▹ 𝒌𝒊𝒏𝒅𝒆𝒓𝒈𝒂𝒓𝒕𝒆𝒏

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» Situación: recuerdos del jardín de niños.

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Aquellas paredes repletas de dibujos -o rayones, mejor dicho- y esos rincones llenos de juguetes un tanto maltratados. Un hermoso lugar colorido y acogedor.

Sí, se trata de tu aula del jardín de niños.

Cada mañana, ibas gustosa a aquel lugar, usando tu pequeña mochila morada, tus zapatos bien lustrados y tu impecable uniforme.

Corrías hacia tu salón para dejar tus cosas en tu lugar y darle los buenos días a tu amable maestra. Te sentabas y sólo pensabas en ser buena niña para ganarte una linda estrella en tu frente.

Algunas veces, tu felicidad era opacada por los comentarios de tus compañeritos, ya que, aunque no lo hacen con intención de ofender -o al menos eso te dicen tus padres- muchas veces te ponen triste.

Sí, eres diferente. No tienes los ojos rasgados como los demás niños, ni una piel tan blanca, tampoco hablas el idioma muy fluido, pero te esfuerzas y eso es lo que cuenta, pero tus 'amiguitos' no lo comprenden.

Aunque... siempre hay excepciones.

El niño con el que te juntas en el recreo es muy amable y divertido.

Nunca entendiste muy bien por qué siempre estaba solo y nadie quería jugar con él. Tal vez era porque al principio él parecía ser un poco grosero y gruñón.

Ese chico casi nunca lleva almuerzo para la hora del recreo, parece ser que sus padres no tienen mucho dinero, pero desde que lo conociste, le has regalado tu juguito de frutas y dado la mitad de tu sándwich. Cuando tu madre supo lo que hacías, comenzó a ponerte una ración doble.

Trabajar con él era muy divertido, pues era muy creativo e inteligente.
Disfrutaban pasar todo el rato haciendo garabatos con los crayones o montados en los columpios mientras hablaban de sus caricaturas favoritas.

Gracias a él, aprendiste que habría quienes te aceptaran aunque fueses diferente.

Gracias a ti, el aprendió que no todo el mundo lo rechazaría, sino que también podía ser querido.

Aquel día, el de la foto escolar, ambos estaban un poco nerviosos y tímidos, pero salieron con una sonrisa mientras sus manos se rozaban.

[...]

Una pequeña carcajada sonó en el departamento acompañada de una sonrisa gomosa

No puedo creer que tu cabello estuviera tan corto, y además lo adornabas con muchos broches.

—Deja mi corte de niño, ya te dije que mi padre tenía una especia de obsesión... O tal vez era porque quería que yo naciera siendo chico.

Por suerte no naciste siendo niño, serías feo—Comento él—Aunque ahora...

Le diste un pequeño golpe en su hombro y él volvió a reír.

—Ya sé que no soy muy bonita pero ni que tú fueras tan guapo.

—Yo soy muy atractivo y nunca dije que no fueses bonita. No me dejas terminar—Replicó él. Tú reíste.

¿Entonces estás diciendo que soy bonita?

Sin esa cabeza llena de broches brillosos, sí, eres muy bonita—Respondió—Pero de todas formas tu novio sigue siendo más guapo.

Ambos rieron y tú diste varios golpes en su pecho

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Ambos rieron y tú diste varios golpes en su pecho.

Qué podías esperar. Tan pronto como fueron creciendo, sus sentimienros también fueron aumentando, haciendo que terminaran así, como dos idiotas enamorados.

𝐑𝐄𝐀𝐂𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 ▹ Min Yoon Gi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora