Después Del Crepúsculo [ZeniNezu] ©

Cap. XV

El viejo albino entra a la habitación de Zenitsu y se lleva la inocente imagen de ver a ambos amantes abrazados, acurrucados. Durmiendo como si todo estuviese bien. Una parte de él se alegra de por fin ver feliz a su aprendiz.

La mañana es gris por el encapotado cielo, al parecer lloverá.

—¡¿N-nezuko!?

Bendita sorpresa que se da en rubio de despertar y ver a la muchacha igual de despierta y cambiando su ropa.

—Humm.

—Buenos días —le sonríe ampliamente.

La chica corresponde acercándose al rubio para acariciar sus despeinados cabellos. Acto que Zenitsu toma agradable y encantador.

—Es bastante temprano ¿por qué no duermes un poco más? seguro debes estar cansada, ayer te mantuviste la mayor parte del día en la caja. 

La azabache niega con la cabeza y se queda examinando el sereno y lindo rostro de su ahora novio.

Sus miradas conectadas dicen lo mucho que se aman.

—¿Tengo algo en la cara?
—Anquiere con un ligero matiz.

Ella vuelve a negar y acorta la distancia con el chico uniendo sus labios en un matutino beso venturoso y apasionado.

Este se levanta con los codos para besarla mejor y ella se incorpora para sentarse entre la entrepierna del espadachín y tener una mejor postura. Así como aquella noche donde fue la primera vez en que ella se acercó de más al rubio y confirmó que su corazón se agita con ese hombre.

Al pasar los segundos la puerta se abre de golpe. La pareja se separa de su envolvente beso y miran aturdidos a la persona en la puerta.

—¡Mierda! —Exclama un pelinegro.

—¡K-kaigaku! —Masculla avergonzado y tartamudo el de ojos ámbar.

—¡Kaigaku! ¡Te dije que no entraras ahí! —Vocifera el anciano desde atrás.

Como puede el enamorado tapa a Nezuko con la sábana debido que esta se encuentra semidesnuda dado a que no terminó de vestirse.

—¡Zenitsu! ¡¿Cómo pudiste meter a una cualquiera a la casa del maestro! ¡Asqueroso imbécil!

—¡Lárgate de una buena vez!
—Exige Zenitsu con su típica voz gritona.

El maestro de los espadachines intenta mover al pelinegro, hasta que, de un empellón lo logra apartar. Seguido cierra la puerta del cuarto del rubio.

—¡¿Qué hace aquí este imbécil?! ¡¿Y por qué eres su secuaz para meter mujeres?!

—¡Ya cierra la boca! —Camina—. Esa muchacha es su novia.

—¿S-su novia...? ¡¿Me estás jugando una broma?! —Lo sigue.

—Baja la voz.

—¿Es su novia? ¿De verdad es su novia?

—¿Lo tengo qué explicar con manzanas? Entiende que es su novia.

—¡¿Por qué tiene novia?!

—¡Por Dios! ¡Ya cállate!

—¡¿Cómo puede tener novia y yo no?! ¡Él es un idiota!

—Si de verdad fuera un idiota no tendría novia, sin embargo tú no tienes una.

Afónico se detiene el azabache. Cavila las palabras de su mayor y aunque no quiera aceptarlo ese anciano tiene razón.

Zenitsu sale de la habitación cargando a Nezuko en su caja. Kaigaku lo observa con mirada feroz y después la posa sobre el anciano.

—Muchachos, saldré al pueblo. No sé a que hora regresaré. Les encargo la finca a ambos.

Zenitsu se mantiene cabizbajo y Kaigaku sólo chasquea la lengua con un notorio disgusto.

Las horas pasan y Zenitsu se la ha pasado encerrado en su cuarto con la joven.

El azabache sin nada que hacer pasa frente el cuarto del rubio y logra oír la fausta risa de Zenitsu. No lo puede ocultar. De verdad siente celos de su compañero, tanto así que la envidia lo está torturando vivo.

Por la mañana logró ver a Nezuko. No va a oponer la sensación tan curiosa que sintió al verla de una manera tan atractiva. Lindo cuerpo, piel pálida, ojos llamativos. 

Simplemente ha llamado su atención.

—Es tan miserable, ¿cómo una chica tan linda se fijaría en él? Es patético.

—¡N-nezuko! ¡E-espera! ¡No podemos hacerlo ahora! P-pero prometo que iremos a un lindo lugar por la noche, ¿Está bien?
—Se escucha desde dentro del cuarto.

Inmediatamente el de cabellos negros se sorprende.

Ahora que lo piensa, ella estaba semidesnuda y ambos pasaron la noche juntos. Según Kaigaku algo indecente debió de haber sucedido.

—Maldito —suelta en un Bufido—. Tengo que saber quién es ella.