Cap. IV

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—Estás despierta —sonríe—. hace algo de calor hoy —se sigue aventando aire con las palmas—. ¿No lo creés?

—Hum.

—¿Puedes venir, Nezuko...?
—le musita bajando sus manos con delicadeza.

Nezuko incrédula obedece, sentándose a su lado. Zenitsu al sentirla tan cerca le es inevitable ponerse nervioso, su corazón late con fuerza y puede jurar que el aire se le va de sólo pensarlo.

Nezuko lo mira sin expresión, esperando a que el rubio diga algo. El matiz en sus mejillas lo delatan, pero no comprende lo que sucede.

—Tanjiro te lo ha comprado —le muestra el listón rosado.

Él con una sonrisa levanta el rostro, encontrándose con esos iris rosados tan perfectos y llenos de un brillo especial. Su cabello despeinado hace un juego perfecto con su rostro de sorpresa. Tan linda.

—¿Puedo ponerlo?
—refiriéndose al listón.

Nezuko agacha la cabeza dandole a entender que puede, así que le toma un mechón de cabello y empieza a hacer un moño.

—Combina muy bien contigo, Nezuko.

Ella ladeando el rostro se queda mirándolo. Zenitsu se gira evitando verla. No quiere parecerle molesto.

La Kamado acercó un poco su mano a la de él, llamando su atención. Este no hizo nada más que mirarla con sorpresa. Era una emoción incontenible para ella no poder acercarse, quería estar cerca, muy cerca de la persona que siempre la hace sentir bien. Y así sucedía; la mujer se fue acercando al rubio, sus gestos nerviosos le gustan y el como él se echa hacia atrás. Con un lindo sonrojo Agatsuma queda apoyado sobre sus codos en el piso de madera. La parte donde Nezuko yace sentada hizo que Zenitsu se quedara quieto y con las palabras entre la garganta. No era la mejor posición, menos estando a la posible vista de todos.

—¡E-espera! —dice aún mirándole a los ojos—. ¿Q-qué pasa, Nezuko? Si alguien nos mira así me meteré en problemas...

La chica ladea la cabeza intentando entenderlo. Realmente no comprende el pánico de Zenitsu. Por otra parte él intenta controlar su respiración y hormonas, pero algo se lo impide. No puede pensar claramente en los problemas que puede meterse si la besa ahora o si la toca un poco más.


Soltando un suspiro se deja guiar por los sonidos en los adentros de ella. Algo melodioso y vehenente que lo aturde.

Se impulsa con sus codos y manos para quedar cara a cara con Nezuko. Sus narices están a nada de tocarse, pero ese bambú. Ese estúpido y bello bambú le impide hacer de las suyas.

—¿Puedo...?

Él rubio lleva su mano hasta el rostro palido de la chica y le acaricia sutilmente de la oreja hasta el mentón. Nezuko se estremece, justo como si la electricidad estuviese recorriendo su cuerpo. Es una demonio. Pero también es humana, y eso no es un impedimento para no mantener sus sentimientos.








 Pero también es humana, y eso no es un impedimento para no mantener sus sentimientos

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Después Del Crepúsculo [ZeniNezu] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora