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La mañana había llegado, Frank estuvo puntual como lo dijo, pero no había problema alguno, no estábamos lejos del reino. Estaba algo cansado, pero primero me encargaría de darle habitación a Auron y a Rubius, hablando de ambos, ellos comían frutas mientras Rubius reía un poco, obviamente sin emitir sonidos.

Auron y Rubius usaban mi ropa, a Auron le quedaba perfectamente bien mientras a Rubius le quedaba bastante grande, eso hacia que se viera muy adorable.

-¿Qué viste en él, Vegettita?- la voz de Luzu me saco de mis pensamientos, quien apareció a mi lado junto a Alex.

-No lo sé, Luzu, es un chico completamente diferente a todos- Y con obvias razones, creció en un lugar lejos de la gente, sin conocimiento alguno de algo- Verlo me llena de curiosidad e intriga, es un sentimiento increíble- suspiré mientras lo veía, se dio cuenta de que estaba siendo observado, por lo que, se giró un poco más para evitar que notara su roja cara.

Narrador

-¿Te parece lindo ese príncipe?- Auron estaba lleno de curiosidad, era la primera vez que veía a Rubius actuando de esa forma.

-Es muy bonito- trataba de no mirarle demasiado-pero... él es un príncipe, Auron- su compañero le miró, sabía perfectamente lo que quería decir.

-No te preocupes, Rubius, recuerda que él no es el único príncipe del barco- Rubius me miró confundido-Luego te contaré, por ahora mantente tranquilo, Samuel viene para acá- Esto hizo que se sonrojara y corriera a esconderse tras Auron.

-Bueno, chicos, me alegra deciros que hemos llegado a Karmaland, mi hogar-.

Toda la costa estaba llena de barcos pesqueros, al igual que pequeños comerciantes, el muelle era gigante, había mucha gente trabajando y niños jugando. Tres carrozas rojas con detalles de oro esperaban al príncipe y a sus amigos, todo fueron bajando de uno a uno, quedando solo Frank, Rubius y Samuel en el barco.

-Vamos, Frank, recuerda que tenemos que hablar- se dirigió Samuel, algo nervioso el chico se dirigió a una carroza,en la primera es donde subiría Samuel; en la segunda carroza estaban Willy, Fargan, Lolito y Mangel; en la tercera carroza estaba Alex, Luzu y Auron a la cual subió Frank.

Samuel estaba dispuesto a subir pero se dio cuenta de un nervioso Rubius mirando desde el barco todavía, este camino hacia él, haciendo que se abrazara a sí mismo.

-Vamos, Rubius- estiró su mano hacia él delgado chico- No te pasará nada malo, no tienes que temer, lo prometo- Rubius se sonrojo al escuchar esas palabras, por alguna razón le hacía sentir seguro y tranquilo, él tomó la mano del apuesto joven que sonrió.

Tomándole la mano, bajaron del barco, sin importarle que la gente le mirara y murmura cosas sobre aquel chico que sostenía la mano del querido príncipe, como todo un caballero, abrió la puerta de la carroza y dejó que Rubius subiera primero y entro detrás de él.

Las carrozas comenzaron a andar, haciendo que él joven castaño comenzara a asustarse y temblar- No te preocupes, Rubius, no dejaré que nada te suceda, dame tu mano- Samuel se había dado cuenta de que para Rubius era tranquilizador que alguien le tomase la mano, lo cual sucedió asi.

Llegamos al precioso castillo, mi hogar, Rubius miraba con asombro, desde el ángulo en que el lo veía, parecía que el castillo flotará.

Me acerqué hasta su oído y susurré levemente- Bienvenido a mi hogar- lo sentí estremecerse y sonrojarse, era muy adorable.

Las carrozas se detuvieron frente a la gran puerta de madera que daba entrada al castillo, nos abrieron las puertas, baje primero y extendí mi mano para ayudar a Rubius a bajar de ella.

Todos ya estábamos aquí de nuevo, parece que hubieran pasados semanas, logré visualizar a Akira esperándome en la entrada, de ella salieron corriendo dos chicas.

-¡Samuel regresó!- gritaron al unísono, ambas me abrazaron al mismo tiempo, asustando al pobre Rubius.

-Nieves, Kristina- saludé a mis hermanas- me alegra verlas de nuevo- sonreí.

-A nosotras también, Samuel- dijo la castaña, Nieves comenzó a mirar sobre mi hombro, ya que, observaron cómo seguía tomando la mano de Rubius-¿Quién es él?-.

Rubius bajo un poco la cabeza, realmente es muy tímido- Se los contaré todo junto con mis padres- ambas asintieron y me acompañaron adentro, juntos con mis amigos.

-Es un placer verte de nuevo, Samuel- Akira me dio la bienvenida- Veo que traes compañía- asentí.

-Necesito hablar con mis padres, vamos-.

Akira camino al lado mío, entramos a la sala principal del castillo, donde mis padres se encontraban y, para mi mala suerte, los de Akira.

-¡¿Qué significa eso, príncipe Samuel?!- el padre de Akira levantó la voz, le miré confundido, ¿de qué está hablando?-¡¿Porqué tomas la mano de ese chico frente a mi hija, TU PROMETIDA?!-.

-Padre- rechistó Akira avergonzada.

Olvidaba que traía a Rubius de la mano, él soltó mi mano en cuanto escucho los gritos de aquel viejo hombre, acercándose asustado a Auron, mierda no, no quería que se asustará, era horrible verlo de esa forma tan insegura.

Me acerqué a él y le miré directo a los ojos- Recuerda lo que te prometí- sonrojado, asintió, sonriendo un poco.

-Samuel- mire hacia mi padre- El rey Enrique te ha hecho una pregunta- asentí.

-Permítanme presentarles a Auron y Rubius- dije, ambos dieron un paso hacia adelante- Los encontramos solos en la isla a la que llegamos, son náufragos, decidí traerlos a Karmaland para ayudarles- mi madre sonrió orgullosa, sabía que me gustaba ayudar a los demás, me era inevitable no ayudar a quien lo necesitaba.

-Eso no responde mi pregunta-susurró molesto el rey Enrique.

-Rubius es un chico tímido y asustadizo, no recuerda nada desde que llegó a esa isla, que le tome la mano lo mantiene tranquilo y sereno- Akira río un poco al darse cuenta de cómo le había respondido a su padre- Espero eso ahora si responda su pregunta, su majestad-.

Akira soltó una carcajada, sabía lo risueña que era- ¡Akira!- regañó su madre, esta pasó de inmediato, pero aún seguía roja.

-Lo siento, madre- respondió avergonzada.

-Si me permiten, llevaré a Auron y Rubius a una habitación- me incline un poco ante los reyes, bese la mano de Akira y salí del salón.

||Valiente|| Karmaland 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora