la mesa tomando un chocolate caliente y con una rosa amarilla en la mano.

—Oh... eso es... bueno —dijo mamá y su voz no sonaba como si estuviera alegre.

Tomy se levantó de la mesa y sin decir nada salió de la casa, no sin antes cerrar la puerta con tanta fuerza, que casi rompe los vidrios de las ventanas.

—¿Qué le pasa? —inquirí.

—Creo que él venía a invitarte a ti —dijo mamá obervando la rosa que quedó en la mesa.

—¿Qué? ¿Por qué? Ya habíamos hablado de que él debía invitar a Sofy —dije confundida—. Ella y yo quedamos en que yo haría que él la invitara y ella le diría a Guille que fuera conmigo.

Mamá se sentó y me observó.

—Tomás siente cosas por ti, yo ya me había dado cuenta hace rato, pero hoy lo he confirmado —agregó—, entiendo que a ti no te guste, que no lo veas como ves a Guille, pero es tu mejor amigo y tienes que ser clara con él. Si no lo haces, las cosas entre ustedes irán mal y perderás su bonita amistad, hija.

—No lo puedo creer, ¿le gusto a Tomy? —inquirí por fin dándome cuenta que mi madre tenía razón.

Ella asintió.

—¿Por qué? —quise saber.

—Porque eres bonita, porque eres su amiga y te conoce como a nadie más, porque se siente a gusto contigo...

—Yo también me siento a gusto con él, pero eso no quiere decir que lo quiera como algo más que un amigo —añado.

—Hija, no hay una regla matemática que nos enseñe de quién enamorarnos y de quién no, solo te digo que seas sincera con él, dile que tú no sientes lo mismo, pero que lo quieres como a un amigo o a un hermano, y que su amistad es importante para ti. Quizás él lo entienda —susurró mamá.

Yo la abracé, estaba feliz por lo de Guille, pero triste por encontrarme en esta situación con Tomy, nunca imaginé que podíamos ser algo más, simplemente no lo había pensado.

—Es un buen chico y un buen amigo, traten de arreglarlo —añadió mamá.

Mi mamá era una gran mujer, hablaba conmigo de mis cosas como si en realidad fueran importantes, yo era solo una niña empezando la adolescencia y sentía completa confianza en ella para contarle todo.

—Tomy y yo nos besamos en mi cumpleaños pasado —confesé.

Mamá, que ya había empezado a recoger cosas de la mesa, se quedó perpleja y me observó.

—¿Cómo? ¿Te besó? —preguntó.

—No, hicimos un trato, queríamos practicar y darnos ambos nuestro primer beso —susurré, tenía algo de vergüenza ante aquella confesión.

—Apuesto a que el de la idea fue él —añade y sonríe cuando yo asiento—. Está claro que lo que deseaba era besarte y tenía la esperanza de que eso hiciera que tú sintieras algo por él.

Hagamos un tratoWhere stories live. Discover now