||Valiente|| Karmaland 4

23

Aquel príncipe caminaba nervioso de un lado a otro, estaba emocionado pero muy asustado a la vez.

Hacia un par de días que la familia real de Argath regresó a su reino, con ellos la familia real de Karmaland y el príncipe Raúl de Aris, pues habían decretado la ceremonia para nombrar a Rubén como heredero de Argath.... De nuevo.

El reino entero se regocijó al enterarse que su amado príncipe había regresado, que el pequeño y querido Rubén retomaría sus deberes reales. Por lo que toda la plaza estaba repleta de los pueblerinos, esperando con ansias la aparición del príncipe perdido de Argath.

Una gran fiesta de llevaría a cabo en la plaza del pueblo y una cena más íntima para los miembros de la realeza.

—Debes tranquilizarte— Akira se encontraba bastante cansada de ver al joven moverse tan nerviosamente— O le diré a Mónica que te haga un tónico para que te calmes—.

Luego del incidente con Akira, su recuperación fue bastante rápida, pues Mónica se había negado a alejarse de su pareja, encargándose ella misma de la salud de la princesa.

Días después, cuando Akira pudo levantarse de la cama, presentó a la joven de cabellos oscuros como su pareja, siendo bien recibida por sus padres.

— ¿Qué pasa si hago algo mal? ¿Si me equivoco? ¿Si se ríen de mí?— nunca lo había visto tan asustado y ansioso.

— Todo saldrá bien — la rubia colocó sus manos sobre sus tensos hombros —Todo saldrá perfecto esta noche—.

—¿Lo prometes?—

—Lo prometo— aseguró Akira, abrazándolo para calmar sus nervios— No hay ningún motivo para que esta noche salga mal, te lo aseguro—.

🌼

Rubén se encerró rápidamente en su habitación, sus lágrimas caían con fuerza, empapando sus mejillas.

Se sentía frustrado, confundido, pero sobre todo asustado.

¿Había hecho lo correcto? Tenía sus motivos, los cuales no alcanzó a dar por salir corriendo.

Recordó los ojos curiosos de la gente de la nobleza, la mirada preocupada de Raúl y sus padres, pero el triste y confundido rostro de Samuel le hizo dudar.

¿Había hecho mal?

🌼

Rubén se miraba curioso en el espejo, hacia unas semanas que estaba brincando de árbol en árbol en la isla que fue su hogar por muchos años junto con su hermano, ahora estaba a sólo unos minutos para ser nombrado heredero a la corona de Argath hasta el día que se case para ascender como rey.

Coronación. Casarse. Rey.

Palabras que de niño eran tan deseadas y anheladas, que olvidó cuando conoció la dulce calidez de un hogar sin lujos, un hogar lleno de amor, quizá escaso de muchísimos recursos que obtenía del palacio, pero era feliz.

Correr bajo la lluvia, nadar con los delfines, buscar frutas, dormir bajo la luz de la luna, siendo cubierto por el manto de la noche y sus brillantes estrellas.

Vivir en el palacio nuevamente no le brindaba aquella sensación que tenía al haber crecido en la isla.

—¿Rubén?— escuchó el sonido de la puerta abrirse, su padre había entrado, era extraño.