Cap. XII

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Zenitsu camina a ella. La joven al percatarse de la presencia del chico se lleva ambas manos a su rostro, limpia sus saladas lagrimas y calla sus sollozos.

El rubio se hinca a su lado, sin mascullar nada, sin saber qué hacer y sin mirarla.

—Nezuko... —murmura.

Nezuko aprieta el dobladillo de la bata que viste y se levanta con cuidado con fin de dejar solo a Zenitsu.

Como él lo hizo con ella.

¡Imbécil, no la dejes ir!

Su subconsciente le grita y, responde sujetando la fría mano de la muchacha para impedir que se retire. Nezuko lo observa y el joven levanta la mirada para encontrarse con la de ella.

Esos hermosos y grandes ojos rosados que le dan vida a cualquier ser están cristalizados, tristes y guardando aflicción, apunto de volver a llorar. Es un dolor insoportable observarla de esa manera.

Zenitsu que aún se encuentra sentado tira de su mano con fuerza provocando que Nezuko caiga sobre él. Al tenerla de esa manera la abraza como nunca, escondiendo su rostro en el cuello de la mujer. Con fuerza la mantiene entre sus brazos y los llantos empiezan a desbordar de la boca de ambos, enardeciendo más su amor y profundizando sus sentimientos.

Ahora el deber de Zenitsu es limpiar los astros, arar sus labios, herrar la oscuridad para convertirla en claridad, velar las noches para protegerla, cubrir con una manta el follaje que le hiela a esa mujer que, algún día hará su esposa.

—¡No lo volveré a hacer! ¡Lo prometo, Nezuko!

La joven entre sus brazos levanta el rostro y el rubio imita la acción. Con levedad acaricia el pálido rostro de Nezuko y ella posa sus manos sobre el pecho de este.

La claridad de su amor está en la piel de ella y el antídoto de la oscuridad sobre la mano de él, y ahora está removiendo la oscuridad que puede estar en esa mujer.

Se acercan deliberadamente más y más para deleitar sus labios.

De manera lenta, profunda y deseosa, mueven sus bocas y por fin concilian un beso al compás de ambos. Al pasar los segundos Nezuko se separa del rubio y se sienta a un lado de Zenitsu, apoyando su cabeza en el hombro del muchacho.

—Hace frío, volvamos adentro...

Ambos entran a la casa, Zenitsu le deja un beso en la frente a la joven para dar media vuelta e irse, pero es detenido por un gemido por parte de esta.

—¿Qué pasa? —Susurra volteando a mirarla.

Avergonzada le toma la mano y camina con él hasta la habitación que le asignaron. Él se queda petrificado en la entrada de dicha habitación con un matiz en su rostro. La azabache se para de puntillas, se retira el bambú de los labios y besa fugazmente al chico. Se da media vuelta dándole la espalda; el reflejo de la tenue luz de la luna y la bata casi transparente hace que se mire tremendamente provocativa.

Zenitsu totalmente dominado por la mujer se adentra a la habitación, cierra la puerta detrás suyo colocando el seguro. La toma bruscamente por la cadera y seguido le da vuelta quedando con sus narices rozando. La inquiere con el ceño fruncido y la desesperación de volver a tocarla.

Nezuko no se pudo enojar con él por lo antes sucedido con su hermano, y Zenitsu no se atrevió a dejarla sola. Y es que tal vez, sólo tal vez, en otra vida estaban destinados a estar juntos y no pudieron. Y ahora están cambiando el final del pasado para estar unidos.











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Después Del Crepúsculo [ZeniNezu] ©Where stories live. Discover now