Cap. XVIII

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Zenitsu con pesadumbre le da un empellón a Tanjiro para apartarlo y correr lo más rápido que su cuerpo le permite. Se adentra a la casa en busca de su amada. Entra al cuarto y la divisa sentada de rodillas sobre el piso, pegada a la pared con la mano izquierda herida sobre en su pecho.

—¡Nezuko!

Se acerca a ella y se deja caer sobre el suelo.

—¡¿Qué ha sucedido?!

Nezuko lo mira e inmediatamente jala de él para abrazarlo. Este la mantiene entre sus brazos, acaricia sus cabellos y le besa la cabeza.

—¡Nezuko! ¡¿Estás bien?!
—Exclama el pelirrojo entrando al cuarto.

La pelinegra se hace de oídos sordos y Zenitsu se separa del abrazo para mirar a la chica. La examina atento. Al verle su mano lastimada, con máximo cuidado se la levanta y esta lo mira con los ojos hechos cristal.

La mujer se mira tan vulnerable como un triste cervatillo que ha sufrido desde el primer día en que abrió sus ojos.

—Ya se está curando, estarás bien, amor —le murmura su novio incauto.

Zenitsu no se percata que sangra de su labio inferior por el golpe del Kamado. Nezuko lo nota pero ignora el aroma de la sangre. Ella también quiere cuidar de él, por ello le extiende su mano izquierda para limpiarle con la manga de su kimono. Zenitsu hace un gesto al tacto, pero se deja cuidar por ella. Seguido, Nezuko esconde su cara entre el pecho de él. El dolor de su mano no es nada al ver a su amado tan presionado por ella.

El joven de la cicatriz los mira tan apacibles que prefiere salir y dejarlos solos. Tanjiro lo acepta. Cometió un error al no pensar en los sentimientos de su hermana.

—¿Qué hacen allí dentro?
—Pregunta Kaigaku fuera de la habitación.

—Nada.

—¿Eres su hermano?

El pelirrojo asiente.

—¿Ellos han estado bien?
—Pregunta Tanjiro sin mirar al azabache.

—Sí —Bufa—. Demasiado diría yo.

—¿D-de verdad...?

—Si no hubieses llegado, tú hermana estaría bien.

Claramente a Kaigaku no le ha caído bien Tanjiro.

—¿Qué quieres decir? —Mira al de iris celeste con el ceño levemente fruncido.

—Sólo déjalos estar juntos —Se da media vuelta—. Deja que sean felices a su manera.

—No sabes lo que dices.

—Tú eres el que no sabe.

—No hables como si me conocieras.

—No hablo por tí. Hablo por Zenitsu. Nosotros como todos hemos sufrido. Nos ha tocado vivir en esta miserable vida y merecemos ser felices siquiera por un instante. Y si ellos son felices juntos, no te interpongas.

Kaigaku camina dejando a Tanjiro. Este suelta un suspiro y sale de la casa. Se le dibuja una tenue sonrisa en los labios y mira enfrente para disponerse a caminar junto con Inosuke.

—Lo intentaré por ti, Nezuko. Intentaré comprenderte.

 Intentaré comprenderte

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—Ya está bien. Ya te has regenerado —le dice Zenitsu a Nezuko asombrado.

Humm...

—¿Estás bien?

La azabache asiente limpiando sus húmedos ojos con ambas manos y al levantar la mirada se queda observando fijamente a Zenitsu.

—Eres perfecta.

El rubio le da un beso en la mano que anteriormente estaba lastimada. Se levanta y cierra las cortinas de la ventana.

—No te acerques, es peligroso.

Nezuko asiente y va hasta el fufón. Se echa de espaldas con las piernas flexionadas hacía arriba, dejando ver sus bonitas piernas tonificadas. Lleva ambas manos por arriba de su vientre y mira a su chico.

—Descansa un poco.

Zenitsu se sienta de rodillas y se dispone a acariciar los cabellos de la muchacha. Admira sus ojos, sus pestañas, su linda nariz y esos labios que lo vuelven loco.

Nezuko da un pequeño bostezo y se hace de lado.

—Duerme un poco, me quedaré contigo hasta que duermas —le susurra.

Pasan los segundos, minutos, horas y Zenitsu no se cansa de admirar la perfecta mujer ante sus ojos. Escucha pacíficamente su serenidad, el latir de su corazón. Simplemente está enamorado.

Después de un rato más se levanta con cautela. Dejando a su enamorada dormir sobre su almohada. Sale de la habitación y se dirige al jardín a observar el naranja crepúsculo. Recuerda cuando esperaba con ansias esta hora para ver a Nezuko salir de su caja, mirarla, hablarle, sonreírle, contarle sus secretos y todo lo que ha vivido. Ahora ya no debe esperar. Nezuko está con él.

Sacude un poco su cabeza y deambula entre los árboles, retira un par de duraznos de los herbazales y los come con vigor.

Está de espaldas, mirando a la nada. Nezuko camina a él. Zenitsu se gira dado que la ha escuchado.

—Nezuko..., despertaste...

El sol se oculta a cada paso que Nezuko da. Al llegar a Zenitsu, él la toma de la cintura apegando su cuerpo al suyo. Juntan sus frentes, se miran con cálidez y sus ojos derraman brillo.

—¿Debería besarte? —Le dice con una leve sonrisa.

Nezuko posa sus brazos sobre los hombros del chico, suspira sobre sus labios y él entrecierra sus ojos mirándola por debajo para finalmente colapsar sus bocas. La de orbes rosados, sube sus manos hasta la nuca del chico para no separarse.

Kaigaku al no encontrar a la pareja sale al patio. Los divisa en un momento demasiado comprometedor. Comiéndose en un beso debajo de un árbol.

—Creo que, saldré por un rato...

El chico sale de la casa sin avisar para dejar a los enamorados solos. Probablemente esa noche le dirá a su maestro que no regresen y pasen la noche en otro lugar.










 Probablemente esa noche le dirá a su maestro que no regresen y pasen la noche en otro lugar

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Después Del Crepúsculo [ZeniNezu] ©Where stories live. Discover now