Cap. XIX

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Zenitsu da una bocanada de aire entre el beso para no separarse de los labios de Nezuko. Baja su mano derecha por la pierna de la joven y sube lentamente el kimono de su chica. Al toca su tersa piel Nezuko se separa rápidamente del beso y lo mira con disgusto.

—¡L-lo siento!

Este suelta la tela del Kimono, se sonroja y vuelve a posar su mano en la cadera de Nezuko. Recargando su frente en el hombro de la muchacha para ocultar su vergüenza. Al estar de esa manera le presta atención al sonido que su novia infunde; su corazón late erráticamente y por alguna razón está ansiosa. Pero su pregunta es...

¿Será por mí?

—Ya es noche...

Humm.

Ambos entran a la casa tomados de la mano. La azabache al cruzar la puerta lo suelta y va directo a la habitación. Zenitsu levanta una ceja con extrañeza, pero se desvía para lavar su cara antes de ir con Nezuko.

Al bajar la mirada sobre el cuenco cae una gota rojiza al agua. En el reflejo de la transparencia de esta divisa como por su labio corre un poco de sangre. Ahora entiende la razón por la cual Nezuko actuó así.

—Tonto Tanjiro, por lo menos has logrado que me límite a acercarme a los labios de Nezuko por un rato —dice tomando una toalla para secar su rostro.

El espadachín se adentra al cuarto, está obscuro y sólo se escucha la tranquilidad de la pelinegra. La chica está semidesnuda y totalmente dormida sobre el futón. Sin duda esa noche hace más calor que de costumbre.

El joven toma la sábana que está al lado de su mujer, la cubre para seguido despojarse de su ropa y vestir un conjunto de pijama delgada que usaba cuando vivía con su abuelo. Se recuesta pegando su cuerpo al de la pelinegra, abrazándola desde la cintura.

Al día siguiente unos golpes en la puerta principal despiertan al chico. Al abrir sus grandes ojos lo primero que deleita es la magnífica imagen de su novia profundamente dormida, abrazando su haori. Sonríe y se levanta cuidadosamente para ir directo a abrir.

—Buen día, Zenitsu.

—Buenos días, abuelo
—responde cerrando la puerta.

—Por lo visto has pasado una buena noche —le dice Kaigaku con picardía.

—Con Nezuko siempre —le contesta.

Kaigaku se queda boquiabierto, realmente no esperaba esa respuesta pero después de todo lo está malinterpretado.

—Es mejor que se vayan alistando, muchachos.

—¿Por qué? —Pregunta Zenitsu.

Kaigaku bufa y se retira.

—¿Qué sucede, abuelo? —Vuelve a preguntar el rubio.

—¿Aún no llega tú cuervo con la noticia?

—No tengo un cuervo, tengo un gorrión.

El viejo asiente dándose media vuelta. Ahora Zenitsu no entiende absolutamente nada.

Vuelve a donde su novia, la chica está sentada totalmente vestida, peinando sus largos cabellos.

—Buenos días, amor.

—Buenos días, amor

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Ya es de tarde. Los enamorados se encuentran en la habitación del rubio ya en Butterfly State. Regresaron a la finca debido que fueron indicaciones que el patrón mandó a través del gorrión de Zenitsu.

La pareja está sentada en la orilla de la cama sin decir nada, un incómodo ambiente recorre el aire. Nezuko no comprende por qué él actúa de esa manera y justo cuando están solos. Él es una persona cariñosa cuando de Nezuko se trata, ¿por qué no la besa? ¿por qué no la abraza? ¿por qué no habla?

—Nezuko... —la llama rompiendo la tensión que estaba apunto de llenar el lugar.

Humm...

Zenitsu la mira fijamente con los ojos brillantes y le toma ambas manos.

—El patrón llamó a todos los cazadores.

La de orbes rosados ladea su rostro y Zenitsu aprieta un poco las manos de su enamorada, sus ojos se llenan de lágrimas pero se inmuta a derramar alguna. Se queda cabizbajo con aflicción en su ser. El culto de su mirada parece ser censurado ante la situación que está por pasar.

Tengo mucho miedo de lo que pueda suceder. Tengo miedo de no sobrevivir esta vez

Nezuko le toma ambas mejillas y levanta su mirada.

—Tenemos una misión y esta vez no puedes ir, debes quedarte aquí...

Zenitsu le sonríe ampliamente ocultando su abatimiento. Le toma un mechón de cabello y lo pasa por detrás de su oreja. Nezuko no es Zenitsu para escuchar como se siente una persona, no es su hermano Tanjiro para percibir con el olfato el estado de ánimo de alguien. Pero se da cuenta que Agatsuma Zenitsu no actúa normal.

—Te amo, Nezuko.

He jurado protegerte.

—Lo eres todo para mí, ¿lo sabías?

Voy a cumplir mi palabra, aunque eso signifique dar mí vida.

—Me gustaría que fuésemos felices, juntos, que nadie nos separe. Por eso yo...

Nezuko le toma la mano con fuerza y frunce el ceño. Ella quiere una explicación.

¿Por qué le habla como si estuviese por hacer algo peligroso?

¿Qué está pasando?

—Nezuko.

—...

—Escúchame...

Porque te amo, Nezuko.

—No te aseguro mi regreso. Esta vez es más arriesgado. Pero no me importaría perder la vida para protegerte. Quiero tú bienestar, quiero que vuelvas a ser humana, que puedas reír... ser felíz en un mundo donde la prosperidad hunde a todos y principalmente a ti, Nezuko.

Zenitsu solloza mostrando a través de sus lágrimas lúgubrosas la angustia y temor que siente. Cubre su rostro con su antebrazo. Él quiere vivir con esa mujer, quiere hacerla feliz, anhelaría tener una bonita familia con ella, llegar a casa y ser recibido con bondad. Eso quiere.

Nezuko lo atrae a ella para abrazarlo; este esconde su rostro entre su cuello y llora libremente cual niño pequeño e indefenso.
Dejando un salado recorrido por sus ojos justo después del crepúsculo.

Después del crepúsculo se tornará el cielo oscuro y dará la llegada a otra página para la vida de ambos.

Otra vida.











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Después Del Crepúsculo [ZeniNezu] ©Where stories live. Discover now