Capitulo Nueve

23.7K 2.2K 771
                                    


Saúl soltó un suspiro de alivio cuando cerró la puerta, dejó descansar su espalda de ésta y se deleitó con el silencio de casa donde solo podía escuchar el sonido de algunos pajaritos, estaba a punto de emprender camino para la cocina cuando el timbre de casa volvió a sonar. Era muy temprano para visitas así que imaginó que Kala había olvidado algo, lentamente giró el pomo de la puerta y pacientemente espero a que la persona que se encontraba frente suyo dijera algo.

Lo primero que percibió es que esa persona estaba nerviosa, su respiración agitada lo delataba además de los balbuceos que salían de su boca, se percató de que no era Kala, o no estaría balbuceando; cuando habían pasado varios segundos y la persona que se encontraba frente suyo no dijo nada, Saúl se dispuso a cerrar la puerta.

— ¡Saúl! —exclamó Maritza cuando el rubio empezó a cerrar la puerta. Con un bufido de molestia Saúl se detuvo y apretó con fuerza el pomo de la puerta.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó el rubio sintiendo como su barbilla empezaba a temblar, siempre sucedía cuando su cuerpo se tensaba.

—Vine a disculparme —susurró la pelirroja mirando el brazalete que había encontrado fuera de casa, era el brazalete que Saúl le había regalado a Kyara cuando hablan empezado a salir, le sorprendió haberlo encontrado en ese lugar; quizás Saúl ya había olvidado a los gemelos—. Y a decirte que no quiero que estemos molestos...

—Vale estas perdonada ahora largo de mi casa —dijo Saúl volviendo a intentar cerrar la puerta, la mano de Maritza lo detuvo. Podía cerrarla sin problemas, es obvio que tenía más fuerza que Maritza pero no quería lastimarla.

—Te necesito, Saúl... No tengo donde quedarme —susurró Maritza esperando que su antiguo amigo la ayudara.

— ¿Qué?

—Estoy durmiendo en el auto —sollozo.

—Tenías una beca para estudiar en Rusia, ¿qué pasó? —preguntó el rubio preocupándose por la pelirroja.

—Perdí la beca... no cumplí los requisitos —susurró limpiando una lágrima que se derramaba por su mejilla—. Volví pero mis padres no me aceptaron, gastaron mucho dinero y fue en vano... ahora no tengo donde quedarme, eres el único amigo que tengo y... necesito ayuda —Saúl tomó una gran bocanada de aire y luego de varios segundos se hizo a un lado para permitirle a Maritza la entrada a su casa.

La pelirroja entró lentamente y tomó asiento en el lugar donde anteriormente se encontraba Kala, esperó a que Saúl tomara asiento pero este solo se quedó de pie tratando de buscar una solución para Maritza, no quería tener cerca nada que le recordara su pasado, bastante dolor era escuchar la voz de Dean todos los días, pero no podía dejar a Maritza a su merced, su corazón le recordaba que en algún momento fueron muy buenos amigos. Y aunque ella le había dado la espalda y huido a Rusia en la primera oportunidad para alejarse de todo el problema, Saúl no podía darle la espalda.

— ¿Qué clase de ayuda necesitas? ¿Dinero? —preguntó cruzando los brazos sobre su pecho y buscando soluciones. Aunque los Ivanov tenían una buena posición económica no podían permitirse el lujo de andar regalando dinero y era imposible para Saúl pagarle la renta a Maritza cada mes, podía pero no debía y Aleksandra no lo permitiría, mucho menos sabiendo que sería para aquella chica, una persona que fue importante para Saúl y que no estuvo cuando lo necesitaba.

—No, no necesito dinero tengo unos ahorros en mi cuenta bancaria —dijo la pelirroja mordiéndose los labios—. Necesito un lugar para quedarme... por lo menos hasta que consiga un trabajo y pueda no se buscar una estabilidad argumentó —argumentó rascando su nariz con nerviosismo.

Aunque no pueda VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora