Capítulo 9

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Me levanté de la cama con mucho cuidado y lentitud, no quería despertar a mi pequeña, Hwasa, que aún se encontraba profundamente dormida, me daba demasiada triste ver aquellos rastros de lágrimas que pasaban por sus mejillas.

Cuando por fin estuve fuera de la cama, tome algunas cobijas y la arrope para que no pasará frío en lo que quedaba de su sueño, acomode mejor la litera ya que estaba algo torcida y después puse más almohadas alrededor de esta, sólo para que estuviera más cómoda, me acerqué a ella y con una sonrisa dolida le deje un suave beso en su frente, le di una última caricia tratando de evitar que volviera a llorar, me levanté y camine con dirección a la salida de la celda.

No había notado que este "caso" había abarcado toda la noche, el bullicio de las prisioneras y los oficiales se había calmado y ahora sólo se encontraban algunos de estos patrullando, ya no se escuchaban las sirenas de las ambulancias o las patrullas y también... Se podía ver la lavandería acorralada con una cinta policíaca en la entrada. Estaba comenzando a amanecer y recordé que era mi cumpleaños.

–Feliz Cumpleaños pequeña Moon... –22 de Diciembre del 2008

Me dije a mi misma junto con una sonrisa sin ánimos, seguido de un bufido sarcástico, comencé a caminar con dirección a mi destino original, no sin antes encargarme de cerrar la celda con seguro para que nadie interrumpa a Hwasa o intente algo con ella, cave recalcar que lo decía por los estúpidos policías, mientras caminaba algunas de las reas se encontraban aún despiertas mientras que otras yacían dormidas en sus camas, muchas se acercaron con cautela a su reja en el corto lapso de tiempo que yo pase enfrente de ellas, veía de reojo sus miradas y sólo encontraba temor, preocupación y lástima. Siempre odié la lástima.

Metí mis manos a mis bolsillos y los hice puños dentro de estos, está situación me comenzaba a cansar y a enfurecer un poco.

– ¡Moonbyul! –me gritaron

No me había dado cuenta que estaba a punto de pasarme de mi destino por venir perdida en mis pensamientos, aquella persona que me había gritado se encontraba pegada a su reja con una mirada de desesperación y preocupación, no había lástima, lo cual lo agradezco ya que me conoce tan bien, sus ojos estaban acuosos y rojos, y entre ellos se podían ver unas ojeras que recién comenzaban, algo raro de Sunmi ya que a pesar de todo, siempre cuidaba su imagen.

–Te ves terrible... –dije con la voz ronca y sin una pizca de humor, con la mirada algo pérdida y mis manos, que ya no eran puños, salieron de mis bolsillos para restregar un poco mi cara y alejarme del desosiego

–Byul... –su compañera de celda hizo acto de presencia, se aferró muy rápido a su reja lo cual hizo que se "estrellara" débilmente y provocará un leve estruendo– ¡Byul, ven! –Se escuchaba desesperada, algo poco común viniendo de ChaeRin

– ¿Saben que día es hoy? –Dije en un tono perdido, ellas pareciera que entendieron algo y se miraron con preocupación y asombró– Hoy es un día después de que me quitarán dos de las cosas que más amaba en la vida... Y así se quedará esta fecha...

Mi cumpleaños ahora de eso se trataría.

–Byul... –Esta vez habló Sunmi, quien ya tenía algunas lágrimas amenazando por salir

Suspiré y me acerque a paso lento hasta la entrada de su celda, estas por ahora tenía el seguro condicional puesto así que sólo se abrían por afuera y ya no por dentro, pasaba en todas menos en la mía. Abrí su celda provocando que ellas retrocedieran y se alejaran de la entrada, con una mano aún en mi bolsillo, la mirada baja y con la otra mano en la reja, entré a su celda y me quede parada en medio de esta, las mujeres en esta habitación sólo me veían expectantes, ninguna se movió y el silencio se estaba volviendo sepulcral, en sus rostros se veía la incredulidad de mis palabras.

– ¿Y ahora qué? –Dije con la voz más quebrada, algo que se me volvió inevitable pues el nudo de mi garganta sólo crecía a cada segundo– ¿Qué haré a-ahora? –Finalice

–Pequeña Moon...

ChaeRin dejó su estado de shock y se acercó corriendo a mí para estrecharme en sus brazos, no correspondía porque no quisiera si ni porque simplemente no me sentía con fuerzas para nada, ni si quiera de levantar mis brazos, por eso mi cabeza quedó recostado en el hombro de la mujer que se encontraba consolándome, levanté mi vista hacía la mujer más alta de la celda, está se encontraba llorando a mares, una mano cubría su boca pero al hacerlo lágrimas escurrían por esta.

–T-Todo estará b-bien pequeña M-Moon... –dijo acariciándome la cabeza con su mano temblorosa

–N-No... No lo estará –con la rabia y desesperación que me invadía, alce mis brazos y me aferré a la espalda de ella con brusquedad–

Sunmi seguía llorando en silencio, metió su puño en su boca mordiéndolo para evitar que salieran sus quejidos de dolor, cerró sus ojos fuertemente mientras caía sentada a su cama.

ChaeRin y yo seguíamos abrazadas pero comenzaba a necesitar también a mi otra amiga, me separé un poco de aquella mujer y le extendí mi mano a Sunmi, ella temblorosamente la aceptó aun con su mandíbula apretaba reprimiendo cualquier sonido pero una vez que la envolvieron mis brazos y los de ChaeRin todo su dolor se soltó, dejo escapar aquellos lamentos que, de seguro, le estaban rasgando la garganta.

Sunmi había estado desde antes de que mi mamá o la mamá de Hwasa entrarán al penal, tiene una condena por asesinato con arma de fuego desde hace mucho tiempo, su vida se había remontado a estas cuatro paredes grises.

Eso fue hasta que llegaron nuestras madres con nosotras.

En aquel entonces la última embarazada que había tenido el penal había sido puesta en libertad condicional hace ya décadas, todo el mundo lo sabía y las posibilidades de que hubiera otra madre ahí eran muy escasas, todas son mujeres aquí dentro, por ende el área de maternidad estaba más qué abandonada.

Fue muy obvio que cuando llegará mi madre a esa área sería tratada con muchos cuidados. No fue muy sorprendente cuando la primera voluntaria, en hacer su servicio obligatorio en el área de maternidad, fue Lee Sunmi, una mujer estéril.

Sunmi daba sus cuidados tan eficientes y dedicados que se creía que ella iba a ser la madre de esa criatura y no aquella señora, estuvo presente en mi parto y fue asistente-enfermera, así que literalmente, me vio nacer.

Sucedió lo mismo con la madre de Hwasa tres años después sólo que está vez los cuidados crecieron, le había gustado tanto aquella experiencia a Sunmi que decidió hacerlo mejor durante el nacimiento de la pequeña HyeJin.

Esta mujer que ahora lloraba sus lágrimas ácidas estaba sintiendo en carne propia el dolor de perder a dos madres, ella había sido testigo de todo lo que habían pasado y soportado aquellas mujeres y está más que claro que ella me comprendía en muchos aspectos.

–L-lo... S-sien-Siento... –Por fin logró articular unas palabras desde su quebrada voz– B-Byul... H-Hwa-Hwasa... –se aferraba más al abrazo de las tres– M-Mis Niñas...

–S-Sunmi... –mi vista estaba fija en algún punto de aquel abrazo– N-Necesito... Necesito tu ayuda.

M O K I T A [MoonSun]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon