Capítulo 22

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   ¿Podría haber hecho las cosas diferentes? ¿Tal vez esperar a que sus amigos volvieran de las vacaciones de Navidad para planear detalladamente todo lo que debía hacer, mientras ponía un especial cuidado en beber cualquier cosa que contenga olor a canela e incluso evitar “perder” sangre de alguna manera? ¿O tal vez, al menos, evitar tener testigos cuando lo hacía?

     Claro que podría haberlo hecho, pero entonces no hubiera sido él mismo si lo hacía. Todos sabían que lo que caracterizaba a Harry Potter era actuar sin pensar, sin tomar en cuenta las consecuencias de su actuar apresurado… Como en esta oportunidad, donde su falta de planeación lo llevó a estar caminando por un largo pasillo, aun vistiendo la túnica de Hogwarts, las manos atadas a la espalda por medio de un hechizo, junto a un auror que lo dirigía a su celda, luego de haber soportado un largo y tedioso juicio celebrado inmediatamente que llegó al Ministerio, antes de que la prensa tomara conocimiento de lo sucedido porque creían que no sería bueno para nadie enterarse que “El Elegido” había asesinado a su mentor a sangre fría. Aunque las noticias no tardarían en aparecer de todos modos.

   Pero Harry estaba seguro que si pudiera elegir otra vez, haría todo tal cual lo hizo. No se arrepentía de nada, no cuando había dejado a su hijo atrás siendo plenamente consciente de que no podría volver a recuperarlo, justamente para acabar con todo desde el principio, eliminando el peligro desde la raíz, y no para estar perdiendo el tiempo en idear planes que podrían llegar a salir mal. Realmente no se arrepentía.

   Lo que sí le hubiera gustado evitar fue el interrogatorio que le hicieron en el juicio. O el juicio en sí, más bien. Eso había sido, aparte de largo y duro, humillante para él y desconcertante para aquellos que lo presenciaron.

   Y la verdad no era para menos, estaba seguro que si no lo hubiera vivido él mismo también habría tomado por loco a una persona que aseguraba llegar del futuro, bajo la gracia de la misma Magia, diciendo saber algunos secretos importantes y turbios de Albus Dumbledore.

    Nadie había creído su declaración en un primer momento, pese a que le habían administrado Veritaserum, por lo que luego de algunas deliberaciones entre ellos, y con el aval de un medimago que todo el tiempo estuvo checando sus signos vitales para asegurarse de que estaba bien, aumentaron la dosis del suero a un límite que sería imposible, hasta para el más experto, burlarlo. El interrogatorio se reanudó luego de eso, tornándose mil veces más humillante que la primera vez… y más porque el propio Severus Snape estaba en la sala como testigo del hecho, escuchando todo con el rostro imperturbable mientras él tenía que relatar lo que habían vivido durante esa diferente línea de tiempo, contando secretos que hubiera preferido que siguieran ocultos. Pero, aun así, había algunos que no llegaron a creerle todavía, diciendo que seguramente se encontraba perturbado y por eso podía burlar el Veritaserum, ya que él creía que lo que decía era verdad. Entonces fue que mandaron llamar a unos especialistas mentales de San Mungo para que le hicieran una serie de pruebas antes de dar un veredicto final.

     Para ese momento, Harry ya se encontraba cansado mental y físicamente, deseando poder cerrar los ojos y perderse del mundo para siempre, pero aun así su resolución no había flaqueado, porque sabía que si este era el precio para que todos estuvieran a salvo, él lo soportaría. Hasta el final.

   Diez horas después de la muerte de Albus Dumbledore, con resultados negativos a todas las pruebas mentales y habiendo escuchado a los dos únicos testigos del hecho (Severus Snape y Minerva McGonagall), Harry James Potter era condenado a cadena perpetua en Azkaban, su varita mágica rota en dos pedazos inservibles frente a sus ojos.

     Por eso en ese momento estaba siendo llevado a un ala exclusiva de la prisión, aquella que era reservada para presos políticos, ya que cuando se dictó la sentencia todavía había algunos miembros del Wizengamont a quienes no les quedó del todo claro si la declaración del muchacho había sido verdadera o no, si realmente había llegado del futuro para salvarles de una amenaza mucho más grande que Voldemort. O tal vez, y sin importar los resultados de los estudios que mostraban lo contrario, Harry Potter realmente estaba atravesando por una situación estresante al ser presionado por Albus Dumbledore para enlazarse a Severus Snape, lo que lo llevó a ese estado de trastorno en el que no era plenamente consciente de lo que hizo. O eso fue lo pensaron en su gran mayoría, por lo que le dieron esa “privilegio” de ser recluido a un ala menos tétrica de Azkaban. Eso, y que el muchacho aun era menor de edad.

FUTURO MANIPULADO Where stories live. Discover now