Click. [ NamGi ]

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Nos indicaron la entrada, yo no podía siquiera controlar los nervios así que MoonByul tomó mi mano. No estaba seguro de aquello ¿Y si NamJoon nos veía? ¿Pensaría que es mi novia? Quizá piense que es mi hermana...

No deshice el agarre en mi mano, después de todo, era un toque cálido que había logrado calmar mi ansiedad.
Caminamos hasta la primera hilera se sillas que se encontraban frente al pequeño escenario que habían preparado; en este habían tan solo una mesa con un mantel blanco y una silla.

Estaba ya sentado, la chica de los cabellos morados había dejado mi mano pocos minutos después de que notó mi tranquilidad.

Solo quedaba esperar.

— ¡Hola a todos! ¡Muchas gracias por venir!

Y ahí estaba, esa voz era aún más hermosa en vivo, su tez morena, su figura, los hermosos hoyuelos que se formaban en esas preciosas mejillas cuando sonreía... Esto parecía irreal.
Mi corazón latía demasiado fuerte, incluso mi respiración llegó a cortarse por un par de minutos.

— Estoy emocionado por poder compartir con ustedes está tarde, como sabrán el tour estará por comenzar mañana y que mejor que darle inicio en este acogedor lugar, con ustedes...

¿Me señaló? ¿Me miró? ¿Me....me está mirando a mí?
Seguro estaba loco, seguramente eran solo alucinaciones mías por haberme pasado los últimos días imaginando mil y un cosas que me gustaría ocurriese durante ese evento, más no podía dejarme engañar por mi mente, aunque, quizá tenía una cara de tonto que nadie me podría quitar.

NamJoon hablo por un par de minutos más o quizá había sido varios minutos más. Yo tan solo podía mirarle atónito, sus labios, esos gruesos labios se movían pero por mis oídos no entraba nada, estaba envuelto en una estúpida escena de amor de una aún más estúpida película de romance. No podía asegurar nada, pero dentro de mí, creía que nuestras miradas se habían cruzado en más de una ocasión y que él me había sonreído por lo menos en dos.

El momento de demostrar mi valle había llegado, a los de la primera hilera nos habían formado al costado derecho de la mesa, RM se encontraba sentado en la silla, tenía un plumón listo y un par de botellas de agua al lado, también, un par de guardaespaldas.

La fila se hizo larga, parecía interminable y entonces, ahí me encontraba, frente a él; los minutos no pasaron, todo al rededor se esfumó, solo éramos nosotros dos en el espacio. Lo supe, lo supo, no podíamos negarlo y no pensábamos hacerlo.

Las miradas conectadas, las manos entrelazadas,el alma en un hilo y el único sonido que se escuchaba por sobre el bullicio: los corazones latiendo a un mismo ritmo.

Te amo nos susurró el viento al oído ¿Era suyo? ¿Era mío? No, éramos ambos.