The Fucking King #TFQ2

Conflictos

(Maratón 4/5)

Joder. Joder. Joder. Joder.
Esta es una mala jugada, Andrea. Puedo imaginarla con unos cuernos riendo de forma malévola.

June me va a matar. Estoy seguro de que bajo la hermosa sonrisa con la que lleva las bebidas, está planeando la forma más dolorosa de hacerme pagar.

¡Pero mierda que se ve bien!

—Excelente —Moñitos me saca de la ensoñación. —. Ya haces los tragos mejor que yo.

Me encojo de hombros. Ciertamente, ya agarré el truco a esto de servir bebidas.

—Tuve buen maestro. —Le alago.

—Si, claro —Se burla mientras limpia una copa con un trapo. —. Tal vez, deberías decirle eso a Tinta.

—Seguro. Aunque parece odiarme.

—No te odia, ella es así es con todos. No le quita lo hermosa.

—Como tú digas, amigo. —Levanto las manos en señal de rendición y el solo me da un codazo.

—Dos cervezas. Ya. —June llega azotando el puño para llamar la atención entre tanto escandalo.

Sin decir nada le ofrezco las dos botellas pero ella las arrebata y se aleja sin verme. Maldición.

Puedo verla llegar a la segunda planta con las cervezas y tenderselas a un par de chicos que no dejan de comerla con la mirada. Simplemente asqueroso. Tal parece esos bastardos están en la sona VIP y solo las chicas van ahí en horario de trabajo.

Un chico de piel bronceada se acerca a la barra, vestido igual que nosotros. Pantalones negros y camisa blanca. A diferencia de su cabello, atado en una coleta alta que le llega a los hombros.

—Ya puedes irte, Moñito. —Dice entrando por la trampilla del costado.

—Gracias. —Se apresura. —Oh, cierto. Parker, él es Choco. Mi reemplazo. —Dicho eso, sale huyendo.

—Hola, Nuevo. —Me tiende la mano. Parece agradable.

—¿Qué hay?

—¿Ya tienes apodo? —Me pregunta sin quitar la mirada de unas chicas que le pidieron bebidas.

—Aún no ¿Tienes alguno para mi?

—Mmmmm no. —Pone una mano en mi hombro. —Los apodos no se apresuran, saldrá con el tiempo. Reza porque no sea uno como Choco. —Suelta una risa grave.

—No me parece tan malo. —Me encojo de hombros. Joder ¿Porqué la gente toma mucha cerveza?

—Gracias, amigo. —Deja escapar un suspiro pesado —Demonios, tengo demasiada flojera. Pero que eso no lo escuche el Jefe ¿Si? —Me da un raro guiño y solo puedo resoplar.

Al final de la noche estoy molido. Terminé el turno a la par que Choco y salimos del lugar pasadas las dos de la mañana. Aún está algo oscuro.

No he sabido de June desde hace tiempo, supongo que ya se fue a casa.

—¿Vives lejos? —Me pregunta agitando sus llaves en el aire.

—Nah. Aún si fuera así, llegué en motocicleta, no te preocupes. Gracias.

—Como tu digas, hermano ¿Ya te vas a tu casa?

—Si, es bastante tarde.

—¿Qué dices? Aún podemos llegar a las carreras de por aquí. Son muy buenas, casi cualquiera puede competir y siempre hay buenos espectáculos.

—No lo creo, amigo. No vivo solo.

—Anda. Tranquilo, no somos unos críos de quince.

—¿Qué tan lejos es?

—No mucho.

—Bien. —Me rindo. No nos caerá mal algo de entretenimiento.

—¡Así se habla! —Levanta el puño al aire.

Ambos tenemos motocicletas, aunque la suya es de un verde llamativo con llamas negras. El me guía a través de las calles y le sigo lo más cerca que puedo.

Un par de calles después, tal y como dijo, llegamos a una multitud animada, casi fuera de la pequeña ciudad. Un hombre rechonchete se acerca a nosotros.

—Hey, Mickey, tiempo sin verte. —Le saluda a Choco. Por alguna razón me da asco verle. — ¿Vienes a competir o como espectador?

—Vamos a competir los dos, señor. —Responde mientras baja de su moto y me hace señas para que lo siga entre el gentío.

—¿Quién es este? —Pregunta con curiosidad dando vueltas al rededor de mi, como si inspeccionara nueva mercancía.

—Se llama Parker. Es muy bueno, —Ahora veo la "pista" donde se coloca de último lugar. — lo estuve probando de camino.

—Mas vale que así sea, chico. Hoy hay gente importante. —Dicho eso se aleja a toda prisa.

Decir que es una pista es un halago, más bien, es un terreno sin margen ni sentido.

Las luces de colores están enfocadas a donde estános estacionados. La gente se agoloa dejando espacio para la "pista". El aire está cargado de cigarro y alcohol. Estoy empezando a pensar que tal vez no fue la mejor idea venir aquí.

—Hombre, no voy a competir. —Hago el amago de irme pero me detiene en seguida.

—No puedes irte, ya le dije al encargado que participarás. —Me sonríe incrédulo.

—Pues no voy a hacerlo.

—No es peligroso, hermano. De verdad. He competido desde hace años, no pasa nada malo. Si no quieres hacerlo, solo quédate atrás, la competencia es al frente. No seas gallina. —Sus palabras hacen que levante una ceja.

Suspiro asintiendo. Esta noche ha ido de mal en peor. Mejor no hablo aún, todavía queda tiempo.

No pasan cinco minutos antes de que se de la orden a los corredores de ingresar a la pista. Chicos de todos los tipos salen de la muchedumbre a colocarse junto a sus motocicletas.

—Parece que hoy trajiste un juguete nuevo. —Oigo a alguien decir a mi lado.

Un chico de cabello rojo nos sonríe burlón, apoyándose en una chica delgada. Tiene un tatuaje en la mejilla pero se me hace imposible adivinar lo que es.

—Se va a quedar atrás, T.

—Ya veo, demasiado para el muchacho, claro. — un momento, ¿Tiene delineados los ojos? —Entonces no eres de mi interés, chiquillo. Que tonto de mi parte. Te veo en la meta, Mickey.

¿Choco se llama Mickey y un tipo imbécil con delineador me dice chiquillo? Algo aquí está mal.

—No te preocupes por él, si te quedas atrás no será una amenaza.

—La amenaza sería yo. —Respondo entre dientes.

Me monto con una decisión tomada. No voy a dejar que ese idiota se burle de mi. Voy a estar al frente y voy a ganar.

—Para los nuevos ingresados, —Un parlante se hace sonar. —La pista es todo el contorno de la ciudad. La meta es la linea de salida. Todo es válido, menos las armas de fuego. —La misma chica de hace rato se enfila con un trapo rojo levantado. — ¡En sus marcas! —Enciendo el motor. —¡Listos! —Mi corazón parece a punto de explotar. Se hace un silencio sepulcral.

Trato de controlar mi respiración. Echo un vistazo a Choco, parece tranquilo y confiado. Una mirada a T me dice que ya siente la victoria aún sin haber empezado.

—ARRANQUEN