Capítulo Veintitrés

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Tres días después Saúl se encontraba frente a la casa de Agnes tocando su puerta, todo su rostro estaba magullado y algunos moretones decoraban su abdomen, el dolor era insoportable y ni hablar de la venda que cubría sus ojos. Luego de que los cristales se clavaron en sus ojos tuvieron que llevarlo de emergencia al hospital para que estos fueran extraídos, fue doloroso y hasta el momento aún tenía fuertes dolores de cabeza, por lo menos le habían dado excelentes noticias y por ello se encontraba allí, quería compartir lo que descubrió con Kala.

Unos segundos después la puerta se abrió y escuchó el grito de sorpresa que soltó Agnes, no la culpaba, debía verse horrible en tal estado, cualquiera pensaría que se arrojó de un apartamento o que un auto le pasó por encima, la verdad es que David lo había machacado y era de esperarse, en su tiempo libre ayudaba a Dean en su constructora, realizaba el "trabajo sucio" y esos músculos no los consiguió leyendo libros. Le brindó una pequeña sonrisa a la tía de Kala e ignoró el dolor que sintió en sus mejillas, aún se sentían entumecidas.

—Saúl ¿Qué te trae por aquí? —Agnes estaba confundida, era amiga de los Ivanov desde hacía mucho tiempo y nunca tuvo visitas de los hijos de sus amigos, ahora de la nada se aparecía frente a su puerta y todo golpeados.

—Me gustaría ver a Kala, si no es mucha molestia —pidió educadamente lo cual era extraño puesto que todos sabían que Saúl era prepotente y muy mal hablado, recordó sus conversaciones con Aleksandra donde esta le comentaba que hacía un tiempo para acá Saúl se estaba comportando diferente. Sonrió, le gustaba ver al niño que vio crecer feliz, luego del accidente había cambiado muchísimo y se sumió en la tristeza, ahora las cosas estaban mejorando.

— ¿Kala? —arqueó las cejas, tres días atrás David pidió hablar con su sobrina y también estaba todo golpeado y lleno de sangre—. ¿Puedo saber sobre qué quieres hablar con mi sobrina?

—Espero no le moleste pero es personal —Agnes hizo un mohín con los labios pero asintió, se alejó de la puerta y dejó que Saúl pasara. Le indicó donde se encontraba la habitación de su sobrina y se dirigió a la cocina, cuando vio como Saúl subía las escaleras aprovechó para tomar su teléfono y llamar a Aleksandra, ambas tenían que hablar sobre lo que estaba sucediendo.

Subió las escaleras con lentitud tratando de no chocar con nada, no conocía la casa de Agnes y por ello no podía caminar con confianza, cuando su bastón chocó supuso que había llegado a la habitación de Kala, tocó y sonrió cuando escuchó como gritaba sorprendida.

— ¿Saúl? ¿Qué te ha pasado? —preguntó tomando su muñeca y entrándolo a la habitación, escuchó cuando Kala cerró la puerta y luego sintió sus suaves dedos acariciar su rostro, debía verse horrible.

—Tuve una pelea —Fue sincero, se prometió no mentirle a Kala. La morena lo guio hasta hacer que tomara asiento en la cama y no le sorprendió cuando Kala se sentó a horcajadas sobre sus piernas, ya estaba acostumbrado.

— ¿Con quién? —La pregunta fue bastante absurda puesto que Kala conocía la respuesta.

—David...

—Demonios, te ves horrible —Kala delineó el vendaje de sus ojos con suavidad para no lastimarlo.

— ¿David pasó por aquí? Luego de la pelea no ha vuelto a casa —Y Aleksandra estaba que se mordía las uñas de los nervios, David nunca desapareció por tanto tiempo.

—Sí, vino molesto —susurró ocultando su rostro en el cuello de Saúl y aspirando su aroma.

—Demonios no tenía idea de que... no sabía que las cosas serían de este modo —admitió acariciando la espalda de Kala.

Aunque no pueda VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora