Cap. II

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Al pasar una hora aproximadamente, Zenitsu regresa a Butterfly State. Es muy tarde y fue un milagro que no le pasase nada o que alguien lo haya ido a buscar. Tal vez creó la suficiente confianza con sus compañeros como para que no se preocupen por él.

—Chicos, ¿qué hacen?
—pregunta saliendo al patio donde se hallan sus amigos.

—¡Entrenando! —le dice el pelirrojo con una brillante sonrisa.

—¿Pero no es muy tarde?... Ya ni siquiera se puede ver bien.

—Eso debería preguntarte a ti, Zenitsu. Inosuke me dijo que estarías bien y no hacia falta buscarte. Y por lo que veo te encuentras exelente.

El rubio inmediatamente mira formidable a su amigo cabeza de jabalí, pero no dice nada más que dibujar una media sonrisa de confianza.

Agradecido con su compañero y la mente en blanco regresa a su habitación. Se sienta fatigado sobre la orilla de la cama, mira por la ventana con un amargo sentimiento, y perfectamente siente la pesadez del enamoramiento, que lo carcome desde sus adentros, algo severamente malévolo y hermoso. Algo que las personas hablan y dicen que es incapaz de ser insufrible.

—Nezuko, si pudieras entender como me siento, tal vez no te alejaras de mí... ¿Si te digo que me gustas, lo pensarías un poco?

Inosuke que estaba apunto de entrar a la habitación del rubio lo logra escuchar por fuera. Al no haber ruido se le ha facilitado.

Él puede ser fastidioso, odioso, mal encarado y mal educado. Pero eso no significa que no haya empatía en su ser. Curioso se adentra a la habitación de golpe, Zenitsu lo mira extrañado y sorprendido, pero antes de musitar algo, el pelinegro le suelta un leve golpe sobre el hombro izquierdo.

—¡¿Y eso por qué?! —exaltado se levanta el rubio.

—¡¿De verdad eres idiota?! ¡Sólo dile de una jodida vez! ¡¿Esperas a que ella adivine sola?!

—¿De qué hablas?

—Ella está despierta ahora mismo —voltea a la ventana—. Yo me encargo de Souchirou.

—Es Tanjiro...

—¡Tú lárgate de una vez!

—¿Y qué se supone que le diga? ¡Ella no lo comprenderá!

El de orbes verdes guarda silencio mientras lo especula con desprecio.

—¿Y? —inquiere Zenitsu.

—¡¿Y?!

—¿Y después? No estoy muy seguro de qué deba decirle...

—Déjale en claro que te importa, o qué sé yo. Seguro eso sí lo entenderá. Sería muy tonta para no hacerlo.

Algo en lo que todos están de acuerdo, es que deben ser duros con Zenitsu en situaciones como esta, porque de otra manera nunca lo hará por su cuenta.

El rubio decidido camina por los pasillos hasta encontrarla, pero no hay señales de ella. Por ello se dirige al cuarto donde la joven duerme, y al entrar sólo logra ver la cama destendida y su caja abierta.

—¿Dónde estarás?

Pensándolo un poco, se le ocurre la idea de ir con Tanjiro, probablemente ella esté acompañádolo.

Sale al patio y busca con la mirada, se encuentra; Aoi, Tanjiro e Inosuke. Pero Nezuko no. Vencido se decide en volver a su renegrida habitación. No puede ni siquiera preguntar si la han visto, porque su poca valentía cada vez se disipa más, y el valor para hacerlo es escaso. Al cruza el jardín para ir a los cuartos, un peculiar sonido de entre las hojas llama su atención. Con pasos lentos se va acercando, intentando ver lo que se oculta. Para su suerte, ahí está quien tanto busca. Embelesada y en cuclillas, mirando las flores. La luz de la luna es densa y cae sobre Nezuko dándole una muy linda imagen a los ojos del espadachín. Reflejando el brillo de sus cabellos y el rosado de sus ojos.

—Más hermosa no puedes ser, ¿verdad? —susurra para si mismo—. ¡Nezuko! —la llama con voz grave.

Al instante ella voltea a mirarlo, se levanta e intenta darle un poco de atención.

—Has despertado —sonríe—. ¿Te gustan las flores?

Ella asiente.

—Son muy lindas, ¿cierto?

La chica asiente nuevamente con la cabeza, posando devuelta sus ojos a los capullos.

—Mira, esta es mi favorita —señala una flor—. Es un tulipán. Muy simple para muchos pero, muy hermosa para mí. ¿Tanjiro sabe que has despertado?

Ella lo mira sin ninguna expresión ladeando la cabeza.

—¿Te has sentido bien últimamente?

Asiente desviando la vista.

—Me preocupas, Nezuko yo...

Él que posa su mirada en ella, inmediatamente se percata como Nezuko lo voltea a mirar. La emoción de verla así de cerca, de poder estar a sólo centímetros de ella es espléndida, tanto que su energía se debilita al paso de los segundos. Sus palabras incompletas no se pueden escuchar y la cobardía del muchacho estaba en la locura.

Una mirada suave y cómoda se dan mutuamente en un momento de soledad.

El corazón de Zenitsu late frenéticamente y le es imposible formular palabras. Rápidamente desvía la vista y un leve sonrojo pinta su rostro. Verla así era algo nuevo. Nezuko posa su mano justo a lado de la suya, y se inclina a él para pasar su mano cuidadosamente por su cabello, él inmóvil no hace nada y ella se levanta para luego irse por los pasillos de la finca.

Se toca el pecho y los latidos sobre su mano le dejan claro todas esas emociones reprimidas que desea expresarle. Suspira cansado, bajando la mirada con una muy leve sonrisa en los labios, se pasa las yemas de sus dedos sobre su cabellera y una linda risa sale de su boca.











Después Del Crepúsculo [ZeniNezu] ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt