Desapariciones

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Por alguna razón, quiero ver a June.
Pero Andrea se interpone en mis planes, parece que limpiar el desastre de la cocina es más importante que buscar al amor de mi vida...

Sin otra opción, me dirijo a la cocina mientras que Andrea alimenta al que babea. (No pienso dejar pasar la oportunidad de burlarme de sus babas de ahora en adelante)

Unos minutos mas tarde, con la cocina limpia y la jefa dirigiéndose a su trabajo, al fin puedo ir a buscar a June que, extrañamente, no ha regresado.

—Tranquilo, ya debería estar cerca. —Se despide Andrea. Aunque puedo identificar algo de nervios en su voz. —Pero... Si no llega en diez minutos, llámenme.

—Bien.

—¿Bien? —Repito incrédulo. —¿Quién te incluyó a ti, bola de baba?

—Parker, no seas tan inmaduro, ahora mismo no se trata de ti. — Y me cerró la boca. Aunque me moleste, tiene toda la razón. — Lo mejor es esperar aquí y no salir.

—Entonces, ¿esperamos diez minutos sin hacer nada? Qué estupidez.

—¿Tienes una idea mejor? Algo útil.

—Claro, salir a buscarla. Simple. —Me encojo de hombros haciendo obvio mi plan.

—Dios mio, ¿Has sido así toda tu vida? No puedo imaginar qué es lo que pudo atraer a June de ti.

—¿Hace falta decir algo? Ella y yo tenemos que estar juntos, no importa qué. —No sé si son los nervios, la desesperación, o el idiota de la baba enfrente, pero quiero romperle la boca justo ahora. —Ella es mía y yo soy suyo, es muy simple.

—¿Crees que es tan simple como eso? June es mucho más compleja de lo que crees. —Se acerca a mi hasta quedar frente a frente. Su respiración esta igual de agitada que la mía y estoy seguro que le pasan los mismos pensamientos por la cabeza. — No puedes solo venir y decir que por arte de magia ustedes estan atados y son inseparables. Nada ni nadie lo es. Las personas siempre vienen y se van para que nuevas lleguen. No existen los malditos cuentos de amor eterno. Tal vez, tu tiempo ya fue y ahora es mi turno de cuidarla.

Maldición. Tengo frío, siento que millones de hielos han caído sobre mi. Quiero golpearlo pero no puedo, sé que he hecho cosas malas en June, tal vez yo no soy quien deba cuidarla. Pero...

—No. —Agacho la cabeza. No quiero llorar. — No dejaré que nadie más la cuide en mi lugar; tal vez ella no me necesite pero yo sí, aún no he tenido suficiente de ella. Nunca tendré suficiente de ella. Es egoísta porque la he dañado, pero no pienso seguir así, ella es más para mi de lo que puedes imaginar pero ¿sabes algo? Pienso compensar con mi vida todos esos errores y me llevará años, por eso, aún no puedo dejarla.

Con ambas respiraciones agitadas y palabras sin decir en el aire, se crea un pesado ambiente sin un solo sonido. El aire empieza a parecer plomo y la tensión podría ahogarnos.

Hasta que nos damos cuenta que ya pasaron diez minutos. June no ha regresado.

—Adelántate, —Dice Santiago. —yo llamaré a Andy primero.

Salgo de la casa como alma que lleva el viento. A esta hora el sol ya es bastante fuerte como para impedirme ver lo suficiente. Pongo una mano en mi frente para hacer sombra a mis ojos pero todo parace tan brillante que casi no hay diferencia.

El aire esta más caliente de lo que recordaba y quema toda mi garganta. El olor a sal pica en mi nariz.

No hay señales de June. Su recorrido debe ser al rededor de la orilla de la playa pero no parece estar ni cerca. Tengo que ir más lejos.

The Fucking King #TFQ2Where stories live. Discover now