13

364 65 6
                                    

—¿Samuel?— Guillermo escuchó un leve adelante, antes de abrir la puerta del azabache, su habitación estaba hecha un desastre, parecía que estaba buscando algo con desesperación—¿Está todo bien?—.

—No...— susurró, revisando sus cuadernos— ¡Digo si!— gritó rápidamente, desdoblando un papel, que después de leerlo, lo lanzó al suelo—Joder no—.

—¿Se te ha perdido algo?— pregunto el rubio.

—Al parecer si...— susurró rendido—¿Qué necesitas, amigo?— preguntó.

—Tu madre me ha enviado a buscarte porque no encontraba a Luzu, por cierto, ¿dónde está?—.

Samuel comenzó a entrar en pánico, nadie sabía lo que Borja y Raúl se traían entre manos— No debe tardar en llegar— respondió rápidamente.

—Vale...— dijo alargando la e— Vamos, tu prometida espera—.

Samuel asintió con tristeza.

El disfraz de Samuel era muy especial para él: un lobo. Usaba un traje negro con detalles morados, una capa del mismo color y un cubrebocas color negro transparente.

Willy se adelantó, mientras él se preparaba para lo que venía.

—Por favor, Akira, espero hayas seguido el plan...— susurró.

Caminó elegantemente hacia las escaleras que daban al salón del baile, había muchísima gente que se calló y se giraron al ver al joven, rápidamente se percató de la ubicación de Rubén, sonrió levemente.

Comenzó a bajar los escalones blancos, mientras la gente aplaudía y todos miraban orgullosos de aquel príncipe que vieron crecer 25 años.

Se quedó quieto al pisar al fin el salón del baile, donde se supone esperaría a su prometida para iniciar el baile real, pero...

—¡¿Donde demonios se ha metido Akira?!— el rey Enrique estaba hecho una furia, pero tenía un punto. De un momento a otro, la princesa se había escabullido del baile para salir con su amante al jardín un momento, pero esa será una historia que será contada después...

Los reyes de Karmaland de acercaron nerviosos a los reyes de Argath, debían encontrar una solución rápida para que la gente no se diera cuenta de la "desaparición" de la princesa de Argath.

—¿Donde está la princesa?— preguntó el padre del príncipe.

—No sé a donde se habrá ido, Rey Emilio— respondió el rey Enrique.

—No podemos hacer esperar al príncipe de esa forma—.

—Esperen— la madre de Samuel, señalo a su hijo, que había comenzado a caminar, dirigiéndose a alguien—Creo que ha encontrado a Akira—.

—Creo que no— respondió Emilio.

—¿Me concedes este baile— Samuel extendía su mano hacia Rubén, quien atónito, miraba a su gran amor delante suya.

Un leve sonrojo se formó en sus mejillas al sentir a la gente mirándole, mientras sus amigos soltaban una leve risilla. Asintió levemente mientras tomaba su mano.

Ambos comenzaron a caminar hacia el centro del salón, aún tomados de la mano, sin importar lo susurros de la gente.

(Imagínense a Ella como Rubén y al príncipe como Samuel, no se narrar escenas de baile, haré mi mayor esfuerzo)

La mano de Samuel rodeó con cuidado su cintura, mientras la melodía comenzaba a sonar.

Ambos comenzaron a moverse levemente.

—¿Es un mal momento para decir que no sé bailar?— dijo Rubén al ser girado por Samuel.

—Solo déjate llevar— susurró levemente.

Las manos de Rubén se colocaron en su antebrazo, siendo guiado por su amado, ambos sonreían felices.

—¿Quién es él?— los reyes de Argath se giraron al escuchar la voz de su hijo detrás suya, que miraba curioso la escena de los príncipes.

—Mathias, por favor, no te aparezcas así de la nada— respondió la reina.

—¿Quién es él?— repitió.

—Es un chico que Samuel rescató de una isla junto a otro muchacho en su más reciente viaje—.

—¿Cómo se llama?— volvió a preguntar.

—No lo recuerda según él— respondió el rey fastidiado, al ver cómo Samuel comenzó a acelerar y que Rubius le siguiera a la perfección—.

—Sus amigos al parecer le dicen Rubius— la castaña reina miraba con neutralidad la escena.

Mathias asintió sin decir nada, simplemente observando al castaño.

Conforme sus pasos se aceleraban, la gente desaparecía.

Sus corazones se aceleraban y el calor en sus cuerpos crecía.

La música comenzó a sonar un poco más fuerte, mientras Samuel lo tomó entre sus brazos y lo levantó un poco.

Para, después de otro giro y dejarlo en el piso, tomarlo de la cintura y levantarlo por sobre él, por sobre la gente, por sobre todo.

Su rostros quedaron tan cerca, dieron un par de giros más, para terminar el baile, uno enfrente del otro.

La gente comenzó a aplaudir ante tal maravillosa escena, Rubius hizo una leve reverencia antes el chico, que hizo que se levantará tomando sus manos.

Ambos estaban tan cerca de su esperado momento, de aquel beso, algo que el rey Enrique no iba a permitir, de un empujón lanzó al suelo al castaño, que soltó un gemido de dolor.

—¡Rubén!— Samuel se acercó rápidamente al chico, aún aturdido por el repentino golpe—¿Estás bien?—.

El Rey Enrique se alejó al escuchar el nombre, le era imposible escucharlo.

Mathias se adelantó a su padre, su rostro parecía completamente neutral, mientras ofrecía una mano al castaño.

—Lamento mucho la actitud de mi padre, príncipe Samuel— hizo una pausa para mirar al castaño en los brazos del azabache— Pero lo que acabamos de presenciar nos ha parecido una completa vergüenza para mi hermana y nuestro reino— su voz denotaba molestia.

—¡Pero solo bailábamos!— respondió Rubén rápidamente, separándose de Samuel y acercándose al príncipe— ¡No entiendo que tiene eso de malo!—.

El príncipe le miró incrédulo—Ninguno plebeyo puede hablarme de esa forma— dijo antes de levantar su mano con intenciones de golpear al chico que de había atrevido a contradecirlo. Solo el anterior príncipe heredero le contradecía... muchas coincidencias.

El golpe no llegó, la puerta abriéndose con fuerza llamó la atención de todos.

Una sonrisa se formó en el rostro de Samuel y un par de lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Rubén.

—¡Luzu!— gritó Alex emocionado de ver al castaño, usaba un traje negro y un gorro de lana gris.

—¿Joven Borja?— preguntó la reina.

Luzu carraspeó un poco, mientras todos lo miraba con ustedes.

—¡Sus majestades y pueblo de Karmaland!— estaba nervioso— Con ustedes— hizo una pausa antes de hablar— La reina Ariana, la princesa Alexa y...— contuvo la respiración— el príncipe Raúl de Aris.

||Valiente|| Karmaland 4Where stories live. Discover now