Capítulo 10

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   Hermione suspiró por quinta vez en lo que iba del viaje, mirando por la ventanilla del tren. El año escolar había terminado de manera repentina luego de lo sucedido en el castillo, ordenándose que mandaran a casa a todos los estudiantes luego de haber asistido al funeral. Cerró los ojos, no quería pensar en eso. En realidad, para ser sincera, no quería pensar en nada, pero era inevitable no hacerlo, aun parecía tener las imágenes impresas en su retina de lo que llegó a ser testigo, y se repetían una y otra vez.

   Draco saliendo de la habitación, varita en mano, luego de decir que mataría a alguien; seguirlo por los pasillos unos segundos después cuando pudieron reaccionar… aunque no lograron llegar a tiempo para impedirle cometer la locura que cometió, encontrándolo en el despacho, la mirada enloquecida dirigida al cuerpo tendido en el suelo, como si en ese momento recién hubiera sido consciente de su actuar desenfrenado; Ron siendo el primero en moverse (o sólo lo imaginó, no estaba segura de eso, su mirada tampoco podía alejarse del cuerpo); Harry y Draco desapareciendo entre las llamas verdes de la chimenea; la profesora McGonagall llegando (lo que parecían horas) después; el arribo de los aurores al castillo; el interrogatorio cargado de sospechas, dudas y palabras duras; el murmullo y las miradas de los demás estudiantes al esparcirse la noticia en todo el castillo; el funeral… Todo quedó grabado en su mente como si fueran flashes de  imágenes de una película de terror.

-Ten.

   Levantó la mirada hacia Ron quien le tendía una taza desechable que desprendía un suave vapor con aroma a hierbas.

-Gracias –dijo la chica tomándolo y bebiendo la cálida infusión, no porque le apeteciera realmente, más bien no quería ofender a Ron al tener tal gesto hacia ella – ¿Dónde lo conseguiste?

-Lo pedí en el compartimento de los premios anuales. Ellos tienes de todo allí –contestó –Mamá siempre dice que el té ayuda, así que creí que era algo bueno conseguir un poco –dijo tomando el contenido de su propia taza –Aunque nunca supe en qué ayudaba –admitió encogiéndose de hombros.

   Hermione le dedicó una sonrisa. Ron y sus comentarios eran algo que la mantenía centrada y fuera de sus pensamientos, ya que la seguridad y constancia de los mismos era todo lo que necesitaba en ese momento en el que la inquietud por el futuro de Harry y Draco le preocupaba.

-¿Cómo crees que estén? –Preguntó la chica unos minutos después rompiendo el silencio, no necesitó especificar de quienes hablaba, era más que evidente.

-Estarán bien –contestó el muchacho con una seguridad que, en realidad, no sentía, y una madurez que, inexplicablemente, había adquirido luego de lo ocurrido –Sólo no hay que decir lo que sucedió en el despacho. Nosotros no vimos nada. No sabemos nada.

   Hermione asintió lentamente con la cabeza, eso era algo que tácitamente habían dispuesto cuando la profesora McGonagall llegó al despacho, sólo bastó una mirada entre ellos cuando le preguntaron qué había sucedido para que ambos contestaran sin titubear: “No sabemos nada”.


******

  -Maldición, Potter, ¿no escuchas que está llorando?

   Harry abrió los ojos y dejó de presionar sus oídos (que de todos modos era inútil seguir haciendo), viendo como el hombre se dirigía a la cuna.

-Creí que no estaba. Creí que se había ido –dijo con el alivio pintando levemente sus palabras sin poder evitarlo.

-¿Y por eso ibas a dejarlo ahogarse de tanto llorar? –Gruñó tomando al bebé con una delicadeza difícil de concebir en alguien tan adusto como él, logrando que dejara de llorar ni bien lo tuvo en sus brazos.

FUTURO MANIPULADO Where stories live. Discover now